El silencio de Zuckerberg se está convirtiendo en el gran problema de Facebook

Mark Zuckerberg, consejero delegado de Facebook.

Mark Zuckerberg, consejero delegado de Facebook. Foto: Bloomberg

En la respuesta dada por Facebook a las revelaciones sobre Cambridge Analytica faltan dos personas clave: su fundador y consejero delegado Mark Zuckerberg y su directora de operaciones Sheryl Sandberg, que suele ser muy mediática.

La red social convocó una reunión con el personal el martes por la mañana en su sede de Menlo Park, California, para discutir las informaciones de que la empresa de análisis de datos que había trabajado para la campaña presidencial de Donald Trump había obtenido datos de 50 millones de usuarios de Facebook.

Las acciones se han desplomado, los reguladores hacen preguntas difíciles y los políticos piden que Zuckerberg testifique por las acusaciones en Washington DC, Londres y Bruselas. En la tarde del martes, Brian Acton, cofundador de Whatsapp, la cual adquirió Facebook en 2014 por 22.000 millones de dólares, había tuiteado: "Es la hora de #deletefacebook", mostrando un hashtag que había llevado a muchos medios de comunicación a publicar pautas para borrar la red social de nuestra vida.

No obstante, la reunión de empleados no estuvo presidida por Zuckerberg ni Sandberg, sino por su lugarteniente legal: Paul Grewal, vicepresidente y asesor general adjunto, según personas familiarizadas con la situación.

Tampoco han publicado comunicados los dos principales ejecutivos de la compañía en sus perfiles de Facebook, donde suelen mezclar proclamas sobre el éxito del negocio -o más recientemente, intentos de combatir las críticas tras un año de presión política- con fotos personales de amigos y mensajes sobre causas benéficas.

El miércoles, Axios informó de que Zuckerberg hablaría en las siguientes 24 horas ante el desasosiego de los inversores, aunque las acciones de Facebook rebotaban más de un 1% en Wall Street tras la caída del 9% sufrida en las dos sesiones previas. Hay quienes creen que la falta de presencia pública de las dos caras más públicas de la compañía ha creado un vacío.

"El hecho de que guarden silencio se está convirtiendo cada vez más en el problema", advirtió David Kirkpatrick, autor de The Facebook Effect. "Parecen más ineptos a cada momento que guardan silencio".

El martes, el único ejecutivo que habló en público fue Alex Stamos, el responsable de seguridad. Había tratado de refutar acusaciones vertidas en una noticia del New York Times que sugerían que la compañía estaba dividida por luchas internas, y que iba a dejar el grupo por desacuerdos con compañeros como Sandberg por su investigación sobre las operaciones de desinformación rusas.

Stamos ha asegurado que va a permanecer en la compañía pero en un puesto distinto, ocupándose de los riesgos emergentes para la seguridad y la seguridad en las elecciones.

Facebook declaró que la compañía estaba "indignada" por haber sido engañada por Cambridge Analytica, que sostiene que borró los datos en 2015 a petición de la red social.

"Mark, Sheryl y sus equipos trabajan día y noche para reunir toda la información y tomar las medidas adecuadas, porque entienden la gravedad de este asunto", declaró Facebook. "Nos comprometemos a aplicar con firmeza nuestras políticas para proteger la información de la gente, y daremos los pasos que sean necesarios para ello".

Inversores activistas también acusan a la red social de no saber gestionar el escándalo. Natasha Lamb, socia gerente de la firma de inversión Arjuna Capital, tiene una propuesta para la próxima junta anual de Facebook este año para pedir mejores políticas sobre la interferencia en las elecciones, los mensajes de odio y la difusión de violencia en la página.

Lamb señaló que "los inversores deberían estar preocupados ante el hecho de que la plataforma de Facebook haya sido y pueda seguir siendo manipulada a gran escala". Y añadió: "Por desgracia, la compañía ha adoptado una estrategia defensiva y no proactiva, pese a que los inversores llevan más de un año dando vueltas a este tema".

Michael Connor, director ejecutivo de Open MIC, una organización sin ánimo de lucro que trabaja con accionistas de grupos tecnológicos para ayudar a conformar el ecosistema de los medios digitales, asegura que los líderes de Facebook parecen creerse "a prueba de balas" y que pueden salir de situaciones difíciles sólo con "buena voluntad".

"Trataron a los inversores del mismo modo que han tratado a las autoridades gubernamentales y a miles de millones de usuarios", señaló. "Fingen que el problema no existe, se niegan a describirlo o a cuantificarlo con seriedad. Y lo que es más importante, no se comprometerán a fijar objetivos imparciales para sí mismos".

Robert Sutton, profesor de Stanford y autor de Good Boss, Bad Boss: How to be the best and learn from the worst (Buen jefe, mal jefe: Cómo ser el mejor y aprender del peor), afirmó que la legitimidad de Facebook y de sus líderes se está resintiendo. Los estudios han demostrado que dejar que los subalternos lidien con una crisis es una "mala estrategia a largo plazo", advirtió.

Y concluyó: "Por desgracia, lo que he visto hasta el momento me recuerda a lo que harían las tabacaleras -desviar la atención y confundir y culpar a fuerzas externas, y sólo admitir la verdad cuando se han agotado el resto de opciones".

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