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Encuentran muerto en su celda al comandante que ordenó la violación de trabajadoras humanitarias en Sudán del Sur

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El teniente coronel Luka Akechak dirigió el asalto al hotel Terrain de Juba en 2016, donde fueron violadas cinco estadounidenses y asesinaron a un periodista.

Soldado sursudanés del SPLA (IO).
Soldado sursudanés del SPLA (IO). ALBERTO ROJAS

Las autoridades sursudanesas han encontrado muerto este viernes al teniente coronel Luka Akechak, el militar que supuestamente ordenó la violación multiple de cinco trabajadoras humanitarias y el asesinato de un periodista local en el hotel Terrain de Juba (Sudán del Sur).

Akechak, uno de los altos mandos del Ejército de Liberación del Pueblo de Sudán (SPLA), esperaba juicio en prisión por esos mismos hechos junto a 12 de sus hombres. El gobierno de Salva Kiir, que al principio negó tener nada que ver con los acontecimientos, se vio obligado a ordenar la detención de estos militares por el escándalo internacional y las presiones de embajadas extranjeras.

El 11 de julio de 2016, en plena guerra civil entre partidarios del presidente Kiir y del vicepresidente Riek Machar en las calles de Juba, capital del país, con más de 300 muertos en las primeras 24 horas, un rumor comenzó la circular entre el estamento militar: "los EEUU iban a comenzar a ayudar a los rebeldes de Machar". Ahí comenzó una verdadera orgía de robos, saqueos y una cacería al estadounidense, como advertencia, que duró varias horas. No sólo dispararon desde fuera contra la embajada, protegida por marines, sino que fueron a los edificios donde reside personal expatriado de ONG pidiendo pasaportes. Fuentes humanitarias recuerdan cómo sus compañeros sursudaneses les recomendaron no mostrar la identificación y decir que eran canadienses.

En aquella búsqueda, los militares del presidente se enteraron de que había mujeres estadounidenses en el hotel Terrain. No era la primera vez que los militares de Sudán del Sur violaban a extranjeras en las calles de Juba, pero nunca se habían registrado asaltos con esa violencia ni tan seguidos. El asalto del hotel Terrain no sucedió de manera inesperada. Entre 80 y 100 soldados intentaron entrar varias veces en el recinto hasta que lo consiguieron. Una vez dentro, todo el personal extranjero (unas 20 personas) se refugió en la conocida "como habitación de seguridad" o "sala del pánico", un espacio autónomo, habitual en los recintos de expatriados, donde hay comida y agua para varios días, además de puertas blindadas y una radio para pedir auxilio.

Los soldados del gobierno, identificados algunos con los galones de la guardia presidencial del presidente Kiir, incluido el teniente coronal Akechak, estuvieron una hora intentando entrar a esa sala, disparando contra las puertas de metal, hasta que lo consiguieron.

Dentro mataron a un periodista sursudanés, estuvieron divirtiéndose con otros cooperantes masculinos, a los que sometieron a golpes, insultos, vejaciones, ejecuciones simuladas y fueron obligados a asistir a las violaciones masivas a sus cinco compañeras con un arma en la cabeza. La gravedad del asunto no acaba aquí: los cooperantes pidieron ayuda a Naciones Unidas ante lo que se les venía encima.

Además, la propia embajada de EEUU en la ciudad también se puso en contacto con los cascos azules para que intentaran evitarlo. Contactaron incluso con el batallón específico que se ocupaba de la seguridad en esa zona de Juba. En lo que fue un nuevo fracaso en la protección de civiles, las tropas internacionales de la UNMISS nunca acudieron al recinto. Su respuesta ("no podemos enviar a ningún equipo ahora") llegó una hora después de las violaciones. Por la mañana, un equipo de seguridad armado perteneciente a una empresa privada tuvo que desplazarse al hotel Terrain a sacar a las mujeres violadas de allí. "Los cascos azules tienen miedo de salir de sus bases", dice una fuente en Juba. "Siempre ignoran las llamadas de socorro".

Lo mismo sucedió con un grupo de mujeres locales, violadas por militares con impunidad a 100 metros de la puerta del Centro de Protección de Civiles, ante la vista de los soldados de la ONU. El hotel Terrain es un lugar habitual de los expatriados todos los domingos, uno de los pocos donde los cooperantes pueden disfrutar de piscina, pista de padel y bar con licores de importación. Durante el asalto de las dos salas de seguridad, algunos cooperantes se encerraron en los servicios. Tardaron una hora y media en descubrirlos. Cuando eso sucedió, a los hombres les dispararon en las piernas y a las mujeres las violaron. Una de ellas declaro que el soldado que la violaba le decía: "Cariño, vente y cásate conmigo, esto es como una primera cita. Si no tienes sexo conmigo haré que cada uno de mis compañeros te viole y luego te dispararemos en la cabeza".

Ante esa tesitura, sin alternativa posible, la cautiva accedió a acostarse con el militar, que incumplió su promesa (ser sólo asaltada por él). Al final de la tarde esa mujer había sido violada por 15 hombres al grito de "abre las piernas".

Según informa Reuters, sobre las causas de la muerte de Luka Akechak, el portavoz del ejército asegura que cayó enfermo hace semanas (sin que haya transcendido el tipo de enfermedad) y que recibió atención médica en la cárcel, aunque "nunca se recuperó". Akechak se lleva a la tumba un secreto importante: quién le ordenó violar a aquellas cinco mujeres, disparar a los hombres en las piernas y matar al único periodista que podía contarlo después.

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