Cuando se habla de Fashion Week se hace mención de dos meses particularmente primordiales: febrero y septiembre (sin hablar de las presentaciones en medio de ambos). En cada uno, las distintas casas creativas presentan sus colecciones dirigidas para ciertas temporadas: primavera-verano y otoño-invierno, pero al vivir en una esfera en la que el tiempo ha dejado de definirse, cada vez se vuelve más difícil crear colecciones…. Pero no para Fendi.
La casa italiana ha comprendido (perfectamente) el concepto de entretiempo y ha orquestado looks que pueden preparar a cualquier trotamundos: faldas plisadas que evocan otros tiempos, trench coats, conjuntos de piel y accesorios que crean un statement por sí solos.
La mujer de Fendi
La casa hizo un statement por sí solo al pasear por su pasarela a mujeres con un chignon, argollas en las orejas con detalles en pedrería, lentes futuristas y sombras muy discreta. Una fiesta de neutros se conjugó a lo largo de toda la colección, destacando ocasionalmente algún color con una energía fluorescente y un brillo apenas palpable, pero que no pasaba desapercibido.
Fendi prepara a la mujer para una nueva era (y clima), una en la que tiene que ser la mejor vestida en todo momento y que tiene que tener siempre sus gadgets a la mano (como lo prueban las bolsas en las que está grabada la palabra “phone”), así como prendas capaces de dar una movilidad absoluta, pero sin perder la elegancia.
Así es como se crea una auténtica herencia italiana, misma que sin duda está lista para vivir en la era digital.
