El cambio a la hora de invierno llega este fin de semana. Ocurrirá durante la madrugada del 27 al 28 de octubre (sábado y domingo), en la que los relojes se retrasarán una hora. De tal forma que a las 3.00 serán las 2.00 (hora peninsular) y a las 2.00, la 1.00 (Canarias).

Esto hará que podamos dormir una hora más, pero también que se haga antes de noche. Y no solo en España. Se trata de una medida que se lleva a cabo en medio centenar de países de todo el mundo, incluidos EEUU, Canadá y la propio UE, en cumplimiento de una Directiva Comunitaria en vigor desde 1974 y que, justo estos días, es puesta en tela de juicio por Bruselas.

En teoría, el cambio de hora permite aprovechar mejor la luz del sol y consumir menos electricidad. Pero múltiples expertos y estudios indican que en realidad el ahorro de energía conseguido es mínimo, al tiempo que alertan de los efectos físicios y psíquicos que provoca cambiar el horario, como irritabilidad, insomino, desajustes nutritivos o incluso depresiones.

EL FIN DEL CAMBIO DE HORA ESTÁ AÚN LEJOS

No obstante, el de este fin de semana está lejos de ser el último cambio de hora al que se enfrentan los ciudadanos europeos. Pese a que la Comisión Europea ha puesto en manos de los países miembros si quieren seguir con esta modificación horaria que se produce dos veces al año o eliminarla, ahora la presidencia de turno de la UE sugiere retrasar el final del cambio horario hasta el 2021.

El hecho es que pocos países han fijado hasta el momento su posición, por lo que alcanzar un acuerdo llevará tiempo. Las dudas que suscitan la propuesta y el calendario planteados por Bruselas impiden avanzar rápido.

Países como Holanda han propuesto incluso que la discusión debería abordar antes las tres opciones: mantener el horario de verano, el de invierno y también la situación actual.

Según la consulta realizada en su día por la UE, el 93% de los españoles son partidarios de abolir el doble cambio horario.