¿La lectura da la felicidad? Es posible que si se le pregunta a los lectores por este tema se muestren muy convencidos de que sí, que las horas que dedican a la lectura a lo largo de la semana o del mes hace que se sientan mucho mejor y mucho más felices. Los datos de las investigaciones científicas han ido además dándoles la razón (¡la lectura es de hecho ya un remedio para hacernos sentir mejor!, como ocurre con la biblioterapia).

El último de los estudios sobre lectura y felicidad ha sido elaborado por Amazon Kindle en colaboración con Kelton Global, analizando lo que ocurría con los lectores de 13 países repartidos por el mundo (entre los que incluyeron España). Sus conclusiones principales son las de que leer aumenta la felicidad y también que ayuda a que conectemos mejor con los demás.

Convertidos en estadísticas, los datos apuntan a que la lectura constante mejora nuestro estado de ánimo. El 71% de quienes leen cada semana afirma que son más felices frente al 55% del resto de los lectores. «El aumento de la relajación y los efectos positivos de la lectura pueden ser la razón por la que aquellos que leen semanalmente se sienten más felices que los que leen con menos frecuencia, o que no leen en absoluto», explican en las conclusiones del estudio. A eso se suma que un 80% de los encuestados reconoce que reservarse tiempo para leer ha hecho que sean mejores en sus relaciones con los demás y un 81% que desearía poder comentar sus lecturas con otros lectores.

Hablar de libros es un elemento clave en las conversaciones de los lectores. Un 45% de los participantes en el estudio asegura que leer les ha dado temas interesantes de conversación. A eso se suma que un 60% de los participantes en esta encuesta prefiere hablar de libros en un club de lectura antes que salir a beber una copa de vino.

Un 45% de los encuestados reconoce, también, que ha hecho propósito de ‘mejora’ para el año: quieren leer más este año.

Y, finalmente, que un libro te enganche hace que muchas otras cosas parezcan mucho menos relevantes. Un 70% de los encuestados reconoce que es habitual que cancelen planes para poder seguir leyendo el libro que les ha enganchado.