Octogenarios y nonagenarios suelen quedar inexplicablemente excluidos de las investigaciones sobre alcoholismo en adultos, cuando la realidad señala que es un problema que afecta ampliamente a las personas de estas edades. Los médicos internistas han hecho un estudio cuyos resultados preliminares indican que uno de cada cinco pacientes hospitalizados mayores de 80 años (el 22%) presenta un consumo activo de alcohol y el 12%, un consumo problemático. Y ya se sabe que beber puede provocar demencia, daño en el hígado, en el páncreas, arritmias cardíacas o riesgo de cáncer.

Pero los galenos de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), han dado un paso más y, en un ejercicio de cierta valentía profesional, han preguntado a más de mil colegas sobre su consumo de alcohol, tabaco y otras sustancias durante la pandemia con resultados sinceramente llamativos: casi el 10% admite fumar y de ellos, y casi el 60% de los internistas encuestados reconoció consumir alcohol, lo que trae a colación ese célebre dicho de ‘consejos vendo que para mí no tengo’.

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