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¡No puedo con tanto estrés!

Vivimos rodeados e inmersos en situaciones de estrés. Además de unas grandes dosis de incertidumbre y volatilidad, recordemos el concepto de la modernidad líquida de Zygmunt Bauman, nuestro tiempo y nuestras vidas están marcados por una situación tan moderna y tan actual como el estrés.
Según el diccionario de la R.A.E., el estrés se define como la «tensión provocada por situaciones agobiantes que originan reacciones psicosomáticas o trastornos psicológicos a veces graves».
Así, el estrés surge como un estado de tensión, tanto física como emocional, originado como una reacción a una presión exterior que puede ser negativa o positiva, y que, en su esencia, constituye un estado de defensa que, en las dosis adecuadas, ayuda a nuestro organismo a reaccionar y adaptarse a las situaciones que lo provocan.

Suprimir el estrés de la vida implica deshacerse de un mecanismo de supervivencia. En ese sentido, la clave no es eliminar el estrés, sino aprender a gestionarlo.
Mario Alonso Puig

Con esta idea, tener un nivel de estrés adecuado contribuye a ayudarnos a actuar ante las situaciones, retos y estímulos que la vida diaria nos ofrece, mientras que si este estrés no se puede controlar por ser excesivo puede generar problemas como desgaste mental, irritabilidad, ansiedad o trastornos de tipo psicosomático.
Nuestra forma de vida contribuye a que vivamos encadenados al estrés con los plazos y exigencias que tenemos para realizar nuestros trabajos, la burocratización de muchas tareas, los ciclos y ritmos semanales, los descansos que vuelven a embarcarnos en nuevos y demoledores comienzos de semana cada lunes o sea el día que sea en cada uno de los horarios con los que nos enfrentamos. 
Estas situaciones de estrés forman parte de la forma de vida de nuestro tiempo, pero, ¿no ocurría en épocas anteriores a nosotros? ¿Somos los únicos que los hemos padecido? ¿Se enfrentaron nuestros antepasados al problema del estrés? 
Te propongo conocer a distintos creadores que se enfrentaron a situaciones de estrés en sus vidas y cómo las afrontaron. Nos acompañan los compositores Rossini y Donizetti y los escritores Dostoyevski y Balzac. Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!


Hay ocasiones en que el estrés proviene de dejar lo que tenemos que realizar para el último momento.
Uno de los casos más conocidos de creador que trabajaba bajo los estímulos del estrés es el del compositor Gioacchino Rossini. El Cisne de Pésaro, como se le conocía, tenía fama de ser un genio musical aunque con una dejadez que hacía que en muchas de sus composiciones dejara pasar el tiempo confiando en sus posibilidades y tuviera que terminarlas con las prisas para entregar sus composiciones en el tiempo estipulado.
El caso más conocido es la composición de su ópera El barbero de Sevilla. En Roma recibió el encargo de Francesco Sforza Cesarini, empresario del Teatro di Torre Argentina para componer una ópera, firmándose el contrato el 26 de diciembre de 1815 con la condición de estrenar la obra el 5 de febrero siguiente, aunque al rechazar el compositor el libreto que le ofrecieron se aplazó el estreno quince días, hasta el 20 de ese mes para poder encargar un nuevo texto. El contrato con el libretista, Cesare Sterbini se firmó el 17 de enero a partir de la obra teatral homónima de Beaumarchais
El caso es que el tiempo corría y el compositor no había escrito aún una nota de su obra quince días antes del estreno. Los músicos, los cantantes y decoradores estaban a la espera de la obra para realizar sus ensayos y trabajos. Quizás lo que tenían libretista y compositor más claro era modificar el título El barbero de Sevilla por el de Almaviva o sia l'inutil precauzione (Almaviva o la inútil precaución) para no ofender a los partidarios de Paisiello que triunfaba con su versión del mismo nombre, hoy casi olvidada.
El estreno de El barbero de Sevilla ha pasado a la historia como uno de los grandes fracasos, mientras la segunda función realizada al día siguiente lo ha hecho como uno de los más grandes éxitos en una producción.
El caso es que Rossini, un compositor que apuraba en muchas ocasiones los tiempos, se retiró joven, con apenas treinta y ocho años de edad, pasando los últimos cuarenta años de su vida sin publicar ninguna obra.

Retrato de Rossini en la época en que compuso El barbero de Sevilla (1810-15)

Publicado en 2018 por Andrés Moreno Mengíbar para el Centro de Estudios AndalucesLos García. Una familia para el canto es un riguroso estudio sobre el sevillano Manuel García, uno de los grandes cantantes, compositores y empresarios de la primera parte del siglo XIX y sus descendientes, que marcaron una gran parte de la vida musical de ese siglo y sobre los que trataremos en otra ocasión en este blog.
En este estudio, Moreno Mengíbar nos acerca detalles de la composición de El barbero de Sevilla y la situación de estrés en la que se vio inmerso el compositor de Pésaro a partir de un relato que se publicó en el semanario L'Illlustration Journal Universel a partir de una conversación con el hijo de Manuel García, quien hizo en el estreno de la ópera el papel del Conde de Almaviva.
Pese a toda la prisa por terminar la obra en el plazo estimulado, es necesario e interesante recordar que en aquella época no se componía pensando en legar obras que tuvieran un lugar en la posteridad, sino simplemente en la taquilla, buscando que las obras representadas se mantuvieran en cartelera el mayor tiempo posible. Verdi denominó a este tiempo en que los compositores debían enfrentarse a continuas e interminables composiciones antes de ser dueños de su capacidad para elegir qué y cuándo componer sus «años de galeras».


El tenor peruano Juan Diego Flórez, quizá el mayor especialista rossiniano de la actualidad,nos acompaña con la interpretación de la cavatina del Conde de Almaviva Ecco ridente in cielo en una grabación realizada en el Teatro Alla Scala de Milán en 1999 con la dirección de Riccardo Chailly.


En ocasiones el estrés es asumido por las propias personas como una forma de vida.
Honoré de Balzac llenó con sus obras una gran parte de la literatura de la primera mitad del siglo XIX, tanto de Francia como de toda Europa. Incansable trabajador, su obra se incluyó en La comédie humaine, un ciclo de varias decenas de obras a través de las cuales el escritor consiguió describir la sociedad francesa de su época con personajes que aparecían en distintos libros, cruzándose sus historias como las de cualquiera de los que conforman la sociedad con sus vecinos, amigos y relaciones para, según sus propias palabras «hacerle la competencia al registro civil».
Papá Goriot, Eugenia Grandet, La muchacha de los ojos  de oro, La duquesa de Langeais o Las ilusiones perdidas conforman esta comedia humana, una idea que en nuestra época ha sido utilizada hasta la saciedad por cadenas de televisión que llevan a sus personajes de uno a otro programas buscando en este caso, no realizar un retrato de la sociedad, sino una rentabilidad económica a través de la venta de historias de personajes que adquieren un efímero protagonismo y desaparecen tras no generar la atención del público.

Imagen tomada de la cuenta de Twitter de Mario Alonso Puig

El escritor austriaco Stephen Zweig, otro de los grandes escritores europeos, injustamente olvidado en nuestros días, dedicó parte de su obra da la divulgación de personajes que contribuyeron a conformar la cultura europea o algunos avances de la civilización.
En Balzac, la novela de una vida, Zweig traza un retrato del escritor francés, desde su infancia hasta su fallecimiento, dedicando un amplio relato a describir cómo eran su días de trabajo, unos días convertidos en noches, el momento en que el escritor trabajaba, con una rutina, minuciosidad y estrés que contribuyó a crear tan ingente obra. Su inveterada afición al café, sus rutinas nocturnas, incluso su vestuario son descritos con minuciosidad e intención por Zweig en un relato extenso que se ha reducido por no hacer extensa la publicación.


Louis Boulanger. Balzac con su hábito de monje (1826)


Otro de los casos que nos encontramos al pensar en el estrés es la recepción de encargos y trabajos realizados a última hora y que hay que entregar en una fecha para el que no hay prácticamente tiempo y se nos antojan imposibles.
Si Rossini era rápido trabajando, no lo era menos Gaetano Donizetti. El autor de óperas como Norma, La sonnambula, Lucia di Lammermoor, L'Elisir d'Amore o I Puritani tenía fama de componer a gran velocidad. Nos podemos preguntar, ¿cuánto tiempo se puede tardar en componer una obra tan compleja y de tanta envergadura como una ópera? Pese a que es complicado generalizar, hay compositores que dedicaban varios meses a cada una de sus obras, otros alrededor del año y algunos como Wagner más aún. Una obra como El holandés errante de este último le llevó más de dos años desde que comenzó el primer esbozo hasta que se estrenó en Dresde en 1843.
Si nos acercamos a los detalles que giran alrededor de la composición de L'Elisir d'Amore, podemos imaginarnos el grado de estrés al que se sometió Donizetti cuando recibió el encargo de la ópera que debía estar terminada para estrenarse quince días más tarde, con el agravante de que debía ceñirse a los cantantes que ya estaban contratados para una ópera que le falló al empresario.
En la publicación que realizó el Teatro Maestranza de Sevilla para su montaje de L'Elisir d'Amore en el año 2003, Justo Romero detalla en su artículo El elixir de Isolda los detalles que supusieron la aceptación, composición y estreno una obra que se interpreta con bastante frecuencia en la actualidad.


De L'Elisir d'Amore podemos escuchar el aria Prendi, per me sei libero con que la protagonista Adina libera a Nemorino de su contrato para enrolarse con las tropas del sargento Belcore.
La soprano Inga Lisa Lehr interpreta este aria en una representación que se desarrolló en la temporada 2012/13 en el Theater Hof de Alemania con la Hofer Symphoniker y la dirección musical de Ivo Hentschel


Nuestra última incursión acerca de las situaciones que provocan o propician el estrés nos acerca a la situación en que embarcarse o aceptar un trabajo estresante supone la idea de liberación por parte de se haya inmerso en la situación.
Fiódor Dostoyevski utilizó a lo largo de su vida como escritor el hecho de publicar libros como forma de salir de unos apuros económicos con los que poder mantener su familia y la de su fallecido hermano, algo que habría sido posible gracias a las ventas de sus escritos si no hubiera venido acompañada por una desmedida afición a los juegos de azar, la ruleta en concreto, que le llevó a la ruina en varias ocasiones y que le condenó a ponerse en fuga por distintos países europeos huyendo de sus acreedores.


Así, se le ocurrió escribir un libro que, por una parte le sacara de sus asfixiantes deudas, mientras por otra, le sirviera para hacer desaparecer su afición por el juego de la ruleta como una suerte de exorcismo. Pero la afición por el juego le llevó más allá, realizando una última apuesta con el editor, según la cuál, si entregaba el libro en fecha recibiría los beneficios acordados, mientras que si no lo hacía, perdería los derechos de todas sus obras.
La edición ilustrada de El jugador utiliza como prólogo un texto de Michael Butor de su libro Sobre Literatura en el que detalla cómo fue la estresante creación de El jugador que compaginó con la de Crimen y castigo y las consecuencias que, para su vida sentimental, tuvo esta situación.


No desdeñemos una dosis de estrés en nuestras vidas, pero huyamos de las situaciones que nos puedan acarrear efectos perniciosos.

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Bibliografía y webgrafía consultadas:

2 comentarios:

  1. Siempre me ha fascinado como los músicos pueden tener listas obras enteras en tan poco tiempo. La ópera la veo como algo muy complejo y parece de magos que a pocos días del estreno es que se le ocurriera hacerla. Yo estaría calva si estuviese en su lugar jajaja 😁. Buen recorrido por este estrés histórico/artístico. Saludos y un abrazo🐾

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    1. Parece mentira cómo pueden componerse obras tan rápidamente, Rosa. Si ya componer una obra musical (o escribir una literaria) tan compleja nos parece tan difícil, hacerlo con tan escaso margen de tiempo debe ser una prueba admirable.
      Un fuerte abrazo :-)

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