Arquitectos de la adoración, de Constance M. Cherry

La adoración, sobre todo, se hace a Dios, con Dios, y para Dios.

09 DE AGOSTO DE 2018 · 21:10

Detalle de la portada del libro.,
Detalle de la portada del libro.

Un fragmento de “Arquitectos de la adoración”, de Constance M. Cherry (2018, Clie). Puede saber más sobre el libro aquí.

 

Introducción

¿Por qué un Libro sobre el Diseño de la Adoración?

Son muchos los cultos de adoración congregacionales que se organizan y dirigen semanalmente alrededor del mundo. Se dan en cada continente sobre la tierra y en los más diversos idiomas bajo el cielo.

En realidad, «Desde el nacimiento del sol hasta donde se pone, está [siendo] alabado el nombre del SEÑOR» (Sal 113:3) en algún lugar entre los cristianos fieles.

Sin embargo, a pesar de los muchos cultos que preparamos, y de las muchas ocasiones de adoración pública que se nos ofrecen, los directores de adoración todavía batallan sobre cómo abordar la planificación de la adoración.

¿Se trata tan solo de seleccionar las canciones adecuadas para cantar y programar la “música especial” correcta? ¿Consiste en barajar las cartas y disponerlas de manera diferente para mantener el interés de los fieles semana tras semana?

¿Adoptamos una forma clásica y fija de culto, pase lo que pase? ¿O es la planificación de la alabanza como un buffet libre, que necesita poca o ninguna preparación, en el que se espera que el Espíritu sirva el orden del culto a gusto de cada cual?

Los ministros y laicos encargados de dirigir los cultos del domingo conocen el trabajo que implica planificar y dirigir los cultos de adoración regulares. Sienten la presión del ciclo de siete días; apenas ha concluido una bendición cuando comienza el preludio de otra.

Conocen la carga que supone enfrentarse a todo lo que implica preparar un culto más. Los líderes de alabanza de tradiciones no litúrgicas llevan una carga más pesada que los hermanos y hermanas de las iglesias litúrgicas.

El orden y gran parte del contenido de los cultos de adoración litúrgicos está prescrito en los libros de oración y por las tradiciones denominacionales. Pero para los líderes de alabanza de línea tradicional, de iglesias libres, pentecostales y actuales, dos maneras de enfocar el asunto parecen haber surgido en cuanto a la planificación de la adoración.

La tendencia es, ya sea (1) seguir un orden fijo de culto cambiando cada semana solo la selección musical y los títulos de los sermones, o (2) planificar cada culto desde cero, haciendo participar todas sus fuerzas creativas de modo que la adoración pueda ser “fresca” y renovada cada semana.

Mi profesión es la adoración. Por más de tres decenios he planificado y dirigido cultos de adoración cristiana de todos los tamaños, ya sea como ministro de música o como pastora.

Sigo planificando y dirigiendo semanalmente la adoración en una iglesia local. En la práctica, también soy teóloga. Como profesora en la sección de ministerios prácticos de una gran universidad cristiana, tengo el privilegio de enseñar a estudiantes, tanto de niveles básicos como graduados, en el arte de planificar y dirigir la adoración congregacional.

He empleado muchos años tratando la adoración a partir de un ciclo de acción—reflexión—acción. Me he entregado a meditar seriamente y en oración, al tiempo que estoy comprometida con el liderazgo activo de la adoración en una iglesia local. Este libro es el resultado de mis años de actividad y reflexión deliberadas y continuas.

La preocupación principal de este libro es saber si la adoración agrada a Dios o no. Hay muchos materiales disponibles sobre la adoración que tratan temas de cómo agradar a otros públicos.

Como demostrará este libro, la adoración cristiana es un don instituido por Dios para la iglesia para potenciar nuestra relación con Dios y con los demás.

La adoración, sobre todo, se hace a Dios, con Dios, y para Dios. Por tanto, es sabio descubrir lo que Dios espera de la adoración congregacional cristiana. Aquí es donde hemos de comenzar y terminar.

 

 

Portada del libro.

Cuando pregunto a mis alumnos cómo pueden saber si un culto ha agradado a Dios, suelo oír comentarios como estos: “Me sentí cerca de Dios”, “Parecía haber mucha gente ‘integrada’ en la adoración”, o “Alguien se convirtió”.

Entiendo, no obstante, a la hora de medir la calidad de la adoración, que estos son criterios humanos. Mientras lo dicho arriba puede ser algo deseable, y aunque la experiencia de los fieles sea importante, el patrón de medir debe ser otro.

Puede que la pregunta evaluativa deba ser sencillamente esta:

(1) ¿Tratamos de usar en la adoración congregacional, en oración, deliberadamente, y fielmente, los aspectos de la adoración que encontramos en las Escrituras, que parecen ser los valiosos y necesarios desde el punto de vista de Dios? y

(2) ¿Viven los fieles en obediencia creciente como resultado de haber tenido un encuentro con Dios? Es mi oración que este libro ayude a los que planifican la adoración a pensar reflexivamente sobre la tarea de preparar la adoración de modo que esta se centre más en lo que Dios espera respecto de la adoración, que en lo que esperamos nosotros.

Por descontado, como se verá, la participación humana no está descartada; al contrario, cuanto más se aproxime nuestro culto al ideal de Dios, más capacitado estará el adorador para experimentar a Dios en formas más ricas y profundas. La relación aumenta en la medida que la experiencia con Dios se incrementa.

Este libro es para directores de adoración actuales y futuros, sean estudiantes de seminario o líderes de las iglesias locales, que quieran aprender a planificar y dirigir cultos poderosos de adoración cristiana —experiencias de adoración válidas para el Dios a quien servimos y válidas también para la comunidad cristiana en la que se generan.

Aunque hoy existe una plétora de libros sobre la adoración, hay pocos sobre el método integral y práctico de diseñar la adoración. Espero que los estudiantes y los profesionales de las iglesias locales se abran camino a lo largo de este libro compartiéndolo con sus iguales.

Que haya aprendizaje en comunidad. Como ayuda, en cada capítulo comienzo con algunas preguntas para reflexionar o con ejercicios (Estudia), seguidas del contenido del capítulo, y concluyo con un ejercicio para poner en práctica las ideas presentadas en el capítulo (Actúa).

También incluyo un vocabulario (expresiones clave) al final de la mayoría de los capítulos. Siendo alguien que hace teología práctica por profesión, me apasiona ayudar a los líderes de las iglesias locales a “practicar” la adoración cristiana teniendo en mente los propósitos de Dios.

En última instancia, no es solo un concepto o idea —es un encuentro real en momentos determinados con el único Dios verdadero, en Cristo Jesús, por medio del Espíritu Santo. Si todas las ideas sobre la adoración que hay hoy no se pueden traducir en planes reales para dialogar con Dios, ¿para qué sirven?

La Metáfora del Arquitecto

Hace unos años, empezaron a interesarme las posibilidades inherentes a la comparación entre el trabajo de planificar cultos de adoración y las estrategias del arquitecto. Quiero emplear esta metáfora a lo largo de este libro.

Las tareas del diseñador de adoración y del arquitecto son muy parecidas, y creo que la analogía nos proporcionará una manera de pensar esclarecedora sobre el proceso de preparar cultos de adoración que alcancen sus propósitos previstos.

Las Escrituras emplean el tema de la arquitectura en varios lugares. Es especialmente evidente en el libro de Hebreos, en el Nuevo Testamento.

En él leemos: «Toda casa es hecha por alguien; pero el que hizo todas las cosas es Dios» (He 3:4). El escritor de Hebreos nos ayuda a mantener la perspectiva correcta como mínimo de dos maneras.

Primera: tenemos que empezar por admitir que, aunque nosotros nos esforzamos por diseñar cultos de adoración, en última instancia, el Primer Arquitecto es Dios.

 

Constance M. Cherry.

Lo que hacemos es importante, y un deber sagrado. Nuestra vocación ordenada por Dios es proporcionar oportunidades a los creyentes para una adoración real. Somos mortales, y la perspectiva lo es todo. Nosotros edificamos nuestros cultos, pero es Dios quien lo hace por medio nuestro.

Después de todo, «mayor honra que la casa tiene el que la hizo» (He 3:3).

Segundo: el mejor culto de adoración que pueda vivirse jamás no es más que un anticipo de la adoración futura. En esta vida cumplimos la función de sacerdotes humanos, que tan solo «sirven a lo que es figura y sombra de las cosas celestiales» (He 8:5).

Lo que conseguimos con el diseño de la adoración tan solo nos da una idea vaga y nebulosa de lo que Dios tiene en mente. Pero lo aceptamos así, como limitación nuestra y, a pesar de todo, ahora buscamos de la mejor manera posible la visión más clara de la adoración verdadera.

Reconocemos nuestra humanidad, como Abraham, que «esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios» (He 11:10).

Cómo Puede Ayudar este Libro

Con todo, nuestra tarea no ha cambiado, y el calendario de domingos nos asedia cada siete días. Seguimos preguntándonos cómo organizar el culto esta semana, si seremos lo suficientemente creativos, si la gente responderá positivamente, etc.

La buena noticia es que los cultos de adoración pueden ser planificados con estilos objetivos y evaluables que sean adecuados para cualquier tipo de tradición y contexto. He tratado de establecer un proceso basado en principios, progresivo, válido para todo tipo de diseñadores de adoración.

Naturalmente hay pautas bíblicas y parámetros espirituales que hay que tener en cuenta. Como se le advirtió a Moisés cuando iba a erigir el Tabernáculo, diciéndole: «Mira, haz todas las cosas conforme al modelo que se te ha mostrado en el monte» (He 8:5).

Nuestra meta es velar para que lo hagamos todo según nuestra mejor comprensión de los diseños establecidos por Dios.

Este libro ha sido escrito para ayudar a los líderes a construir cultos de adoración que sean fieles a las Escrituras, que tengan en cuenta la historia, dignos de Dios, cristocéntricos y motivadores para los fieles.

Aunque pueda ser especialmente valioso para quienes acuden a iglesias libres e iglesias históricas, creo que también puede ser útil para quienes preparan cultos litúrgicos, porque en los rituales de los libros de oración hay cosas que han de decidirse para cada culto.

La meta de este libro es proporcionar un plano arquitectónico fiable para desenvolverse según un plan semanal en el diseño de la adoración.

Para desarrollar la metáfora arquitectural de este libro, he contado con la ayuda de arquitectos. Explicándome las tareas, conceptos y vocabulario de su profesión, he adquirido ciertos conocimientos que espero aplicar en el libro.

He aprendido cómo un arquitecto tiene que enfocar cualquier proyecto dado, qué pasos hay que dar y en qué orden ha de desarrollarse el plan.

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