Sobre transformación digital y PYMES

IMAGE: Nebuto - 123RFDesde Sage me pidieron un artículo sobre transformación digital en el entorno PYME, para publicarlo en su página, Sage Advice. El resultado es «Transformando las pymes: carta abierta a los directivos españoles» (pdf), un texto en el que pretendo reforzar la idea de que la transformación digital no es algo exclusivo de las grandes compañías ni que suponga necesariamente cuantiosas inversiones en consultoría o tecnología, sino algo que comienza con la transformación personal y que conlleva, fundamentalmente, liderazgo y gestión del cambio.

La transformación digital no es un fenómeno tecnológico. La tecnología supone, por supuesto, un elemento fundamental, pero la verdadera transformación, el auténtico elemento diferencial que lleva a que una compañía sea capaz de acometer el proceso con un razonable nivel de éxito, es la transformación personal. Una compañía no se transforma si sus fundadores o directivos más importantes no lo hacen, y hablo del ámbito personal: liderar una transformación digital implica haberse digitalizado en lo personal, creer firmemente en las ventajas de la digitalización. En las PYMES, esta conexión es, si cabe, aún más importante: observando el nivel de digitalización del fundador o principal directivo de una PYME se puede deducir rápidamente el nivel de digitalización de su compañía, o las posibilidades que tiene de transformarse con éxito.

La segunda cuestión es fundamentalmente de enfoque: pese a que lo habitual en las PYMES es encontrar situaciones de muchos menos recursos, de economía de supervivencia o de menor flexibilidad y tolerancia a los errores (sí, la mítica flexibilidad de las PYMES es eso, un mito… la flexibilidad la consigue el segmento PYME en agregado, no las PYMES individualmente, que en realidad se dedican a nacer y a morir constantemente), la transformación digital no puede enfocarse como una cuestión de costes, sino como una tarea de adaptación de la propuesta de valor al cliente. Ese razonamiento no resulta obvio: durante generaciones, hemos entendido la inversión en tecnología como automatización y reducción de costes, pero la transformación digital solo ha sido genuinamente posible cuando la tecnología ha pasado a ofrecernos otras posibilidades que van mucho más allá. Ahora, un ordenador o un algoritmo no son simplemente formas de «hacer lo mismo pero más rápido o con menos errores», son mucho más, y quien no lo entienda así, no logrará una transformación digital exitosa.

La siguiente fase de la transformación digital son los procesos internos: muchísimo que hacer, y de nuevo, un importantísimo componente de transformación personal. Las compañías no dejan de utilizar papel o adoptan procesos digitales de manera espontánea, porque los seres humanos tenemos una importante tendencia a la inercia y al isomorfismo. Por tanto, para lograr cambios reales, hay que tomar decisiones reales, drásticas, importantes, que provengan del ejemplo y del compromiso personal. El papel desaparece cuando las decisiones adecuadas lo convierten en incómodo, y cuando las personas dejan de utilizarlo por convicción, porque se han dado cuenta de las ventajas de no hacerlo. Del mismo modo, el compromiso debe alcanzar otras cuestiones: fórmulas de trabajo y conciliación flexibles, independizarse de factores como la localización o la presencia física mediante el desarrollo de una cultura adecuada para ello, mayor democratización de la información, ganar en transparencia, experimentar… con lo que ha cambiado la tecnología, si seguimos trabajando igual, es que no hemos transformado nada. 

Finalmente, es preciso reflexionar sobre el modelo de negocio. El propósito de la transformación interna no es estético ni ergonómico, aunque pueda tener esos componentes: es la orientación de la compañía al dato, a procesos que permitan la producción estable y constante de información que pueda ser analizada y utilizada. La transformación digital puede monitorizarse mediante una métrica del tipo machine learning readiness: ¿cómo de preparada estaría tu compañía si quisiese adoptar herramientas de machine learning para optimizar o redefinir sus procesos de negocio? Los procesos de definición de objetivos, recolección y transformación de datos previos a la obtención de modelos evaluables y predicciones eficientes son tan pesados y laboriosos, que nuestro nivel de preparación para ello puede ser utilizado como un buen proxy de nuestro nivel de transformación digital.

No lo olvidemos: el objetivo final de la transformación digital es ese: cambiar nuestro modelo de negocio para adaptarlo al tiempo que nos ha tocado vivir. Y en que las PYMES, con las herramientas, asesoría y ayuda adecuada, consigan hacerlo, nos jugamos un montón.

 

 

 

This post is also available in English in my Medium page, “Why SMEs face a difficult time undertaking digital transformation» 

 

14 comentarios

  • #001
    Luis Hernández - 16 marzo 2018 - 13:08

    La transformación digital es quizá un término demasiado amplio y eso impide que pueda de alguna manera «medirse» para conocer el grado de transformación de una PYME.
    Además se extiende por muchos ámbitos: producción, gestión, comunicación, marketing… lo que trae consigo desequilibrios internos, con aspectos muy desarrollados y otros completamente desfasados.
    Por otro lado, muchas veces se confía en que la implantación de una determinada solución de software sea suficiente y a menudo las PYMES quedan atrapadas en el encorsetamiento a que obligan esas soluciones.
    Por último, el talento humano, posiblemente el mayor valor de cualquier compañía, queda sepultado en un organigrama demasiado rígido. No en vano, muchas pequeñas compañías digitales tienen una organización marcadamente horizontal.

  • #002
    MSR - 16 marzo 2018 - 18:17

    Las empresas que para mi son ejemplos a seguir, son las que tienen directivos con sus propias cuentas de Linkedin y Twitter, con su propio blog, o su implicación personal en el blog y las noticias de su empresa. Cuando se dan cuenta ellos mismos de cómo funciona el mundo digital, es cuando se implican y empiezan a entender.

    La dificultad para el propio directivo está en automotivarse, y tomar su tiempo para aprender, experimentar, probar y equivocarse, hasta llegar al nivel deseado. Para los trabajadores lo dificil es cambiar sus costumbres, para hacerles participar, utilizar las herramientas que se les ponen delante, pensar en mejorar y buscar nuevas soluciones.

  • #003
    Xaquín - 16 marzo 2018 - 20:03

    Ya se que la educación formal no es una empresa en si, ¿pero se podría dar un cursillo rápido de transformación real (no solo digital) a la maquinaria administrativa, desde ministerio a profesorado?

    Las directrices para unhna PYME valen para cualquier proceso de transformación donde intervienen seres humanos. Ellos son el eslabón débil de la cadena.

    Y luego se van chuleando de que ellos (sobre todo «ellos»), los seres humanos, son los amos del ecosistema terrestre (o de la empresa, del centro educativo…).

  • #004
    José Enrique - 17 marzo 2018 - 00:56

    Me voy a llevar la discusión a tu terreno. Sabes… que no son los individuos los que evolucionan. Los cambios se producen en el ambiente. Cuando estos cambios persisten en el tiempo y las especies se ven amenazadas, empieza a tener valor el término «evolución».

    Los seres vivos nacen, crecen, se reproducen y mueren. En cada acto de reproducción, los hijos son réplica genética de sus progenitores salvo por mínimas variaciones. Si estas mínimas variaciones producen individuos mejor dotados ante el cambio de ambiente, es lógico que sean los más proclives a sobrevivir y replicarse.

    Para los seres vivos, podemos discutir si tales variaciones son puramente aleatorias o responden a una estrategia «inteligente».

    Lo que no se puede discutir es que los cambios son muy lentos y afectan a la especie como tal… y no a cada uno de los individuos. Generaciones enteras se van a quedar por el camino y puede que la misma especie, al completo, vaya hacia la exintición. Como la canción de Siniestro Total.

    En el caso de las PYMEs (o de la Gran Empresa), entendiendo esto como «Reinos», nos damos cuenta de que nacen, crecen (si pueden) y se mueren. No hay «reproducción» como tal… si acaso, «sinergia». Pero sí que hay esa estrategia «inteligente» en el punto de partida.

    A diferencia de los seres vivos, las PYMEs sí tienen un «creador» (o un «Diseñador Inteligente»).

    ¿Qué tenemos aquí?

    Un entorno que ha cambiado mucho en 30 años (sobre todo en los últimos 20) y que parece que ha venido para quedarse. Afecta a las empresas que había entonces y a las que se han ido montando a lo largo de este tiempo, pero cuya estrategia no ha tenido en cuenta (o suficientemente en cuenta) la magnitud y profundidad de los cambios.

    Todas… repito TODAS esas empresas están condenadas. Unas porque sus impulsores están más pendientes de jubilarse que de digitalizarse; y otras porque forman parte de una especie que, con las condiciones actuales, presenta una tasa de mortalidad del 80% de los individuos durante los 5 primeros años de su vida.

    Lo que desde el punto de vista tecnológico se denomina «digitalización» se parece mucho a lo que debería de ser decirle a un Sapiens hace 80.000 años «tápese con una manta». La población Sapiens de debió de ver reducida a la mínima expresión salvo en las zonas en las que el hielo no llegó. Y punto…

    No son las PYMEs las que se digitalizan… son sus clientes, son sus prospectos, sus productos, sus servicios, el modo en que se relaciona todo esto. Tienes razón: afecta, y mucho, al Modelo.

    Pero ese modelo evoluciona y lo hace crando empresas nuevas. No renovando las que hay. Una empresa no es una cosa…

    • Pablo Castro - 17 marzo 2018 - 18:56

      Curioso planteamiento evolucionista.

      En efecto las prejubilaciones son la más frecuente táctica de adaptación empresarial. Y tiene poco de transformación digital. Menos de justicia social, teniendo en cuenta el ratio de trabajadores por jubilado y las condiciones de los nuevos empleados respecto a la media de la empresa

      El 50% de los votantes tiene más de 55 años. Veremos como acaba esta traumática adaptación social, si termina en ser 100% darwiniana o logramos que sea más civilizada.

      • Jose Enrique - 20 marzo 2018 - 11:39

        Sí… es más o menos el planteamiento que utiliza Enrique en el artículo.

        A lo que me refiero yo es que dudo que ese cambio estratégico tenga lugar o que de tener lugar sirva para algo.

        Evidentemente, las PYMEs son un «Reino» más ágil a la hora de adaptarse… pero como especie o conjunto de especies. No los individuos uno a uno. Ahí lo tienen más fácil (y mas por narices) las empresas más grandes.

        Lo de usar este nuevo software o comprar un CRM o un ERP me suena como cuando vamos «a la nieve»… lo pobres vamos al Decathlon y los ricos al Corte Inglés… y desde ahí, unos a Manzaneda y otros a Baqueira-Beret.

        Pero eso no tiene nada que ver con que venga una glaciación que dure 20.000 años.

        Y es que lo que cambia no son las empresas… es el entorno.

        Si ese cambio en el entorno es suficientemente agresivo, lo normal es que te puedas considerar muerto. Lo que no quiere decir que tu especie quede condenada a extinguirse. Puede progresar y adaptarse… pero como especie; no cada individuo por sí mismo.

        Aquí ha cambiado el entorno… y lo que ha quedad muy tocado son los modelos de negocio anteriores a ese cambio en el entorno. Los de la tienda de la esquina y los de Carrefour.

        ¿Cuál de los dos tiene mejor capacidad de adaptación? Pues como modelo de negocio, el de la tienda de la esquina. Como individuo… Carrefour.

        Aunque dudo que ninguno de los dos sobreviva. Tienes mucho ejemplos: Toys’r’Us, Chaamrtin, Blockbuster, Galerías Preciados, Olivetti… todos cayeron porque su modelo de negocio dejó de ser negocio porque en el entorno que había cambiado pasó así… sin más historia.

        http://www.bbc.com/mundo/noticias/2014/09/140908_reto_innovacion_empresas_hr

  • #007
    Carlos Quintero - 17 marzo 2018 - 02:23

    Más del 99% de las personas con las que me relaciono profesionalmente o como cliente a nivel privado tienen tal apego por un cuaderno o una hoja de papel y un boli que toda transformación digital se me antoja imposible, ni en Pymes ni en grandes empresas. Eso aunque tengan un portátil de empresa o un ordenador de sobremesa en una tienda. Están por todas partes.

    Ya el colmo es cuando los que te vienen a impulsar una iniciativa de tipo digital te vienen a la reunión de «kick-off» con el cuaderno y el boli. A veces me dan ganas de pedirles sus notas de la reunión para fotocopiarlas :-)

    • Julio - 17 marzo 2018 - 21:37

      ¿Y cuál es el problema de usar un lapicero en lugar de una computadora? Ambas son herramientas de trabajo y ninguna de las dos son el fin mismo de la digitalización.

      Mi experiencia me dice que si vas a una reunión con lápiz y papel te concentras más en la reunión en sí que si vas con un dispositivo electrónico.

      Yo estoy cansado de ver como la gente usa su computadora donde no debe y «está a otras cosas» en estas reuniones.

      • Enrique Dans - 17 marzo 2018 - 21:57

        Pues que si lo llamamos «transformación digital», Julio, es porque se trata precisamente de eso… de digitalizarse :-) Me parece muy bien que te guste el papel y el lápiz, pero no son digitales. Son analógicos, y producen un output analógico. Simplemente fosilizan la información, la encierran en un soporte del que es incómodo y poco práctico sacarla. Si no te concentras escribiendo en un dispositivo electrónico es simplemente porque no has practicado lo suficiente con él. Pero si hablamos de transformación digital es porque es eso, transformar lo analógico en digital para obtener con ello una serie de ventajas evidentes. ¿Que no te da la gana y prefieres seguir yendo a las reuniones con un lápiz y un papel? Pues vale, tú mismo… pero no estarás haciendo una transformación digital, que es ni más ni menos de lo que va esta entrada.

      • Carlos Quintero - 17 marzo 2018 - 23:17

        Hola Julio,

        En mi experiencia, si estás concentrado en una reunión o si estás a otras cosas no depende de que lleves dispositivos electrónicos o no, sino de la dinámica de la reunión. Hay muchas reuniones innecesarias, con muchos participantes, sin agenda previa, sin acotar en duración, que se celebran porque son periódicas y, sobre todo, donde se marean los temas una semana tras otra sin resolverlos («vamos a darle otra vuelta»), etc. Cuando no había dispositivos electrónicos la gente se evadía haciendo «dibujitos» en su cuaderno (yo siempre bromeaba al finalizar que habría que llevar esos dibujitos al psicólogo de la empresa).

        El problema de seguir usando papel y lápiz es que, como síntoma, denota que no se ha llevado a cabo una transformación digital personal, que ha de realizarse por convicción, no por imposición. Y si las personas de una organización no están convencidas de usar medios digitales de forma natural, difícilmente podrá llevarse a cabo una transformación digital colectiva, que curiosamente traería beneficios laterales a esas mismas personas, en forma de flexibilidad horaria, conciliación familiar, teletrabajo, etc. que yo mismo, y todas las personas de los equipos que dependen de mí, practicamos desde hace años.

        Para ello, la información ha de almacenarse en alguna nube, para que esté disponible en cualquier momento, en cualquier lugar, desde cualquier dispositivo. El móvil (desde donde podrías consultar las notas de una reunión de hace un mes) siempre te acompaña, el cuaderno de notas no. En mi caso personal estoy haciendo ahora que toda mi información, personal o de trabajo, esté no solo accesible sino que sea modificable desde cualquier dispositivo, mío o no, grande o pequeño, con cualquier sistema operativo.

        • Julio - 18 marzo 2018 - 18:00

          Hola Carlos, en primer lugar creo que ni todo lo analógico es malo ni todo lo digital es bueno. Yo siempre entendido que la «transformación digital» no es usar dispositivos digitales a cualquier precio y sin sentido.

          Para mi la expresión «transformación digital» no tiene sentido, debería ser simplemente «transformación».

          Por ejemplo, supongamos que estamos en la misma empresa y esta compañía tiene la costumbre y métodos de trabajo que hacen que tú y yo debamos asistir a 4 horas de reuniones diarias junto con otra mucha gente por la cantidad de «proyectos» simultáneos que se están abordando.

          Hace unos años los asistentes a las reuniones llegábamos con nuestra libreta y nuestro lápiz a estas reuniones. Al final yo hacía garabatos en las reuniones y tú como bien dices arriba hacías tus dibujillos para enseñar al psicólogo de empresa.
          Vamos que se perdía el tiempo miserablemente en estas reuniones.

          Con el paso del tiempo y cambio de modas, unos consultores cinco estrellas vende a mi empresa la transformación digital y la empresa empieza a exigir que todo el mundo vaya a estas reuniones con sus flamantes portátiles o dispositivos electrónicos. Ya ahora nadie va con una libreta ni papel y en princpio ya no hacen garabatos, pero en sus «laptop» ahoran abren su spotify o chatean porque las reuniones son igualmente inservibles.

          A lo que voy es que el consultor cinco estrellas ha vendido los dispositivos electrónicos, no sé cuantas versiones de power point o programas colaborativos pero lo princpial no se ha abordado, que es la trasnformación de la empresa. EL consultor ha vendido humo a la empresa, y solo para el consultor el elemnto digital es el fin pero no para la empresa.

          La empresa sigue con los mismos métodos de trabajo.

          Para mi la verdadera transformación de la empresa es cuando la empresa toma conciencia de que los métodos de trabajo que tiene no son válidos, y en este caso del ejemplo es que hay como el 80 por ciento de reuniones que no sirven para nada. Da igual que asistas con un instrumento digital como un portátil a la misma o que asistas con un instrumento analógico como un lapicero.
          La verdadera tranformación reside en que no sea necesario estas reuniones.

          Así que si de verdad queremos hablar de transformación digital deberíamos quitar el apellido digital a la frase y quedarnos sólo con transformación.

          Otro de los problemas que tienen las empresas es su poco espíritu crítico y ya no me alargo más, por ejemplo si me niego a usar un dispositivo electrónico en estas reuniones soy visto como el rariro o conflictivo, porque las empresas suelen ser muy talibanes, si no estás en la onda de la moda , …

  • #012
    José María Compagni - 17 marzo 2018 - 10:29

    Excelente artículo del profesor Enrique Dans, de lectura obligada para los propietarios y directivos de pymes interesados en reinventarse.

    Creo que, por diversas razones, las pymes tienen la oportunidad de recuperar el terreno perdido en las últimas décadas. Una de estas razones es la facilidad de acceso a la transformación digital.

    Muy acertada la idea de que la transformación digital implica una transformación personal de los fundadores o directivos más importantes. Y para iniciar esa transformación, antes de correr hay que aprender a caminar, sin miedos y desde ya.

  • #013
    AXIS INTELLIGENCE - 22 marzo 2018 - 12:20

    La transformación digital, es imparable. Las empresas podrán adoptarla, gradual o radicalmente, pero tarde o temprano lo harán, porque no les queda otra: adaptarse a los nuevos tiempos o sucumbir a éstos. Las empresas comenzaron con la presencia en internet, con establecer canales digitales de comunicación con sus audiencias (clientes), con el intercambio de productos y servicios vía la Red, con la digitalización de procesos internos, de comunicación, de reunión, de trabajo. Lo más asombroso de todo es que todavía no somos capaces de vislumbrar lo que nos depara el siempre cambiante futuro. Lo que está por venir, cuando menos, será aún más increíble de lo que hoy nos deja atónitos.

  • #014
    Vicente Cones García - 5 abril 2018 - 19:00

    Bravo sr Dans, en verdad me ha gustado leerle. Con la venia, voy a hacerlo más a menudo. Un abrazo.

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