Dormir bien

Dormir la siesta de forma ocasional reduce a la mitad el riesgo de enfermedad cardiovascular

Un estudio realizado por el Hospital Universitario de Lausana (Suiza) asegura que las personas que duermen siesta una o dos veces a la semana tienen un menor riesgo de contraer enfermedades cardiovasculares.

¿Te gusta dormir un rato después de comer? ¿La siesta tiene beneficios para nuestra salud? Los aspectos positivos de practicar esta rutina han sido protagonistas de múltiples investigaciones, mucha de ellas defendiendo la famosa siesta. De hecho, un estudio publicado en la revista Neurobiology of Learning and Memory en el año 2015 por la Universidad de Saarland (Alemania) aseguraba que descansar una hora diaria podría mejorar nuestra memoria a corto plazo.

¿Hasta qué punto mejora nuestra salud? Un nuevo estudio llevado a cabo por el Hospital Universitario de Lausana (Suiza), publicado en la revista Heart, revela que aquellas personas que suelen dormir la siesta tan sólo una o dos veces a la semana tienen un menor riesgo de contraer enfermedades cardiovasculares como infartos, por ejemplo.

Casi un 50% menos de riesgo de ataque cardiovascular

La frecuencia con la que practicamos la siesta influye directamente en las probabilidades de sufrir un ataque cardiovascular, confirman. Además, las personas que descansaban de forma ocasional tienen la mitad de riesgo de sufrir un ataque cardíaco que aquellas que nunca se echan una siesta a lo largo de la semana.

Sin embargo, las personas que solían echarse la siesta de forma rutinaria, esto es, todos o casi todos los días, presentaban una mayor somnolencia y apnea obstructiva del sueño. Además, el riesgo de enfermedad cardiovascular, aunque asociado a otros factores de salud, se incrementaba en un 67 por ciento.

Un total de 3.462 participantes en el estudio

¿Cómo se han logrado estos resultados? A la hora de realizar el estudio, el equipo de investigadores tomo factores como la edad, horas de sueño y riesgos de salud en las 3.462 personas de Lausana (Suiza). La primera prueba tuvo lugar entre el periodo de 2009 y 2012 y sirvió para recopilar toda la información necesarias sobre el estado de salud de cada una de las personas participantes en el estudio observacional.

Después, durante un periodo de cinco años, la salud de todas y todos fue monitorizada para observar alteraciones cardiovasculares importantes. Los resultados revelaron que más de la mitad no se echaba la siesta, mientras que cerca del 20 por ciento lo hacía al menos una vez a la semana, un 12 por ciento de tres a cinco veces y un 11 por ciento casi todos los días.

«Las personas que se echan pocas siestas compensan la falta de sueño nocturno y, por lo tanto, este descanso puede tener un efecto liberador de estrés.

En contraposición, la razón por la que las personas toman siestas frecuentes puede deberse a una condición crónica subyacente. Sin embargo, este es un estudio observacional y no podemos estar seguros del mecanismo”, ha concluido la autora principal del estudio, Sinc Nadine Hausler.

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