21/04/2024
10:06 AM

Buscaba ayuda para él y terminó fundando escuela para ciegos

  • 22 junio 2019 /

La escuela Luis Braille, dirigida por Rubén Vásquez, es la única que brinda ayuda a personas con este tipo de retos en toda la zona norte.

    San Pedro Sula, Honduras.

    Entró a su despacho palpando los muebles y las paredes para acomodarse frente a un escritorio, sobre el que hay muchos papeles y una placa metálica con la leyenda: Lic. Rubén Vásquez. Director. El cargo se lo ganó a pulso mediante titánicos esfuerzos después de perder completamente la vista mientras estudiaba magisterio.

    En su adolescencia, Rubén Vásquez fue a rehabilitarse a centros especializados de El Salvador, para continuar con sus planes de superación. Para aprender a manejar el bastón que lo acompañaría el resto de su vida, tuvo que vender periódicos en las calles de la capital cuzcatleca.

    FOTOS: Belleza y color en tradicional desfile hípico del AGAS en San Pedro Sula

    La vista es importante, pero podemos sustituirla y mirar con los ojos del alma o de la mente.

    Rubén Vásquez, Director de la Fundación Luis Braille de Honduras

    Gracias a los programas tecnológicos, puede hacer uso de las diferentes redes sociales y “dar órdenes” al celular.

    Historia.

    Dos meses después de haber nacido en un hospital de Santa Rosa de Copán, su madre se dio cuenta que el niño tenía una deficiencia en la vista, pues era necesario acercarle el biberón para que lo viera. Entonces le buscó tratamiento por primera vez en El Salvador, en donde estuvo viajando sin problemas con el menor, hasta que estalló la guerra con el vecino país en 1969.

    “Para reanudar el tratamiento, mi madre me llevó de mojado, por el río Lempa en 1975, cuando todavía no se había firmado el acuerdo de paz”, relata Vásquez. Por eso, cuando oye historias de mojados que se van buscando el sueño americano, puede decir que él vivió eso siendo niño, sin tener que irse para Estados Unidos. Gracias al tratamiento que recibió en hospitales públicos de El Salvador logró terminar la educación primaria, aunque con dificultades para leer porque el glaucoma no detuvo su marcha. Su mundo se apagó por completo, un año antes de graduarse como maestro de educación primaria en La Esperanza, Intibucá.

    Dato
    Es el mayor de cinco hermanos a quienes la madre crió vendiendo ropa y comida luego de morir el padre.

    Tuvo que volver a El Salvador a rehabilitarse y a aprender a leer y escribir mediante el sistema Braille a fin de terminar sus estudios secundarios. Fue entonces que hizo de canillita, no solo para aprender a orientarse con el bastón, sino también para agenciarse un dinerito extra.

    La institución se sostiene con las actividades de los padres de familia y pequeños subsidios de instituciones públicas.

    Al año de graduarse como maestro inauguró, en el barrio Medina de San Pedro Sula, el Centro de Rehabilitación para Ciegos. Luego se convirtió en el primer alumno invidente del Centro Universitario Regional del Norte en obtener el título de Licenciado en Pedagogía.

    Con su título bajo el brazo y su experiencia en la docencia, fundó la Escuela para Ciegos Luis Braille en un terreno de la colonia Florencia, donado por la Municipalidad.

    En el centro se han rehabilitado, durante 31 años, miles de estudiantes quienes ahora trabajan en diferentes campos. “Comencé buscando ayuda para mí y terminé fundando una institución para ayudar a personas no videntes”, comentó Vásquez con una sonrisa de satisfacción.