"Nos hemos excedido en el discurso edulcorado, muy americano, del emprendimiento, con la imagen de jóvenes que triunfan en un garaje". Javier García, economista avilesino coautor con su socio Enrique González del libro "La burbuja emprendedora", alerta de la existencia de una exuberancia poco racional del emprendimiento.

"Crear empresas es complejo, exige mucho esfuerzo, capacidad, conocimiento, experiencia, y se necesita producto, financiación, canales de venta, clientes, tener un equipo y un plan. Ha habido un discurso optimista prometiendo la vía del emprendimiento como una alternativa fácil para escapar al paro. Mucha gente que capitalizó las percepciones del desempleo y que se endeudó para crear un negocio fracasó y hoy está en una situación mucho peor que al principio: sin actividad y con deudas contraídas. Y liquidar una empresa tampoco es fácil: hay que ir a un concurso, cuesta dinero y genera angustia". "Con expectativas irracionales no se pueden generar planteamientos racionales", explica este economista, socio con el también economista Enrique González y el ingeniero informático Miguel Ángel Lubián de la empresa ovetense Instituto Cies, especializada en el asesoramiento financiero y estratégico de grandes y pequeñas empresas.

La "burbuja" del emprendimiento durante los años de la crisis y de la recuperación "ya está estallando, aunque de forma silenciosa. El fracaso es silencioso", opina este consultor.

Impulsar proyectos y crear empresas "es bueno pero si se hace con racionalidad y sin incurrir en burbujas". "Tan malo es el negativismo como el triunfalismo", indica García, responsable del área de Finanzas e Innovación de Cies. "Tampoco se trata de que todos volvamos a querer ser funcionarios. Hay que racionalizarlo y saber que ser empresario exige mucho trabajo y sacrificio y hacerlo con fundamento".

"Hemos comprado narrativas de éxito y en las que todo parece fácil y que sitúan el producto y la tecnología como la clave cuando lo determinante es vender y encontrar clientes dispuestos a pagar por ello, y hacerlo en un mercado en el que hay miles de referencias y la competencia es feroz". La visión de que "se puede emprender en un garaje con cuatro euros es falsa. Invertir es caro y se precisa un bolsillo profundo". Y "quien monta un negocio a la desesperada para salir del paro tiene más riesgo de fracasar. Si eres un 'aficionado', la probabilidad de equivocarte es alta".

En opinión de García, hay demasiados divulgadores que prometen soluciones mágicas: "Dejémonos de unicornios, 'networking' y saraos, y hablemos de negocio. Se puede ir desde Asturias hasta Cádiz de jornada empresarial en jornada empresarial y de charla motivacional en charla motivacional con 'coaching', 'mentoring' y 'speakers'. Hay que rodearse de profesionales, no de chamanes".

Para quienes se hayan equivocado ya con un proyecto fallido "lo crucial es cómo encarrilar la solución y no seguir excavando y profundizando en el error. A veces hay que rectificar, reestructurar y reconsiderar antes de que sea tarde".