Reacomodos coyunturales de los evangélicos en México: Elecciones y políticas públicas. 25 años de observaciones y críticas

Apuntes sobre la mesa sobre Religión y elecciones presidenciales: escenarios latinoamericanos, del Programa Institucional de Reuniones Académicas 2018, impulsado por el Instituto de Investigaciones Sociales en la Universidad Nacional Autónoma de México.

24 DE MAYO DE 2018 · 16:00

Reunión Académica sobre Religión y Elecciones en Latinoamérica. / L. Cervantes-Ortiz,
Reunión Académica sobre Religión y Elecciones en Latinoamérica. / L. Cervantes-Ortiz

No se suponía que esto iba a suceder. El guion histórico de la modernidad pronosticaba que la religión iría retrocediendo a paso lento pero inexorable. […]

El protestantismo era hasta hace poco una amenaza extranjera y hostil —explica [Virginia Garrard-Burnett]—, sus incursiones, aunque loables por sus esfuerzos de alfabetización y salud, fueron un fracaso. […]

Sobrios, los hombres dejan de golpear a sus esposas e hijos, lo que explica por qué las mujeres son fieles convencidas y por qué buena parte de la población más marginada del país (las localidades rurales de los Altos de Chiapas y el cinturón de precariedad que rodea a la Ciudad de México) abandona el catolicismo para sumarse a la nueva fe. El fracaso de sucesivos gobiernos en la distribución de bienes y servicios públicos abrió el boquete por el que se coló el pentecostalismo.1

Susana Barba

 

1.DEL "LETARGO SOCIAL" AL ACTIVISMO OMNIPRESENTE

Luego de que durante largas décadas ese concepto se aplicara irrestrictamente a la presencia y acción de las iglesias evangélicas en el subcontinente latinoamericano, ha costado trabajo adaptarse y acostumbrarse a una movilización que ha ganado una fuerte presencia social y mediática. A medida que ha llegado la información acerca de lo sucedido en Guatemala, Nicaragua, Costa Rica, Chile o Brasil (la afirmación del líder de la bancada evangélica, Hidekazu Takayama, es toda una declaración de principios y resumen de la visión teocrática de muchos de estos grupos: “Para nosotros, la Biblia es la verdadera constitución”),2 en el medio mexicano surgía la interrogante sobre si tal movilización política obedecía a un patrón que, eventualmente, pudiera reproducirse aquí. Seguir la pista de estas modificaciones en la conciencia política de estos grupos, luego de una amplia aceptación de lo que Rubem Alves denominó, en los años setenta, el “credo político” de los protestantes, ligado a un apoliticismo manifiesto, pero siempre cargado hacia las posturas de defensa de la institucionalidad de turno, al grado de que en Brasil los énfasis nacionalistas de la dictadura militar fueron abrazados literalmente por las dirigencias eclesiales del cristianismo no católico de ese país.3

Con el nítido telón de fondo de los años 1991-1993 en que acontecieron los cambios constitucionales que otorgaron personalidad jurídica a las iglesias, lo cual funcionó como una especie de “banderazo de salida”, tímidamente fueron surgiendo los nombres que encarnaron (y lo siguen haciendo, al menos en un par de casos bastante visibles) en un primer momento los primeros intentos por articular la participación política de estas comunidades.4 En aquella coyuntura lo señalamos: “Cuando apareció publicada la nueva Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público en el Diario Oficial de la Federación, el 15 de julio de 1992, la suerte de las iglesias estaba echada: ahora tendrían que acomodarse a una nueva forma de actuación social. Contra la costumbre de los grupos protestantes, habituados al silencio y la pasividad, las nuevas condiciones jurídicas les exigirían formas impredecibles de respuesta y de expresión de sus proyectos”.5 Los escasos intentos por volcar la presencia protestante al plano político formal enfrentaron la resistencia de algunos núcleos ligados a las denominadas “iglesias históricas”, que todavía en ese tiempo invocaban el legado liberal del protestantismo y su tenaz defensa de la laicidad del Estado, con base, sobre todo, en la dolorosa experiencia de la persecución de la que fueron objeto desde finales del siglo XIX hasta bien entrado el XX. Su afiliación a los partidos en el poder desde 1929 (PNR, PRM, PRI) formó parte de una alianza ideológica que pareció inquebrantable, pero que cedería su lugar al pragmatismo con que las nuevas dirigencias evangélicas (aunque no existe un órgano que las aglutine como en otros países; la Confraternice, Confraternidad Nacional de Iglesias Cristianas Evangélicas, no lo ha logrado hasta el momento), de corte “neo-pentecostal” asumieron la representación visible, aunque informal, de esta corriente religiosa.6 Queda claro que la pretendida derechización tan “reciente”, según ciertos analistas, de estos movimientos, viene de mucho más lejos que la cercanía con el ascenso al poder por parte de Acción Nacional en 2000, en el inicio de la transición que muchos vieron como frustrada y otros como bastante inacabada.

Juan Montalvo, Arturo Farela, Porfirio Montero y Humberto Rice, los dos primeros procedentes del ámbito pentecostal, como pastores, y los dos segundos, como políticos que reivindicaron su filiación protestante en el PRI y el PAN, respectivamente, fueron quienes protagonizaron la primera oleada en medio de los vaivenes y la efervescencia de aquellos años en los que se entendió como parte del enésimo proceso de modernización del país.7 Montalvo fue uno de los primeros líderes en convocar consultas de análisis, pero desapareció muy rápido de la escena debido a la velocidad con que Farela (dirigente de Confraternice hasta la fecha) ocupó el lugar que dejaron vacantes los líderes de iglesias históricas,8 las cuales se han quedado pasmadas ante el aluvión de comunidades (pentecostales y carismáticas, entre otras) y “franquicias” eclesiásticas que las han sobrepasado numérica y socialmente.9 A ellos los precedieron, en un amplio abanico de tiempo personajes como Juan Amador, Otilio Montaño, José Rumbia Guzmán, Andrés Osuna, Aarón y Moisés Sáenz, Melchor Ortega, Rubén Jaramillo, Raúl Macín, Jonás Flores y César Pérez Guzmán, quienes desde diversas posturas marcaron con su actuación una pauta que tendría variada continuidad en años posteriores.10 Casos bastante atípicos fueron los de María de los Ángeles Moreno, en el seno del aparato en su vertiente más institucional (presidenta nacional del PRI y secretaria de Estado) y Evangelina Corona Cadena, desde el sindicalismo y la izquierda partidista (diputada federal entre 1991 y 1994).11

¿Por qué se insiste aquí en la mención de personas aisladas? Porque durante mucho tiempo ésa fue la manera en que los diversos impulsos políticos dentro del protestantismo (término que será sustituido por evangelismo y el ahora muy de moda cristianismo, revitalizado por un nuevo uso) se expresaron mayormente en las iniciativas individuales que no necesariamente trascendían hasta el ámbito originario de los militantes que, al salir de las iglesias ingresaban a la arena política.

 

Cartel del programa.

2. Factores en juego para la movilización evangélica

Si los cambios constitucionales de inicios de los años noventa fueron el factor más relevante para el despegue político de los grupos evangélicos en México, otros también influyeron también para ese “despertar”, entre ellos, la ya señalada sustitución de liderazgos de iglesias históricas por los nuevos de iglesias más nuevas y pujantes, así como la coincidencia de agendas con los movimientos católicos pro-vida, enemigos del aborto, de las uniones entre personas del mismo sexo y de la denominada “ideología de género”. En este último tema, los contingentes evangélicos dan una impresión bastante lastimosa, pues parecen ser más bien un apéndice que se ha subido al tren de la ultraderecha católica, la cual ve con cierta condescendencia esta adhesión ideológica. Si no, como entender que alguien como el presidente de la Iglesia Nacional Presbiteriana de México, haya asido el orador principal en un acto al que asistió Enrique Peña Nieto, en el que habló a nombre de las iglesias y presentó su inconformidad por la iniciativa presidencial en relación con los “matrimonios igualitarios”.12 Esta transposición ideológica y aceptación de la agenda católica conservadora convirtió a las iglesias evangélicas en voceros de esa corriente católica al hacerse eco de sus posturas. Sólo así se explica su afinidad con lo expuesto en El libro negro de la nueva izquierda, publicación prologada por el mismísimo Juan M. Dabdoub Giacoman, dirigente del Consejo Mexicano de la Familia.13

El filósofo Adolfo García de la Sienra, asesor de Vicente Fox en 1999 y 2000, y promotor del “voto útil”, fue uno de los rostros más visibles de esa evolución. El texto que presentó en una consulta de enero de 1992 retrata de cuerpo entero los tanteos que algunos intelectuales evangélicos comenzaron a hacer para afrontar las posibilidades de acción política desde una perspectiva confesional o semiconfesional.14 Podría decirse que lo iniciado en ese entonces llegó a su clímax con la obtención del registro del Partido Encuentro Social en 2014, paradójicamente al mismo tiempo que el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena). Ese nuevo partido ha encarnado los triunfalismos y las fobias más encontrados de los años recientes debido al manejo unipersonal, típico de otras agrupaciones, por cierto, entre otras cosas, además de una agenda plagada de ambigüedades ideológicas que se ha venido orientando cada vez más hacia las de la derecha religiosa El retrato que de él hizo Bernardo Barranco es puntual y elocuente: “Eric Flores es un personaje de largo linaje evangélico. Nace en el seno de una familia enlazada a la Iglesia de Dios, agrupación de corte bautista; estudia en una preparatoria presbiteriana, Instituto Juárez, en el sur del DF, y desde muy joven milita políticamente. Trabajó con el grupo priísta de Colosio y fue asesor de Ernesto Zedillo, bajo la dirección de Liébano Sáenz”.15

Para las elecciones de 2018 es muy evidente que el caso de Encuentro Social es el que acapara la atención porque representa la desembocadura real de los movimientos evangélicos iniciales, la consecución de proyectos personales de un grupo reducido de políticos empecinados (Hugo Éric Flores como personaje central16) y el cumplimiento de las observaciones de historiadores, teólogos y sociólogos (como Jean-Pierre Bastian, José Míguez Bonino, Virginia Garrard-Burnett o Roberto Blancarte) todo al mismo tiempo. Así resume Farela la trayectoria de Encuentro Social:

 

En esas fechas [sexenio de Vicente Fox] se empezaba a formar el proyecto del partido político Encuentro Social (pes), encabezado por Hugo Éric Flores Cervantes. Operó ya como agrupación en el 2003 con el pri en las federales, en el 2006 con el pan haciendo una buena negociación con Felipe Calderón, aunque duró poco; en 2009 regresa a los brazos del pri, pero empieza a operar de manera plural y profesional en los estados y así logra constituirse en partido político local en Baja California. En años recientes visiblemente negocia posiciones en el prd, especialmente cobijado por Marcelo Ebrard.17

 

Esta coalición ha sido sorpresiva, además, porque la alianza reciente de grupos evangélicos con la derecha católica más visible y vociferante, la que defiende a la familia y ataca el aborto y la homosexualidad, impensable en otras épocas, es algo que ha confundido incluso a algunos analistas:

 

Si algo llamó la atención de los expertos en aquel momento fue la conjunción de fuerzas entre católicos y evangélicos pentecostales, un pacto entre enemigos históricos que hubiera sido impensable veinte o treinta años antes. Esta novedad no es menor y sin duda es un signo del crecimiento dramático de las comunidades protestantes carismáticas en América Latina durante las últimas décadas. Sin embargo, más que insistir en lo novedoso de esta alianza, es necesario analizar más a fondo el contexto que la hizo posible. ¿Por qué la derecha religiosa decidió modificar sus estrategias tradicionales de acción?18

 

Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM. / L. Cervantes-Ortiz

3. EL CASO MEXICANO EN LA DIVERSIDAD LATINOAMERICANA O UNA TEOLOGÍA POLÍTICA HETERODOXA

Ahora que la derecha se ha infiltrado prácticamente en todo el espectro partidista y que las próximas elecciones anuncian una mayor derechización de los gobiernos que emanen de las mismas, especialmente por la manera en que los grupos de presión defensores de “la vida y la familia” están tratando de imponer sus agendas a los próximos gobernantes y legisladores. Su intento es, abiertamente, lograr que las políticas públicas integren sus propuestas y las conviertan en leyes:

Para esta corriente política, la postura concreta de los candidatos respecto a dichos temas es el criterio decisivo que debe orientar el voto de los electores, por encima de cualquier otra consideración. A un partido se le pueden perdonar escándalos de corrupción, propuestas demagógicas o incluso vínculos con la delincuencia organizada, pero jamás un sesgo liberal en sus políticas sociales. La única plataforma aceptable es aquella que aboga explícitamente por la penalización del aborto, el endurecimiento del derecho familiar (excluyendo a los homosexuales del matrimonio y dificultando al máximo la separación de los cónyuges) y el reconocimiento de la más amplia libertad a los padres para decidir lo que debe enseñarse en las aulas.19

Roberto Blancarte, citado por Juan Carlos Romero Puga, ha fustigado duramente al candidato de Morena y, de paso, a la extraña alianza con Encuentro Social:

Encuentro Social impulsa una de las agendas más retrógradas que hay en México, pues, si bien el protestantismo defiende la libertad de conciencia, ese partido aglutina iglesias evangélicas surgidas entre sectores marginales de la sociedad, de muy baja escolaridad, que reproducen viejos esquemas caciquiles y continúan anclados a una cultura autoritaria. Por lo tanto, los simpatizantes del pes encuentran una semejanza con los votantes de Andrés Manuel López Obrador, quien, hay que decirlo, no ha respaldado la interrupción del embarazo y el matrimonio igualitario, a pesar de que se consideran luchas propias de la izquierda.20

Compartimos el escepticismo de Pablo Mijangos y González (“Con este panorama, es casi un hecho que las derechas católica y evangélica obtendrán espacios de poder en la próxima administración. Dudo que logren impulsar una contrarreforma constitucional de gran calado, pero seguramente exigirán una mayor incidencia en las políticas de salud y educación, frenarán la despenalización del aborto en el nuevo Código Penal nacional y ejercerán algún tipo de veto en los próximos nombramientos de la Suprema Corte de Justicia”21), no obstante, queda bien claro que ambas vertientes derechistas harán todo lo posible por insertar sus propuestas y convertirlas en leyes.

Al mirar hacia el futuro inmediato, coincidimos en que las palabras de Mijangos y González, si bien suenan premonitorias en el sentido positivo, hacen una advertencia y una invitación que no puede dejar de tomarse en cuenta:

El presidente que elegiremos este año habrá concluido su mandato en 2024, pero la derecha religiosa llegó para quedarse y su influencia no podrá contenerse con la mera invocación del Estado laico. Sus simpatizantes saben que el reloj demográfico corre en su contra —las generaciones jóvenes son cada vez más secularizadas— y por lo mismo harán lo posible para revertir esta tendencia con el apoyo gubernamental. Quienes más tienen que perder con el ascenso de la derecha religiosa deben seguir su ejemplo y organizarse políticamente, pues las libertades conquistadas durante las últimas décadas podrían ser revocadas por un régimen adverso. Y quienes están dispuestos a transigir con las posturas de esta corriente –que forma parte de la pluralidad democrática– deben hacerse responsables por los costos sociales de implementar su agenda en el mundo real. El cálculo de corto plazo no puede ser una excusa para entregar el poder a quienes rechazan la convivencia en un plano de igualdad.22

 

Puede ver el vídeo completo de la Reunión Académica aquí.

 

Notas

1 S. Barba, “La derecha nos rebasa por la izquierda”, en Letras Libres, México, núm. 233, mayo de 2018, www.letraslibres.com/mexico/revista/la-derecha-nos-rebasa-por-la-izquierda. Énfasis agregado.

2 Cf. Javier Corrales, “Un matrimonio perfecto: evangélicos y conservadores en América Latina”, en The New York Times, 19 de enero de 2018, www.nytimes.com/es/2018/01/19/opinion-evangelicos-conservadores-america-latina-corrales/; y Jonatán Soriano, “Para nosotros, la Biblia es la verdadera constitución” (entrevista), en Protestante Digital, 10 de mayo de 2018, http://protestantedigital.com/internacional/44680/Para_nosotros_la_Biblia_es_la_verdadera_constitucion.

3 R. Alves, “Religión, ¿opio del pueblo?”, G. Gutiérrez, R. Alves y H. Assmann, Religión, ¿instrumento de liberación? Marova-Fontanella, 1973, pp. 88-96. Cf. R. Alves, “‘Converta-se o individuo e a sociedade se transformará’. A ética social protestante”, en Protestantismo e repressão. São Paulo, Ática, 1982, pp. 216-239. El “protestantismo de la sana o recta doctrina” de los años lejanos sesenta ha reaparecido en algunas expresiones del protestantismo fundamentalista de hoy.

4 Cf. L. Cervantes-O., “Política y nuevo régimen constitucional de las iglesias. Mentalidades, discursos, acciones (1995)”, en Lupa Protestante, 19 de junio de 2013, www.lupaprotestante.com/blog/politica-y-nuevo-regimen-constitucional-de-las-iglesias-mentalidades-discursos-acciones-1995/

5 Ídem.

6 Cf. Jean-Pierre Bastian, “Los nuevos partidos políticos confesionales evangélicos y su relación con el Estado en América Latina”, en Estudios Sociológicos, El Colegio de México, vol. XVII, núm. 49, enero-abril, 1999, pp. 153-173, http://estudiossociologicos.colmex.mx/index.php/es/article/view/668/668; y Javier Calderón Castillo, “Iglesias evangélicas y el poder conservador en América Latina”, en Centro estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag), 8 de noviembre de 2017, www.celag.org/iglesias-evangelicas-poder-conservador-latinoamerica/. Periódicamente, agencias y medios como la BBC y El País, de España, han publicado notas y reportajes sobre el avance político de los evangélicos en América Latina. Uno de los más recientes es: Jacobo García, “El voto evangélico prueba suerte en México”, en El País, 11 de mayo de 2018, https://elpais.com/internacional/2018/05/11/mexico/1526066336_424521.html: “Para [Roberto] Blancarte la unión entre Obrador y el PES es ‘más espiritual que estratégica’, debido a que las Iglesias evangélicas, surgidas principalmente entre sectores marginales reproducen los esquemas caciquiles, vinculados a una cultura autoritaria, que encuentra semejanzas en López Obrador. ‘Quien no se ha posicionado sobre la interrupción del embarazo o el matrimonio entre personas del mismo sexo’, añade. Los expertos consultados coinciden en que no hay constancia que desde los templos se oriente el voto pero que la apuesta es influir más arriba; en la calle y en las instituciones”.

7 L. Cervantes-Ortiz, op. cit.

8 Invariablemente, Farela es visto por las instancias de gobierno y los medios de comunicación como el referente para expresar la opinión evangélica. Lo cierto es que Confraternice funciona más como agencia de registro de asociaciones religiosas evangélicas que como un espacio de representación formal. La Confraternidad Evangélica de México (Conemex, www.conemex.org) que, por un momento, con Teófilo Aguillón al frente, trató de desempeñar ese papel, ha desaparecido prácticamente. Otras iniciativas, como el “Parlamento Nacional Evangélico”, no son más que propuestas vagas e inconexas que desean aprovecharse de la apertura actual. Véase A. Farela Gutiérrez, “Iglesia evangelista en México: expansión y lucha social (1992-2014)”, en El Cotidiano, Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Azcapotzalco, núm. 185, mayo-junio, 2014, pp. 103-110.

9 Cf. Jean-Pierre Bastian, “Protestantes en Latinoamérica”, en Varios autores, Evangélicos en América Latina, Iglesia, Pueblos y culturas, núm. 37-38, abril-septiembre de 1995, p. 22: “…el nuevo protestantismo no se preocupaba por la difusión de una cultura democrática; aparecía más bien como una religión popular de los oprimidos y marginados, ignorada tanto por la élites como por las vanguardias ideológicas liberales y protestantes. En este sentido, el pentecostalismo surgía más como sincretismo religioso que como expresión protestante, como movimiento religioso independiente e incluso antagonista de la cultura política protestante, pero también como denuncia de la incapacidad del protestantismo de salir de las estructuras ultraminoritarias liberal-radicales”.

10 Cf. Lindy Scott, La sal de la tierra: una Historia socio-política de los evangélicos en la Ciudad de México (1964-1991). México, Kyrios, 1994; y Mariano Ávila Arteaga, Entre Dios y el César: líderes evangélicos y política en México (1992-2002). México-Grand Rapids, Centro Basilea de Investigación y Apoyo-Libros Desafío, 2008. Más recientemente, René Valdiviezo S., “México. Partidos, religión y elecciones locales”, ponencia presentada en XVII ISA World Congress of Sociology, en el Research Committee on Political Sociology, RC18, Gotemburgo, Suecia, julio 2010, en Sociedad Mexicana de Estudios Electorales, www.somee.org, pp. 95-110. Este autor explora el nivel estatal de actuación de los grupos cristianos no católicos mediante un buen análisis de las estadísticas disponibles sobre la diversificación del voto.

11 Cf. Elio Masferrer, ¿Es del César o es de Dios?: un modelo antropológico del campo religioso. México, UNAM/CIICS-Plaza y Valdés, 2004, pp. 179-204.

12Véase “Se reúne el Presidente Enrique Peña Nieto con representantes de las distintas iglesias evangélicas, cristianas, y cristianas no evangélicas”, en el sitio oficial de la Presidencia de la República, 5 de octubre de 2016, www.gob.mx/presidencia/prensa/se-reune-el-presidente-enrique-pena-nieto-con-representantes-de-las-distintas-iglesias-evangelicas-cristianas-y-cristianas-no-evangelicas?idiom=es.

13 Cf. Nicolás Márquez y Agustín Laje, El libro negro de la nueva izquierda. Ideología de género o subversión cultural. México, CUPSA-Centro de Estudios Libertad y Responsabilidad-Consejo Mexicano de la Familia, 2017. Cf. Lucía Astorga, “FEUNA objeta presentación de El libro negro de la nueva izquierda en el campus universitario”, en La Nación, San José, 29 de agosto de 2017, www.nacion.com/el-pais/feuna-objeta-presentacion-de-el-libro-negro-de-la-nueva-izquierda-en-el-campus-universitario/Q4D4EY4E7ZFLZLHPBPPH4CZN5Q/story/

14 A. García de la Sienra, “La afinidad esencial de la iglesia evangélica con el Estado mexicano”, en Varios autores, Las iglesias evangélicas y el Estado mexicano. México, Casa Unida de Publicaciones, 1992, pp. 41-48. Su definición de Estado laico es, por decir lo menos, extraña. “El carácter laico del Estado mexicano y su firme defensa de la libertad religiosa de los mexicanos fueron el fundamento puesto por Jehová en México para que su Palabra fuera libremente predicada por todo el país y los mexicanos pudieran escoger libre e internamente su propia religión” (p. 44).

15 Bernardo Barranco, “El nuevo partido neopentecostal”, en La Jornada, 30 de julio de 2014, www.jornada.unam.mx/2014/07/30/opinion/022a1pol.

16Cf. M. Ávila, op. cit, p. ; y “‘Mi madre creó el PES’: Hugo Erick Flores, fundador del Partido Encuentro Social, en exclusiva”, en Enlace Judío, 5 de abril de 2018, www.enlacejudio.com/2018/04/05/mi-madre-creo-el-pes-hugo-erick-flores-fundador-del-partido-encuentro-social-en-exclusiva/. A su reticencia inicial para ser entrevistado, a partir de su ingreso a la Cámara de Diputados y de su alianza con Morena, Flores Cervantes se ha convertido en un personaje casi omnipresente. La emisión del programa Sacro y Profano, de Bernardo Barranco, del 14 de mayo de 2018 (www.youtube.com/watch?v=iDbxatyQ1gw) estuvo dedicada íntegramente a una entrevista con él. Previamente, Barranco dedicó varios programas al tema de la irrupción política de los evangélicos en México (“Irrupción de lo religiosos en las elecciones de 2018”, 5 de marzo de 2018; “La constitución moral de AMLO”, 12 de marzo de 2018; y “Evangelismo político en las elecciones de 2018”, 19 de marzo de 2018).

17 A. Farela Gutiérrez, op. cit., p. 107.

18 Pablo Mijangos y González, “La derecha religiosa en las elecciones de 2018”, en Letras Libres, México, núm. 233, mayo de 2018, pp. 9-10, www.letraslibres.com/mexico/revista/la-derecha-religiosa-en-las-elecciones-mexicanas-2018.

19 P. Mijangos y González, op. cit., p. 9.

20 J.C. Romero Puga, “‘¿Qué haría Jesús?’. El voto provida y profamilia”, en Letras Libres, México, núm. 233, mayo de 2018.

21 Ídem.

22 P. Mijangos y González, op. cit., p. 11.

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