Arquitectura

Patrimonio Nacional se propone salvar la Casa del Labrador en Aranjuez, Madrid

Patrimonio Nacional ha puesto en marcha una intervención para recuperar la Casa del Labrador, en el Real Sitio de Aranjuez, Madrid, tras detectarse graves patologías en su estructura tras Filomena.
© Patrimonio Nacional

La Casa del Labrador, en el Real Sitio de Aranjuez, Madrid, está siendo objeto de una intervención de emergencia por parte de Patrimonio Nacional, después de haberse acelerado su deterioro en la ya maltrecha estructura tras el paso de la borrasca Filomena en enero de este año. La inversión, de 7,3 millones de euros, está más que justificada, según la propia institución. “La inversión de más de siete millones de euros en la Casa del Labrador representa uno de los mayores esfuerzos económicos que Patrimonio Nacional ha ejecutado durante los últimos años, y supone un nuevo hito de esta institución por conservar el patrimonio histórico-artístico que atesora y que forma parte de la historia de España”, ha comentado Llanos Castellanos, presidenta de Patrimonio Nacional. “La puesta en marcha de esta intervención supone un compromiso inequívoco con nuestro patrimonio, en este caso con el Real Sitio de Aranjuez y sus ciudadanos, y con todos los visitantes que a partir de 2023 podrán volver a disfrutar de este inmueble tan singular, cargado de historia y arte”. La presidenta de Patrimonio Nacional ha dicho también que esta actuación “sirve asimismo para reforzar nuestra autoestima nacional en un momento en el que tenemos que poner en valor nuestra historia y nuestro patrimonio”. La primera fase del plan de actuación ha requerido el traslado de parte de las obras de arte que contiene la Casa del Labrador hasta el Palacio Real de Aranjuez. Las obras que por su volumen no han podido ser retiradas se han protegido adecuadamente. También se ha procedido a la protección de todos los elementos arquitectónicos y decorativos que lo han precisado para evitar su deterioro durante toda la obra. Y es que la Casa del Labrador es uno de los edificios más emblemáticos. Este palacete se alza en el Jardín del Príncipe y responde, como cuentan desde Patrimonio Nacional, “a la voluntad del Rey Carlos IV de edificar una casa de campo en su residencia de Aranjuez, donde cada año pasaba la primavera con la corte, y que constituye un conjunto arquitectónico y decorativo de primer orden. Por ello, el escudo real, que preside la fachada, lleva una inscripción que recuerda su reinado. A pesar de que en 1794 se erigió como una casa rústica, en 1798 el soberano decidió transformarla en un lujoso palacete, encargándole las obras a Juan de Villanueva, representante de la estética neoclásica en España, y autor también del Museo del Prado. Al arquitecto mayor del Rey le secundó Isidro Velázquez. El edificio, de planta rectangular, contó con la incorporación de dos alas laterales, entre las que se extiende un patio de honor, ornamentado con veinte bustos de emperadores romanos. El Rey Carlos IV supervisó siempre la ornamentación interior, contratando a los mejores artistas de la época, como el ebanista José López, el maestro ensamblador Manuel de Monjas, el dorado José Cherou, el broncista Domingo de Urquiza o pintores como Luis Japelli, que decoraron techos, frisos, alféizares e incluso muebles, puertas y ventanas. También tomaron parte las Reales Fábricas y Talleres y artistas procedentes de París, como el decorador francés Jean-Démosthène Dugourc”. Una joya que bien merece ser recuperada para deleite de los amantes de la historia y el arte.