Si te han realizado un trasplante renal, debes cuidar tus huesos

Los riñones son unos órganos de gran complejidad fisiológica. Entre muchas otras funciones, colaboran en la regulación del metabolismo óseo, y con ello, de la salud de nuestro esqueleto. En muchas ocasiones, fruto de la fisiopatología renal y del tratamiento mantenido hasta el trasplante, unido a la inactividad física concomitante existe un riesgo elevado de fractura ósea por un descenso de la densidad mineral ósea.

La salud ósea es multifactorial, dependiendo de variables como:

  • La medicación antiosteoporótica –por ejemplo, los bisfosfonatos.
  • La alimentación –adecuada ingesta de calcio y vitamina D.
  • El ejercicio físico -en particular de aquel que genera un stress mecánico al hueso.

Últimas investigaciones de la relación trasplante renal y huesos

Con el objetivo de reducir el riesgo de fractura en una muestra de 24 trasplantados renales, en una investigación reciente, se incluyó un programa de entrenamiento de fuerza progresivo que consistió en 12 semanas a razón de 2 días semanales. En estas sesiones se incluyeron 20 minutos de ejercicios de fuerza para miembros inferiores y otros 20 minutos para miembros superiores. Los ejercicios se realizaban con una serie de 10 a 15 repeticiones al 50% de 1RM -la intensidad progresaba de 5 a 10% -. Este ejercicio se combinaba con ejercicio cardiovascular y estiramientos.

Los investigadores evaluaron la densidad mineral ósea de la región lumbar (L2-L4) y la femoral utilizando DEXA. Tras la intervención se pudo constatar que existió un incremento de 1.47% de la densidad mineral ósea de la región femoral, mientras que la lumbar apenas llegó al 0.1% de incremento.

Puedes obtener más información sobre trasplante y ejercicio físico en este enlace.

Estos resultados muestran como el entrenamiento de fuerza progresivo influyó positivamente en la densidad mineral ósea de la región femoral, aunque no tanto en la lumbar. Bien es cierto que para poder objetivizar cambios más notables en el esqueleto se requiere de mayor tiempo de intervención (aproximadamente 6 meses) y quizá sea este junto a un estímulo bajo, puesto que inician a un 50% de 1RM para la progresión no indican cada cuanto o con que criterio realizaban el incremento (cuando resulta recomendado intensidades >80% 1RM), los motivos que explican la escasa mejoría. Así mismo, lamentablemente los autores no describen que ejercicios realizaron durante la intervención. Adicionalmente, los investigadores no comunicaron ningún efecto adverso a este tipo de ejercicio.

La importancia del ejercicio físico en los trasplantados renales

En conclusión, este estudio enfatiza la importancia de incluir un programa de ejercicio físico basado en el entrenamiento de la fuerza muscular tras el trasplante renal, con el objetivo de mejorar la densidad mineral ósea. Dicho programa debe ser personalizado, progresivo e incluir ejercicios estructurales, para ello, se requiere de una evaluación inicial de todas las circunstancias de la persona como la que se lleva a cabo en Traïnsplant.

Iván Chulvi Medrano. Dr. Ciencias de la Actividad física y el deporte. Asesor en Traïnsplant 

Referencia bibliográfica.

Eatemadololama A, Karimi MT, Rahnama N, Rasolzadegan MH.  Resistance exercise training restores bone mineral density in renal transplant recipients. Clinical Cases in Mineral and Bone Metabolism. 2017;14(2):157. doi:10.11138/ccmbm/2017.14.1.157.

 

Enlace al artículo: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5726201/

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