Querido diario. Incluso después de otra victoria parlamentaria me gustas más tú que el diario de sesiones. ¿A quién le importan aún las palabras que se digan en el Congreso? En ese lugar decadente yo solo veo tipos que anhelan mi puesto y no pueden tenerlo. Cuánta vanidad. Discursos, aplausos, redes sociales: bah. Al final solo cuenta el número de lucecitas verdes. Me llaman cínico, pero te juro que yo me veo como el único honesto. El único que no disimula que solo importa el poder, no la políti
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