Me tragó el igualma, de Víctor Guisado


La filosofía y la poesía son dos armas muy potentes de la literatura que no vemos a menudo en la ciencia ficción. Ni siquiera en la ciencia ficción humanista. Es cierto que recargar un texto con teoremas existenciales y un estilo sorbecargado, si además es una trama relativamente complicada, puede echar al lector para atrás. Pero las reminiscencias a El Principito son claras. Esa mirada infantil hacia nosotros mismos, hacia la vida, hacia el universo. Pues tenemos una obra con una carga filosófica similar en España. Estoy hablando de Me tragó el igualma, de Víctor Guisado Muñoz, y publicada en Ediciones el Transbordador. Quizá consideréis que exagero, y que la comparación es atrevida como poco, pero dejad que os hable un poco más de esta magnífica obra y del sorpresón que me he llevado con su lectura. 

Me tragó el igualma es una obra misteriosa, con muchísimo asombro y sentido de la maravilla por el universo y el cosmos. ¿Sabéis esa extraña melancolía, como añoranza de algo que jamás hemo conocido, cuando miramos a las estrellas? Esa ha sido la sensación que me ha impregnado durante toda la lectura de esta novela. El Hijo del Poeta es el protagonista de esta obra narrada en primera persona. Este chico acompaña de pequeño a su padre a recolectar los frutos de los árboles-monte, un tipo de fruto que se vende como poesía a los clientes. Padre e hijo viven de aquí para allá, su labor es dura, pero el joven observa las estrellas con anhelo. A través de su curioso periplo iremos observando el mundo a través de los ojos del chico y de su inusual y curiosa forma de interpretar el entorno. Amistad, soledad, sueños y poesía son los elementos que van en la maleta de viaje de esta entrañable pareja.

Últimamente me apetecen historias distintas, sobre todo desde que traduzco género fantástico y paso tantas horas sumergido en estos textos, para desconectar me apetecen cosas fuera de lo común. Es probable que este haya sido un gran punto a favor no solo de que adelantara esta lectura en la pila, sino de que me gustara tanto. Me tragó el igualma es desde luego un rara avis, ya que no solo propone una historia y una trama distinta, fuera de lo común, sino que el modo de llevarla a cabo es sorprendente y nuevo. Mirad, no digo que en general las novelas no estén, digamos, bien escritas, pero en general tengo la sensación de que el estilo es lo que menos se cuida en el género (cada vez hay más excepciones y autores destacables), pero la literatura de ideas suele predominar en este género. Por ello cuando me encuentro con un libro de personajes, de ideas y que además presenta una propuesta estilísta cuidadísima, siento cierto entusiasmo como lector. Como ya he comentado antes, Víctor Guisado escribe con un estilo milimétrico, como el de esos poetas que calculan cada verso. Esto va a sonar raro, pero me sorprendió ver páginas y páginas sin un salto de página, sin distintos párrafos. Un único párrafo que se extendía durante decenas de folios. Y pensé "uf, esto pinta bastante durito", pero nada más allá de la realidad, el texto fluye de un modo impresionante y recuerdo pensar "vaya, qué envidia y qué ganas de escribir". Y ahí me di cuenta de que se trataba de un libro magnífico.

"Mi debilidad es también mi fortaleza. ¿Qué sentido tienen el dolor y el sufrimiento humano a escala cósmica? Ninguno. Mi padre lo entendió antes que yo y así lo transmitió en las semillas que escribía. Por eso lo encerraron: porque el gobierno necesita que sigamos siendo pequeños primates temerosos del trueno y de la lluvia. Pero es imposible mirar cara a cara al Universo y seguir siendo meramente un Homo Sapiens. Miro fijamente al Cosmos hasta que me quedo ciego y la mente estalla. La contemplación del Cosmos es el virus mutágeno más poderorso que existe. A pesar de mi estómago, que sigue teniendo hambre y frío, ya no soy un hombre. Ya no tengo miedo y veo más allá de lo que me dictan las meras normas de la supervivencia darwiniana. El Universo ocurre, y no ocurre a mi alrededor: yo formo parte de él. Una parte insignificante."

Os he contado poquísimo de la trama, pero de verdad creo que vale la pena entrar conociendo poco o nada, con una leve sugerencia de "lee, esto es bueno", de "entra aquí, que hay maravilla". Los personajes están repletos de matices. Dicen muchísimo con muy poco. ¿Sabéis esas novelas de cientoypoco páginas que dicen más que esas sagas de miles y miles de páginas? Voilá. En definitiva, ha sido una lectura que he disfrutrado muchísimo, con la que me lo he pasado genial y que no creo que tarde en releer (costumbre que estoy tratando de reinstaurar en mi vida). La edición de Transbordador me ha sorprendido por la calidad del papel, la tipografía cómoda para leer y una maquetación sin errores (algo que no ves ni en las editoriales más grandes, por cierto). Es un libro cortito, pero esconde una historia enorme. Dadle una oportunidad y luego me contáis, yo por mi parte voy a agradecer a la persona que me recomendó lanzarme a esta lectura (guiño, guiño, Dani, guiño, guiño, Elías). Me tragó el igualma es una historia que voy a tardar en olvidar, para mí ha supuesto una lectura que me ha dejado huella. Y de esas hay pocas.

Comentarios

  1. Muy de acuerdo con la reseña, lectura muy muy recomendable.

    Saludos

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  2. Como Javi, totalmente de acuerdo. A mi me resulto una especie de viaje interior fascinante. Como tu, era un poco reticente al principio. Ver que no había capítulos, que no había "diálogos" per se. Pensaba que las pocas páginas se me harían largas. Nada fuera de la realidad. La historia fluye, los detalles se quedan, y algunas escenas son fascinantes. No dejo de pensar en el barco "volador" o el momento del título. Una pequeña joya nacional :)

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