"Con la etiqueta vendes el vino pero también una imagen"

I.M.L.
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Los oficios del vino (II) | Etiquetas hay tantas como vinos y en un diseño acertado está parte del éxito que coseche entre los consumidores. Bien lo sabe la ilustradora arandina Cristi Rojo

Cristi Rojo viste botellas desde su estudio en 3spacio Colaborativo en Aranda. - Foto: I.M.L.

En una era en la que la imagen es un imprescindible en cualquier mercado, el mundo del vino tiene una principal tarjeta de presentación: la etiqueta de las botellas, que son una declaración de intenciones del néctar báquico que atesora el vidrio. Etiquetas hay tantas como vinos y en un diseño acertado está parte del éxito que coseche entre los consumidores.

De esto sabe mucho Cristi Rojo, una ilustradora arandina que ha hecho del diseño en el sector vitivinícola su ámbito de actuación desde hace 16 años, aunque solo lleva dos años y medio creando diseños desde su propio estudio.

"Hago todo tipo de diseño gráfico, todo digital, pero si tengo que ilustrar algo, lo ilustro", explica Cristo Rojo, que reivindica que en la propia DO Ribera del Duero no solo hay buenas bodegas. "Estamos en la cuna de la DO y tenemos calidad de diseñadores; ahora estoy en 3spacio Colaborativo, donde hay en un solo paso vídeo, comunicación, marketing, diseño y podemos funcionar como las empresas de publicidad en Madrid, que vas a un sitio y te lo hacen todo", apunta a modo de recomendación para el sector de las bodegas porque "siempre parece que las grandes se llevan los servicios de diseño, publicidad, marketing fuera de la Ribera, habiendo un alto nivel en la comarca".

Si hablamos de diseño, es un gran cajón de sastre en el que se puede dar forma, color y estilo a todo lo que rodea a un vino. "Desde la elección de la botella, las cápsulas, el tipo de tapón, el acabado,... sin olvidar la página web, las fichas de cata, los catálogos, las tarjetas de la bodega, la cartelería,... hay un amplio abanico de posibilidades porque vendes vino pero también vendes marca", enumera Cristi Rojo.

Pero lo fundamental, lo que más se ve, lo que hace que un vino entre por la vista es la etiqueta. "Es como una pequeña obra de arte, tienes que reflejar en un espacio muy reducido todo lo que se lleva trabajando para dar forma al vino que hay dentro de la botella. Todo gira en torno a la imagen de la etiqueta", reconoce, con toda la carga de responsabilidad que pesa sobre sus trabajos.

Y es que la etiqueta es la cara del vino, una especie de huella dactilar que lo identifica ante los consumidores. "El vino cambia con cada añada pero muchas veces se busca la imagen, se compra por la etiqueta y, aunque lo importante es lo que hay dentro de la botella, el diseño suma, y suma bastante", especifica esta artista de las etiquetas, consciente de que la marca que soporta ese diseño debe saber cuál es su función. "Es dar una marca a conocer en un mercado que es muy amplio, hay un grupo de gente joven que compra por imagen y ese grupo de gente cada vez tiene más peso en el mercado, que pueden tener menos conocimientos de vino y compra por imagen", recalca para dar la medida de la importancia del diseño de la etiqueta en el mercado actual.

Como en todo sector en el que la imagen tiene un papel principal, en el mundo del vino también hay tendencias que van y vienen con el paso de los años. "Hubo un boom de diseño e ilustración pero se está volviendo otra vez a la etiqueta sencilla, a la de toda la vida, aunque todas las bodegas tienen un vino que despunta porque es diferente, con una ilustración o algo diferente", especifica Cristi Rojo, que apunta que esa línea también tiene su reflejo en la DO. "En Ribera del Duero la tendencia está girando a no salirse de la clásica, porque una etiqueta sencilla nunca pasa de moda, mientras que las que sorprenden terminan cansando y no cuajan en el mercado", explica desde su experiencia, que se puede testar en su página web cristirojo.com.

Para vestir una botella, el primer paso es conocer el producto con el que se está trabajando. "Hay que analizar qué tipo de vino es y en qué mercado va a funcionar, no es lo mismo trabajar en el mercado chino, que en el ruso o en el americano. Tampoco es lo mismo hacer una etiqueta para un vino blanco, un joven o un crianza", comienza a explicar su proceso creativo, que continúa con un análisis "del estilo que le gusta al cliente, clásico, ilustración, fotografía, con collage,... y se intenta llegar a un equilibrio entre lo que quiere él y lo que quieres tu, aunque hay clientes que no quieren arriesgar, que quiere una etiqueta correcta". Porque la etiqueta es la tarjeta de presentación de un vino y debe reflejar su personalidad.