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Se mete el bastoncillo de los oídos demasiado dentro y restaura sus ajustes de fábrica

AHORA TENDRÁ QUE REAPRENDER A HABLAR, CAMINAR Y COMER

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Un hombre de Potsdam siente que ha vuelto a nacer después de introducir un bastoncillo de algodón al fondo de su oído hasta reestablecer accidentalmente sus ajustes de fábrica. Ahora el joven, de 28 años, tiene que volver a aprender habilidades básicas como hablar, caminar y comer de forma autónoma. Un auténtico misterio para los expertos.

Puesto que Sebastian M. actualmente está muy ocupado colocando figuras de plástico en los orificios correctos de la parte superior del contenedor, su esposa Stefanie (29) relata el fatídico accidente: «Él simplemente quería limpiarse las orejas; lo hace todo el tiempo, aunque siempre le digo que no debe usar bastoncillos de algodón para eso. De repente comenzó a balbucear incoherentemente. No sabía qué le pasaba».

«Parece que el paciente pulsó un punto de activación situado al final del canal auditivo. Se trata de una especie de botón del que la ciencia no tenía constancia, pero debe de haberlo presionado durante aproximadamente diez segundos hasta restablecer sus habilidades cognitivas a los ajustes de fábrica», explica Michael Grömcke, el neurólogo que lidera el equipo que investiga el caso. «Ahora es básicamente un bebé recién nacido», confirma.

Grömcke sospecha que la recuperación será lenta. «Nuestros primeros intentos de tratarlo con electroterapia e hipnoterapia aún no han tenido éxito. Parece que Sebastian no hizo una copia de seguridad de sus datos desde su nacimiento y, lamentablemente, tendrá que volver a aprenderlo todo desde cero», explica. Se espera que el paciente tarde unos 20 años en recuperar su antiguo yo.

Pese a todo, Stefanie M. se niega a desanimarse por el diagnóstico de su marido: «Lo cierto es que siempre he querido tener hijos. ¡Y quién no aprovecharía la oportunidad de reeducar a su pareja para corregir hábitos molestos!». La mujer interrumpe su declaración porque detecta un olor desagradable. «Discúlpenme, tengo que cambiar el pañal de Sebastian», se excusa.

Artículo original del diario alemán Der Postillon.

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