La compañía de Antonio Márquez reivindica la gran magia de la danza con el clásico del Maestro Granero.
Revista La Flamenca. Xavier Grau. Barcelona 11/5/2021
Con un balance en aplausos de casi veinte minutos largos, el aforo en pie y los artistas entregados al reconocimiento de la estrella invitada Helena Martín, la compañía de Antonio Márquez cierra su paso de seis días por Barcelona recuperando la “Medea” de José Granero tras la penuria artística de la pandemia y el estado de alarma.
Tenía el público barcelonés ganas de reencontrarse con la revisión de esta obra estrenada en 1984, con la dramaturgia de Miguel Narros más que vigente todavía. La compañía de Márquez, con 23 artistas en escena saldó ese ansia con arte, sofisticación y calidad en una propuesta milimétrica y vibrante.
Las catalanas Helena Martín, excepcional como Medea y Lupe Gómez, en el papel de nodriza, contaron desde el minuto uno con el favor del público. Una parte de él, junto a seguidores acérrimos, esperó hasta despedir a la artista -tras dos horas de espectáculo- con aplausos, vivas y flores a las puertas del local de la calle Caspe.
Protagonista absoluta de la tragedia, Helena Martín desbordó la velada con pasión, profundidad y técnica a cada paso. Brilló con mucha mayor fuerza en la interactuación junto a Márquez. Ahí, la explosiva y rotunda escena de amor entre ambos en el centro del escenario marcando el desenfrenado drama posterior que este clásico de la danza resume en una noche de ambición y pérdida.
El sevillano Antonio Márquez, como Jasón, aunando su conocimiento, su veteranía y su templanza luce adaptando su baile a la fuerza íntima de la una Medea que se come el escenario. Ambos, arropados magníficamente por todo un cuerpo de baile fuerte y con inspiración. Por estar inspirados, incluso los pequeños Àurea Gómiz y Máximo Collado, que en el papel de los hijos sacrificados de la hechicera, subrayan el drama que bebe en la versión de Séneca. A destacar la colaboración especial de Currillo como Creonte y Alba Franco como Creúsa aportando delicadeza y precisa ingenuidad.
En el apartado estrictamente musical, el recurso a la nueva grabación de la partitura de Manolo Sanlúcar resulta absorbente en la interpretación de la Orquesta Filarmónica de Málaga dirigida por Alexander Rahbari.
Actualizada acertadamente la concepción del vestuario por parte de Tania Bakunova a partir del legado del propio Narros al introducir una paleta de colores suaves en faldas y volantes para ellas y estrictos blancos y negros para ellos. Todo, enfatizando y modernizando el look de los artistas en escena. Como el conjunto del montaje, el vestuario muy al servicio estricto de la pasión y la tiniebla espiritual que el relato ofrece.
No en vano se trata de la historia de Medea de Eurípides. Maga y hechicera, descendiente del sol, traiciona a su padre y asesina a su hermano en favor de Jasón. Y por si esto fuera poco, consumida por los celos, consuma la más terrible de las venganzas asesinando a los hijos que tuvo con él cuando este elige a Creusa como esposa.
Este ballet, reconocido como todo un clásico, fue estrenado el 13 de julio de 1984 en el Teatro de la Zarzuela de Madrid y la compañía de Márquez lo reestrenó el 4 de octubre de 2019 en el Teatro Calderón de Valladolid.
En el marco del Tívoli de Barcelona, recinto de 1919, los teatrales telones pintados de Gerardo Trotti y demás recursos escenográficos de Peroni, Carlos Carvalho y Luis Rosillo al servicio de la efectiva y cálida iluminación de Freddy Gerlache enmarcan el escenario nocturno de una obra que sigue en fechas próximas su gira por Terrasa y Jerez.
Antonio Márquez, tal y como recoge su historial oficial, comenzó sus estudios de danza a los 12 años en Ibiza y en 1981, de vuelta a Madrid, ingresó en la escuela del Ballet Nacional de España, donde comenzó a bailar como profesional un año después, primero y bajo la dirección de María de Ávila, como bailarín solista y después, con José Antonio de director, como primer bailarín, y más tarde como artista invitado. Muestra de su reconocimiento destacan distinciones como del Premio Nureyev (1997) otorgado por la crítica italiana, el Premio al Artista más Valorado (2001), recibido también en Italia y el Primer Premio del Festival Internacional de Danza de Jerez (2003).
Para completar el programa de la sesión, el espectáculo recupera la celebrada coreografía sobre el “Bolero” de Ravel del propio Márquez y Currillo y el estreno de la Macadanza sobre la Danse Macabre de Saint-Saëns coreografiada por Javier Palacios y la Symphonie Espagnole de Édourd Lalo también de Granero con la que se ganó al público con expresividad y sutileza Paula Garcia.