Uno de los mayores pesares de los familiares de los fallecidos por coronavirus ha sido no poder despedirse de sus seres queridos. El obligado aislamiento al que tenían que estar cometidos para evitar los contagios no permitía que tuvieran ningún contacto en un momento tan duro. La Comunidad Valenciana, cuyas Cortes fueron las primeras en regular por ley el derecho a una muerte digna, ya ha puesto en marcha el protocolo para que los familiares puedan despedirse físicamente y con todas las garantías de seguridad frente al contagio.
Vital para conseguirlo han sido la compra de material que ha hecho la Sanidad valenciana a proveedores chinos y que, en cinco remesas, ha traído 6,5 millones de mascarillas, 5,4 millones de guantes, 325.000 monos y casi 100.000 gafas de protección ocular. "Sin ese material de protección era imposible aprobar este protocolo", ha dicho la consellera de Sanidad, Ana Barceló.
Este protocolo, que llegará hoy mismo a los hospitales, permitirá que un familiar de un paciente terminal con Covid sea autorizado para despedirse en la intimidad. Lo hará ataviado con EPIS y en el momento en que se lo indicen que los profesionales sanitarios que atienden a su familiar. De esta forma, cada familia tendrá que designar un representante para el caso en que sea requerido, si es que el enfermo no tiene capacidad de decisión.
Sanidad dibuja dos escenarios: el primero, que la persona ingresada se encuentra en estado terminal pero en los días previos a la situación de agonía y muerte, y el segundo, que la persona ingresada se encuentra cerca de las últimas horas. Será el portavoz familiar quien deberá elegir, de acuerdo con la voluntad del paciente, en qué escenario se debe realizar el protocolo de acompañamiento.
Cuando el enfermo este próximo al escenario, se le llevará a una "habitación individual, silenciosa y lo más distanciada posible de las otras habitaciones" y se avisará a portavoz para que permanezca junto a su familiar hasta un máximo de 16 horas, que se reduce a cuatro en el caso más grave de Covid. En casos excepcionales se valorará permitir que entre más de una persona en la habitación, con la debida protección, y deberá "obligatoriamente confinarse", sin abandonarla durante toda la visita.
El personal sanitario "fomentará la relación de ayuda y escucha activa con la persona visitante y dedicarán un tiempo a explicarle la situación en que pueden encontrar a su familiar para reducir el posible impacto emocional (conectado a dispositivos, bombas de infusión de medicación, intubación, ...)". Además, se les facilitará un dispositivo Smart (Tablet preferentemente) para que la persona acompañante, si lo considera oportuno, pueda poner en contacto al resto de la familia con la persona ingresada. Es más, se le proporcionará alimentación y bebida a la persona acompañante, y se podrá solicitar apoyo psicológico.
Realizada esta visita, no será posible hacer más visitas y, en el caso de que la muerte no se haya producido.
Antes de entrar, los familiares pasarán por un cribado para descartar que sean positivos. En el caso de que tenga el virus o síntomas compatibles se podrá elegir a otra persona. Además, recibirá material de protección: guantes y mascarillas quirúrgica en el caso de pacientes sin coronavirus y EPI para en el caso de covid.
Se trata de un paso más en la humanización de las despedidas. El primero lo dio el Consell poniendo a disposición de los centros 400 tablets y 300 móviles para facilitar el contacto de los enfermos con sus seres queridos a través de los profesionales que velan por su salud.
Las parejas en los partos
La disponibilidad de material de protección que ha ido llegando a la Comunidad también ha permitido que esta misma semana se cambiara la instrucción de que prohibía a las mujeres estar acompañadas durante el parto y en la sala de dilatación.
Tras las quejas de varios colectivos, entre ellos las matronas, Sanidad rectificó y permite a un familiar asistir al parto, protegido con EPI y a una distancia de un metro y medio de los profesionales que asisten a la mujer. Además, deberá permanecer en la misma habitación que la mujer y el recién nacido, con mascarilla y sin posibilidad de salir, durante todo el periodo de ingreso.
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