Redacción-

El 9 de noviembre se hacía pública la primera guía práctica para incorporar la perspectiva de género en la prevención y el abordaje en adicciones de la diputación de Barcelona. Un paso más en la tarea de conseguir programas, que en definitiva, respondan de una forma más ajustada a la realidad. Un documento especialmente centrado en las personas jóvenes y adolescentes, en el que han participado profesionales que trabajan directamente en el ámbito de las drogas de toda la provincia de Barcelona.

Como introducen en el documento, esta guía es necesaria porque el fenómeno de las adicciones tiene claras desigualdades entre hombres, mujeres y otras identidades, y es necesario un análisis con perspectiva de género para saber de donde vienen estas desigualdades y que efectos tienen. Como históricamente la investigación ha sido muy androcéntrica, y vivimos en una sociedad patriarcal, en general se ha cogido el hombre consumidor de drogas como modelo para elaborar desde investigaciones científicas a programas de prevención o reducción de daños, pasando por las políticas de drogas, provocando así un agravio sobre las mujeres que usan drogas.

La guía pretende ser un recurso práctico de apoyo a los profesionales para facilitar la incorporación de la perspectiva de género de manera transversal y sistemática, en el diseño, la planificación, la ejecución y la evaluación de las actuaciones. También añaden, que para aplicar una mejor mirada de género es necesario que las profesionales hagan el ejercicio individual de identificar cuáles son sus propias dificultades y obstáculos.

Gemma Altell y Mercè Martí Baliarda son las autoras del documento y compañeras en el proyecto G360 Cartografies Humanes i Socials, una Consultoría Social y de Género y una poco más. Un proyecto codirigido por las dos, con una trayectoria personal de más de 20 años de experiencia en el sector social, educativo y de salud, desde una mirada de género. Ambas también con experiencia de la realidad de la gestión de servicios, equipamientos y situaciones. Gemma Altell, además, con un amplio conocimiento y experiencia en el ámbito de las drogas.

En la guía encontraremos un análisis identificando las desigualdades entre los consumos de mujeres y hombres fruto de la sociabilización de género diferenciada y las consecuencias que se derivan, para obtener una explicación desde una perspectiva psicosocial feminista. Por una cuestión de derechos, asegurando que se contemplen las necesidades del colectivo específico y para que la intervención esté orientada a revertir estas desigualdades de género, en vez de perpetuarlas. En definitiva, para incrementar la efectividad de los programas.

El documento encontraremos un glosario con conceptos clave de género para dejar claro de que se está hablando cuando se utilizan términos como, sexo, género, interseccionalidad o violencias machistas, que es de gran ayuda para comprender mejor el marco en el que se mueve la guía.

Es una guía con dos grandes partes, una más teórica, reflexiva, y de análisis, donde habla sobre la relación del género con las drogas, por ejemplo como los mandatos de género existentes en hombres y mujeres, y como estas influyen en las pautas de consumo. En esta misma parte, también encontramos datos sobre cuáles son las pautas de consumo desiguales, y a que pueden responder esas diferencias, con un apartado donde analiza concretamente el uso desigual del alcohol, el tabaco, los hipnosedantes, el cannabis, las bebidas estimulantes y el uso y abuso de las pantallas. En definitiva, un documento muy completo para entender mejor, la heterogeneidad de relación con las adicciones. Que incluso, como comenta el documento, aunque haya conductas de consumo parecidas en algunas sustancias también puede venir dada por mandatos de género muy dispares que hemos de conocer para tener una mejor respuesta.

Una de las conclusiones que podemos extraer de toda esta parte, es como la masculinidad más hegemónica, es uno de los principales obstáculos para fomentar ideas de prevención o de cuidado en los hombres frente las drogas. Y remarca la necesidad de trabajar en la construcción y visibilización de otras masculinidades. Además, se interpreta la igualdad como la incorporación masiva a la masculinidad tradicional, con los riesgos en el consumo que esto conlleva.

La otra parte del documento sería la más práctica o situada, donde podríamos incluir el glosario. Pero la guía también incluye un decálogo de pasoso para aplicar la perspectiva de género, herramientas para la evaluación de los proyectos, una recogida de recursos y buenas prácticas en el ámbito y un apartado de preguntas frecuentes, con preguntas muy bien seleccionadas como “¿si hacemos talleres no mixtos estamos incorporando la perspectiva de género?” o “sobre las familias, ¿qué podemos hacer para no sobreresponsabilizar a las madres e implicar a los padres?”.

Una guía con herramientas muy útiles para mejorar la intervención y evaluar los resultados.

 

Podéis acceder al documento a través de la página de la Diputación de Barcelona