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Ahmed Bujari, el referente diplomático de la causa saharaui

El representante del Frente Polisario ante la ONU consiguió que Ban Ki-moon visitara el municipio donde se fundó la República Árabe Saharaui Democrática

Francisco Peregil
Ahmed Bujari, en 2004.
Ahmed Bujari, en 2004.Jesús Uriarte (EL PAÍS)

Ahmed Bujari, el representante del Frente Polisario ante la ONU en los últimos 16 años, falleció el pasado tres de abril en Bilbao, después de sufrir un cáncer de pulmón. El recuento de su vida va ligado de forma muy estrecha a la historia del Frente Polisario, organización creada el 10 de mayo de 1973, cuando Bujari tenía 21 años. Bujari estuvo en primera línea en gran parte de las batallas diplomáticas libradas por el Polisario.

Nació en 1952 en la ciudad saharaui de Dajla, antigua Villa Cisneros bajo la administración de Madrid. Su padre era traductor y él hablaba un español impecable. Estudió Derecho en la universidad canaria de La Laguna y completó sus estudios en la Complutense de Madrid. Su formación jurídica y su dominio del español le sirvieron de gran ayuda para ser designado representante del Frente Polisario en Europa y después en varios países de América Latina.

Durante la guerra con Marruecos (1975-1991) Bujari mantuvo intensos contactos con los dirigentes de izquierda españoles. El 27 de febrero de 1976 el Frente Polisario proclamó el nacimiento de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) en el municipio de Bir Lahlu, a 200 kilómetros de la ciudad argelina de Tinduf, donde se encuentran los campamentos de refugiados saharauis. Un año después, Bujari ofreció una conferencia de prensa en la sede madrileña del PSOE de la mano del entonces secretario general Felipe González para solicitar la mediación de España en el conflicto.

Ocho años después de aquella conferencia y ya con el PSOE en el poder, el 21 de septiembre de 1985, el Frente Polisario atacó desde tierra y con armamento pesado al pesquero canario El Junquito cuando faenaba con bandera marroquí a una milla y media del Sáhara Occidental. Al rescate acudió una patrullera española que también fue atacada. Murieron el contramaestre del pesquero y un cabo de la patrullera. Una semana después Bujari, que ya era representante del Frente Polisario en Europa, fue expulsado de España por las autoridades españolas.

Sus compañeros del Polisario destacan que la intervención de Bujari fue clave para frenar la propuesta marroquí de una autonomía para el Sáhara Occidental

La policía lo detuvo cuando acudía a una cena en Madrid que le rendían como homenaje el Partido Comunista de España y la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui. Bujari afirmó que respetaba la soberanía de España, pero aclaró que ahí se abría “una cicatriz difícil de curar”. “De todas formas”, añadió, “de las grandes batallas nacen los grandes amigos”. Sus compañeros aseguran que siguió manteniendo después una excelente relación tanto con Felipe González.

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Miguel Ángel Moratinos, ministro de Exteriores socialista entre 2004 y 2010 indicó a este diario en conversación telefónica: “Bujari y yo tuvimos muchas discusiones y divergencias. Pero siempre lo hicimos con respeto mutuo y tolerancia. Era una persona de diálogo. No coincidíamos en el análisis final de la situación, pero era un hombre que ejercía su cometido con mucho conocimiento y experiencia”.

Bujari estuvo presente en el equipo negociador del Frente Polisario que firmó el alto el fuego con Marruecos en 1991. Y era ya el portavoz de la organización en 1998 cuando se alcanzó un acuerdo para celebrar un referéndum, bajo la mediación de diplomático estadounidense James Baker como enviado especial de la ONU. “La pregunta seguirá siendo la misma; independencia o integración en el reino de Marruecos”, declaró entonces Bujari. “O sea, que a finales del año próximo habrá un nuevo Estado en el Magreb o se habrá ampliado el territorio marroquí”, aseguró. El referéndum no se celebró jamás. Bujari siempre sostuvo que Rabat se dio cuenta a finales de 1998 de que el referéndum conduciría “inevitablemente a la independencia del Sáhara Occidental” y tomó la decisión de “escamotearlo”.

En junio de 2007 Marruecos presentó ante la ONU su propuesta de autonomía para el Sáhara Occidental. Bujari llevaba ya cinco años como representante diplomático del Polisario en Naciones Unidas. Sus compañeros de la organización destacan que su trabajo fue fundamental para frenar esa propuesta ante la comunidad internacional; propuesta que es la única que sigue manteniendo Marruecos hasta la fecha.

En 2012 Bujari publicó una tribuna en este diario donde argumentaba que la “solución unilateral” que había presentado Marruecos animado por “algunos sectores de la Administración de Bush, el mismo Chirac, Zapatero y, más tarde, Sarkozy” solo pretendía legitimar un “botín de guerra”. Y esgrimió: “Su pecado capital radica en la presunción irrealista de que la comunidad internacional y el Frente Polisario aceptarían de entrada su premisa esencial, es decir, la soberanía marroquí proclamada unilateralmente sobre el Sáhara Occidental”.

Finalmente, en marzo de 2016 Bujari consiguió que el surcoreano Ban Ki-Moon visitase Bir Lahlu, donde se fundó la RASD. Era la primera vez que un secretario general de la ONU ponía los pies en esa aldea. Esta zona es considerada por Marruecos una parte del Estado marroquí que abandonó tras el alto el fuego de 1991 para que sirviera como “zona tapón” entre Argelia y Marruecos. Sin embargo, el Frente Polisario lo considera parte de sus “territorios liberados”. Durante la visita Ban Ki-Moon habló de “ocupación” para referirse al control de Marruecos sobre el Sáhara Occidental. Y eso desató la “estupefacción” y la “indignación” de Marruecos, donde se celebraron manifestaciones contra Ban Ki-Moon.

Una vez más, Bujari aparecía en primera línea, al lado de Ban Ki-Moon.

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Sobre la firma

Francisco Peregil
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

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