Banca

Santander frena en seco la emisión de deuda en Reino Unido por el Brexit

La presidenta del grupo Santander Ana Patricia Botín. Banco Santander EFE

La filial británica recorta más de un 71% sus colocaciones hasta septiembre. El grupo reduce su apelación global al mercado pese al alza de España y Consumer.

Santander UK ha pasado de ser la principal filial del banco presidido por Ana Botín por el volumen de sus emisiones de deuda a caer hasta la tercera posición y a mucha distancia de las dos participadas líderes: España y Santander Consumer Finance. El Brexit y el calendario de cumplimiento con las exigencias regulatorias son los responsables de un desplome que supera el 71% entre las colocaciones de los nueve primeros meses de 2019 y el mismo periodo del año pasado.

Las emisiones en tres trimestres de Santander UK se quedan en 3.200 millones de euros cuando hace un ejercicio estaban en 11.200 millones, según los datos proporcionados por el banco a los analistas. La entidad ha hecho una emisión extra en noviembre que suma 1.000 millones de libras, pero eso tampoco cambia mucho el escenario.

Al lado de esta caída, la actividad de la matriz española y de Santander Consumer Finance brilla con luz propia. La primera ha elevado la emisión de deuda más de un 5%, contando con las colocaciones privadas, y roza los 10.000 millones de euros hasta septiembre, mientras que la financiera de consumo del banco lo ha hecho un 64% y llega hasta los 6.400 millones.

Incluso Estados Unidos se ha sumado a la efervescencia emisora y ha disparado un 275% su apelación al mercado. Eso sí, su volumen es bajo todavía, con 1.500 millones entre enero y septiembre de este año.

Hay dos diferencias principales entre la intensa actividad en el mercado de unas filiales y la apatía de otras: el Brexit y las exigencias regulatorias.

Santander UK se ha preparado intensamente para la salida de Reino Unido de la Unión Europea, hasta el punto de que aceleró las emisiones en 2018 para tener las alforjas llenas por si en este ejercicio se producía una ruptura sin acuerdo que hiciera zozobrar los mercados y cerrara las fuentes de financiación. De ahí que la cifra del año pasado fuera tan alta y de ahí que la del actual sea tan contenida para no tener que exponerse a la incertidumbre.

Calendario de exigencias

A eso se une la regulación, con un calendario de exigencias que fuerza a colocar elevadas cantidades de deuda con capacidad de absorber pérdidas para cumplir los requerimientos a fecha fija y seguir contando con ellos hasta que llega el momento de renovarlos. El fuerte acopio que hizo Santander UK el año pasado le ha permitido observar el actual desde la barrera y ponerse a salvo de los vientos del Brexit.

Pero esta parálisis no puede durar indefinidamente. La filial británica es la que más vencimientos tiene a corto plazo, con casi 25.000 millones en deuda que debe refinanciar entre 2020 y 2021, así que el banco tiene tarea por delante. Y además el Brexit se sigue retrasando, de forma que es posible que al final tenga que apelar al mercado en momentos de turbulencias.

Como comparación, la filial española tiene menos de 10.000 millones de euros en vencimientos entre 2020 y 2021 y Santander Consumer Finance cuenta con unas necesidades de refinanciación muy similares.

La caída británica en las emisiones de 2019 ha pasado factura al grupo. Por mucho que España y la financiera de consumo del banco hayan acelerado sus colocaciones, el descenso de volumen en Reino Unido es superior a estas subidas y las cifras globales bajan. Santander en su conjunto ha emitido 24.000 millones de euros en deuda en todas las jurisdicciones donde opera entre enero y septiembre y eso supone un 22,6% menos que en el mismo periodo del año anterior.

Hay otros culpables de este retroceso, aunque en mucha menor medida: Reino Unido no está solo en su contención emisora. Las filiales más pequeñas de Santander también han frenado sus ventas de deuda. El año pasado colocaron 6.300 millones de forma agregada en operaciones realizadas desde Argentina, Chile, México y Polonia y este ejercicio el volumen se queda por ahora en 3.000 millones. Argentina no ha comparecido este año en el mercado (la situación financiera no da mucho pie a ello), aunque a cambio lo ha hecho Brasil, pero no con la cuantía suficiente para compensar la caída del resto de participadas.