Edgar, el 'rey de la arepa': de sin papeles a montar un imperio con 7 restaurantes

  • Venezolano, llegó a España en 2006 y fue repartidor de pizzas. Acaba de abrir otro local en Madrid. Da trabajo a 50 personas y exporta a toda Europa.
Edgar y su mujer, Sonsoles, en 'Arepa Olé'.
Edgar y su mujer, Sonsoles, en 'Arepa Olé'.

Edgar Rodríguez admite que todo ha sido muy vertiginoso para él en la última década. Este venezolano de 39 años, nacido en Caracas, es sinónimo de éxito. Junto a su mujer Sonsoles, asturiana, (quien le ha dado dos hijos, uno tiene hoy cuatro años y otro unos pocos meses de vida, ambos nacidos en estas tierras) crearon en España hace apenas cinco años 'Arepa Olé', un emprendimiento que no para de crecer.

El ciudadano latinoamericano, que llegó a nuestro país en 2006 sin permiso de residencia ni trabajo y con unas pocas monedas en sus bolsillos, ha montado en nuestro país una cadena de restaurantes que ofrece el plato 'estrella' más típico de su país de origen: las arepas (tortillas de maíz redondeadas, con rellenos de pollo y ternera y salsas autóctonas, que también son famosas en Colombia y otros países caribeños).

El último de los establecimientos ha sido inaugurado hace un par de semanas en el barrio madrileño de Tetuán. Es el séptimo que abren en solo un lustro, además de haber puesto en funcionamiento ya cuatro food-trucks (camiones dedicados a la venta ambulante de comidas y bebidas). En breve, además (probablemente antes de final de año), Edgar tiene en carpeta inaugurar tres establecimientos más: uno en Barcelona, otro en A Coruña y otro en Valencia.

Todo esto le ha llevado al mote de 'Emperador' o 'Rey de la arepa', como le conocen sus clientes y proveedores. La increíble expansión de su negocio sorprende realmente a propios y extraños. Más teniendo en cuenta que la fase de mayor crecimiento de su iniciativa ha sucedido en los años más duros de la crisis económica reciente.

¿Cuál es realmente el secreto o la fórmula que le permite a este hombre dar trabajo a más de medio centenar de personas, y facturar un millón y medio de euros (entre todos sus establecimientos)? Con acento pausado y 'melódico' (tan típico del país bolivariano, que evidencia que el largo tiempo fuera de su país no le apartó sentimentalmente ni un ápice de su 'cuna' y raíces), Rodríguez admite que los tres primeros años en los que vivió en España prácticamente hizo "de todo" para ganarse la vida: "Vine a Madrid en 2006. Buscaba oportunidades en Europa y carecía de papeles. Me convencieron de instalarme en esta ciudad unos amigos cubanos, que ya vivían aquí. He pasado momentos muy difíciles al llegar a estas tierras. Trabajé distribuyendo folletos de publicidad en el centro, fui repartidor de pizzas, obrero de la construcción, portero de discotecas...", confiesa a este medio.

En 2010 su vida dio un giro trascendental que ni él esperaba. Conoció a quien hoy es su esposa, Sonsoles, una española que también había vivido durante años en Venezuela. Entre los dos comenzaron a gestar el proyecto de las arepas: "En un primer momento pensé en la gran cantidad de inmigrantes latinoamericanos que había en el país, pero fue ella quien me dio la idea de apuntar a todos los públicos. 'Arepa Olé' tiene entre sus principales clientes a los españoles, de allí que nuestro 

logo, nombre y colores tengan que ver con España", cuenta.

La pareja tenía bien claro el nicho de mercado. Pensaron en un modelo de restaurante fast food, de alta rotación, con una propuesta original "que carecía de competencia", afirma el 'rey de la arepa'. Edgar y Sonsoles consiguieron un crédito bancario de 16.000 euros, más "lo poco que había en la tarjeta de crédito", sostiene. Con ese capital inicial abrieron en 2012 su primer establecimiento, situado en el número 2 de la calle de Pelayo, en Madrid. Esa arteria está situada en pleno corazón turístico de la ciudad, en pleno barrio de Alonso Martínez.

Fue tal el éxito que, dos años después, el matrimonio inauguró el segundo local, en el número 26 de la calle de Postas (plena zona de la Plaza Mayor). Y ya nada les detuvo: "Posteriormente tuvimos la necesidad de abrir la línea de franquiciado de 'Arepa Olé'. Además de los dos establecimientos originarios, hoy contamos con locales en el centro comercial Sambil de Madrid, en el barrio de Las Tablas de esta ciudad, y acabamos de inaugurar la sede de la calle Bravo Murillo. Por otra parte, tenemos 'Arepa Olé' en Granada y en Sevilla, y los cuatro food-trucks. Dos circulan por Madrid, uno por todo Levante y otro está en Galicia", asegura.

"Número 1 en Europa"

En paralelo a su actividad con los restaurantes, Edgar vio otra veta de negocio emparentada. Importa de China 'tostiarepas' (máquinas industriles de fabricación de las arepas) y después las vende por

toda Europa. "Somos número 1 en el mercado de las arepas en el continente", afirma. "No todo es tan fácil como parece. Una de las claves para salir adelante ha sido la paciencia. También el cariño y el amor que necesitas darle a tu idea se torna fundamental, pero lo que más destaco y aconsejo a los emprendedores futuros es que sean perseverantes ante la adversidad", destaca.

Antes de terminar la entrevista, no para de entrar gente a esta especie de kebab en versión 'caribeña'. Ya es casi mediodía y la empleada Araceli sabe que tiene por delante, al menos, tres horas intensas de clientela. Algunos hasta comerán de pie, porque degustar las arepas no demanda demasiado tiempo. Cada jornada se venden entre quinientas y mil unidades en todos los locales.

"Otro de nuestros secretos es que, además del buen precio -muy accesible para el público medio- nuestros productos son caseros y saludables. Todo el proceso de elaboración sigue al detalle el protocolo sanitario. Cada mañana el relleno de las arepas se prepara en una gran cocina central, y después se distribuye a todos los establecimientos. En nuestros restaurantes se consumen una tonelada y media de carne de ternera y otra tonelada y media de pollo al mes", cuenta Edgar. Ese gigantesco obrador que menciona, donde se procesan los alimentos (y en los que se utilizan ollas industriales de más de 100 litros), tiene capacidad para abastecer a todos sus restaurantes.

A la hora de imaginar su empresa dentro de unos años, el hombre es cauto. "No me animo a adelantar dónde estaremos parados de aquí a una década. Eso te lo tendría que decir Sonsoles, que es la gerente general de 'Arepa Olé'", cuenta entre risas. Nos quedamos con las ganas de saberlo: su mujer, que ha estudiado publicidad y tiene un MBA, no se encuentra en el momento del reportaje porque debe cuidar de su bebé. Así transcurren sus jornadas, entre sus labores de próspera empresaria y de madre.

Rodríguez, quien de niño pasó una infancia nada sencilla en su Caracas natal (creció sin padre, el único sueldo fijo que entraba en su casa era el de su madre, y él trabajó desde los 12 años vendiendo ropa y otros productos en las calles para colaborar en el hogar, donde con frecuencia no sobraban las raciones de comida) promete más inauguraciones el año próximo. Mientras se ilusiona, tan cerca y tan lejos, a la vez, aparecen en sus recuerdos una vez más los años previos a su partida de Venezuela, y el desembarco definitivo en España, donde llegó a tener tres trabajos a la vez para poder subsistir. Ahora es tiempo de disfrutar... y de seguir trabajando por su sueño concretado, cuyo horizonte es aún más grande, como él mismo asegura.

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