Salud

Nanoterapia contra el rechazo de los trasplantes

MEDICINA

Cano Ochando, a la derecha, junto a miembros de su equipo. ISCIII

Investigadores del Instituto de Salud Carlos III desarrollan una estrategia que evita el rechazo sin necesidad de tomar inmunosupresores de por vida

Tras recibir un trasplante, lo normal es que el organismo haga todo lo posible para rechazar ese órgano. Para evitar que eso pase, los pacientes trasplantados deben tomar de por vida medicamentos inmunosupresores que, básicamente, impiden que las defensas del organismo ataquen a los nuevos tejidos al identicarlos como ajenos.

Este tipo de tratamientos tiene muchos riesgos asociados, por lo que conseguir la aceptación de los órganos trasplantados sin necesidad de recurrir a esta terapia es el objetivo de distintos grupos de investigadores.

Pero un equipo del Instituto de Salud Carlos III podría haber dado un paso importante en este sentido. Han desarrollado una nanoterapia que se dirige hacia células del sistema inmune innato y permite evitar el rechazo sin la medicación habitual.

Hasta el momento, sus investigaciones se han probado sólo en ratones, pero los resultados, que se publican en la revista 'Immunity', una de las publicaciones del grupo 'Cell', son prometedores.

"Mediante nanopartículas que son 30 veces más pequeñas que un cabello hemos conseguido inhibir los mecanismos responsables del inicio del rechazo del trasplante", explica Jordi Cano Ochando, especialista del Centro Nacional de Microbiología del Instituto de Salud Carlos III y principal firmante del trabajo.

En concreto, su estrategia actúa frente a las células mieloides (y sus precursores), las encargadas de 'dar la voz de alarma' e iniciar la respuesta inmunitaria al identificar un órgano trasplantado como un agente externo al que hay que combatir.

Los investigadores han desarrollado nanopartículas a partir de lípidos que pueden obtenerse de la sangre del mismo paciente y que son capaces de penetrar en la médula ósea y "liberar agentes inmunorreguladores" que frenan la acción tanto de las células mieloides ya existentes como de sus precursores. Esto provoca, en palabras de Cano Ochando, que los efectos terapéuticos perduren en el tiempo.

"Hemos visto que una sola dosis de nanopartículas es tan potente como 30 pastillas", señala Ochando, que probó la efectividad del tratamiento en un modelo de trasplante de corazón en ratones que recibieron tres dosis de nanopartículas en su cola.

"Inyectamos tres dosis de nanopartículas en la primera semana tras el trasplante y observamos que, transcurridos 100 días, el 75% de los animales aceptaban totalmente el trasplante sin mostrar efectos secundarios", subraya el investigador.

El siguiente paso en el estudio, que aún está en fases preliminares, pasa por conocer si el efecto es indefinido, así como si el 'freno' inducido en las células mieloides contra el rechazo del trasplante provoca algún efecto indeseado en el sistema inmunitario, como la incapacidad de luchar contra algunas infecciones o el desarrollo de un cáncer. Por el momento, los experimentos realizados en animales muestran que las células B y T, dos de los principales 'policías' del organismo, mantienen su función.

Si todo va bien, los científicos creen que la traslación de los resultados a las consultas no será complicada, ya que la obtención de las nanopartículas es relativamente sencilla. Esperan iniciar los ensayos en humanos en un plazo de tres a cinco años.

Cano Ochando se muestra optimista sobre las perspectivas de la estrategia, ya que actúa frente a células del sistema inmune innato. Por el contrario, los fármacos habituales se dirigen a objetivos del sistema inmune adaptativo, "cuya respuesta es más difícil de controlar".

El científico subraya que, para su investigación, ha sido fundamental conocer que la inmunidad entrenada, que es la capacidad de las células inmunes innatas para tener 'memoria' inmunológica, interviene en el mecanismo de rechazo de un órgano trasplantado.

En ese sentido, recuerda que la investigación que han llevado a cabo no sólo puede ser muy útil para mejorar la vida de los pacientes trasplantados, sino también de afectados de otras enfermedades autoinmunes o inflamatorias crónicas, cuyo sistema inmunitario está sobreactivado.

"La prevención de la inmunidad entrenada se puede aplicar también para tratar la activación inmunitaria excesiva", comenta el investigador, que prevé iniciar ensayos específicos para comprobar el efecto de este abordaje en enfermedades como la colitis o la diabetes.

Para Beatriz Domínguez-Gil, directora de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), la investigación es "una iniciativa muy innovadora en un ámbito muy necesario".

"Aunque se trata de un estudio preclínico y hay que ver cómo se pueden trasladar sus resultados a los pacientes, creo que puede suponer un paso de gigante", comenta Domínguez-Gil, quien recuerda que la terapia inmunosupresora que las personas que han recibido un trasplante necesitan a día de hoy conlleva múltiples efectos secundarios, como una mayor predisposición a desarrollar infecciones o un mayor riesgo de hipertensión, diabetes o hipercolesterolemia, entre otros.