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Salarios

La brecha salarial entre hombres y mujeres es de 5.323 euros al año

El informe sobre impacto de género de los presupuestos de la Generalitat de 2019 revela que la diferencia se incrementa cuando menor es la formación - Ellas son mayoritarias en títulos académicos

Mujeres más formadas que los hombres, pero mucho peor pagadas. Esta es una de las conclusiones del informe sobre impacto de género realizado por el Consell e incluido en la ley de presupuestos de la Generalitat para 2019.

En los últimos años, el diagnóstico se ceñía al ámbito de la Administración autonómica (datos sobre el personal), pero, por primera vez, el Ejecutivo ha abierto el foco y el resultado es una radiografía sobre la situación de igualdad (o desigualdad) en la que se encuentran valencianas y valencianos. Las cifras evidencian cómo, a pesar del cada vez más alto nivel educativo de las mujeres, ellas siguen sufriendo discriminación salarial con independencia de su profesión.

Así, según datos obtenidos del portal estadístico de la Generalitat y referidos a 2016, la brecha salarial, entendida como la diferencia entre lo que cobran las mujeres y los hombres al realizar un trabajo de igual valor, se sitúa en el 22 % en detrimento de las mujeres.

Es decir, ellas ganaron de media 18.349 euros brutos al año frente a los 23.672 euros percibidos por los hombres, 5.323 euros menos. La mayor brecha (25 % de diferencia) se detecta en los grupos de edad de entre 35 y 44 años. La menor diferencia en los jóvenes de entre 25 y 34 años, con 1.725 euros más para los hombres.

Las diferencias salariales son transversales. El informe refleja que ese año las mujeres directoras, gerentes, técnicas o profesionales científicas e intelectuales cobraron un 17,3 % menos que los hombres en el mismo nivel profesional. En las profesiones clasificadas como medias (contables, administrativos, artesanía), la brecha era del 26 %; mientras que la discriminación se agranda en los puestos menos cualificados: las mujeres cobraron un 37,8 por ciento menos que los hombres: 11.529 frente a 18.550 euros.

El apartado dedicado al empleo ratifica la pervivencia de la división sexual del trabajo. Ya con datos de 2017, la tasa de ocupación más alta (56,3 % ) son las mujeres que trabajan por cuenta propia como ayuda familiar (cuidadoras), seguidas de las mujeres asalariadas del sector público (54,3 %).

La foto del empleo en 2017 reflejó que la tasa de ocupación de las mujeres valencianas fue en todos los sectores inferior a las del hombre en un 0,41 %. Los estereotipos de género siguen segmentando el mercado de trabajo, de tal manera que la construcción es el sector de menor ocupación para las mujeres, mayoritarias en servicios (53 %). La presencia en otros sectores tradicionalmente masculinizados como la industria o la agricultura sigue siendo baja, 26,3 % y 20,8 % respectivamente.

Más mujeres con estudios

Las dificultades de las valencianas a la hora de encontrar empleo de calidad contrasta con otros datos recopilados por el informe que demuestran que el nivel educativo de las féminas es cada vez mayor. Así, el porcentaje de mujeres con estudios universitarios y similares es ya superior al de los hombres.

En doce años (de 2005 a 2017) se ha pasado del 20 % de mujeres frente al 21 % de hombres al 27,19 % frente al 25 %. Por otro lado, ellas registran porcentajes de abandono prematuro de la educación casi cinco puntos por debajo que los hombres. La titulación superior es además un pasaporte para huir de las colas del paro.

De hecho, el colectivo de mujeres activas con un nivel de estudios superior se sitúa ya en el 52 %. Sin embargo, apenas se reflejan avances en el ámbito de la conciliación entre la vida laboral y familiar. Son las valencianas quienes disfrutan casi de forma exclusiva del permiso por maternidad; el 98,1 % en 2017 mientras que los permisos por paternidad apenas representan el 1,4%.

La precariedad laboral, la carga familiar y de cuidados (que recae casi de forma exclusiva en las mujeres) y la tardía incorporación al mercado de trabajo tiene su reflejo en otros ámbitos, como las pensiones o las prestaciones por desempleo. Así, los datos reflejan una evidente brecha por razón de género. La pensión media anual recibida por los hombres ascendió a 15.015 euros anuales en 2016 frente a los 10.633 euros percibidos por las pensionistas valencianas. Un desequilibrio de 4.382 euros «por el único motivo del género de la persona receptora», según subraya el estudio. La brecha es sangrante en el grupo de edad de entre los 66 y 75 años, ya que alcanzó los 5.990 euros. Este desequilibrio se extiende también a las personas en paro, aunque la brecha se ha acortado. Así, en 2016, ellas ganaban de media 144 euros menos frente a los 882 euros de diferencia seis años antes. Respecto a las pensiones contributivas de jubilación, ellos perciben una media de 1.147 euros frente a los 7.23 que cobran al año las mujeres. Sólo hay diferencia a favor de las mujeres en las pensiones de viudedad.

El informe mejorado sobre impacto de género (además del diagnóstico sobre la igualdad en la Comunitat Valenciana, se incorpora un capítulo para evaluar los resultados de la aplicación de la normativa de la Generalitat en esta materia) también arroja algunos datos positivos para las mujeres, quienes tienen ahora menos riesgo de caer en la pobreza que hace cuatro años. Así, en 2014, un 21% de las valencianas se encontraban en situación de riesgo de pobreza, un dato que se ha reducido en más de dos puntos.

El Consell aborda también el acceso al poder y a la toma de decisiones de las mujeres, si bien su análisis se centra en el ámbito político y de los cargos públicos de las administraciones valencianas. Respecto al número de alcaldesas, el informe recoge la evolución producida desde 2003 cuando el porcentaje de mujeres al frente del ayuntamiento era del 12,6% (idéntico a la media estatal) y la situación en 2015, con el 22% de alcaldesas; tres puntos porcentuales superiores a la media española.

El informe destaca también que la novena legislatura es la primera en la que el número de conselleres es superior al de los conselleres, si bien no especifica que el presidente es varón, de tal forma que en realidad es un gobierno paritario, 50/50.

Como curiosidad los gráficos muestran que en el resto de las legislaturas el número de miembros del Gobierno hombres ha sido muy superior al de las mujeres. El equilibrio comenzó a apreciarse en la octava legislatura, la de Alberto Fabra.

La primera y la segunda después de la preautonomía (las de Joan Lerma) no tuvieron ninguna mujer. Por otro lado, desde 1983 a 2015, el porcentaje de mujeres en las Corts ha pasado del 6,7% al 44,4% actual, un avance en buena medida debido a la aprobación de la ley de igualdad de 2007.

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