Centro Virtual Cervantes
El Trujamán > Profesión
Jueves, 24 de julio de 2014

El Trujamán. Revista diaria de traducción

Buscar en El Trujamán

Profesión

Revisando

Por Alicia Martorell

Imprimo la traducción. Dejo el original a mano, pero de momento no lo miro. La pluma está lista, me gusta revisar con pluma. No es que el bolígrafo no revise igual, pero será que soy fetichista. Además, las ideas se escapan muy deprisa y luego cuesta un montón volver a echarles el lazo, más vale cumplir con los ritos necesarios.

La primera frase no me gusta. Si la primera frase no funciona, mal asunto. Le tengo que dar la vuelta completamente, es decir, cambio el sujeto. Me siento feliz y liberada, como si cada cosa hubiera encontrado su lugar.

Lo siguiente es cambar cinco palabras larguísimas por dos puntos pequeñísimos. Maravillas de la puntuación. Vamos bien.

Ahora me falta una preposición, que añado rápidamente. Dos comas para aislar un inciso. Treinta segundos papando moscas para decidir si no será mejor usar guiones. No, comas, los guiones dan hipo y en este caso no se justifica.

Me cargo un adverbio, mejor una locución. Mi siguiente problema existencial es sobre el singular y el plural. Tengo que decidir cuál queda más fluido. Me decido por el plural, y de paso me cargo varios artículos. Cambio «vuelven a aparecer» por «reaparecen»: soy un genio.

Ya he cambiado el sujeto en tres frases y solo llevo dos páginas. Acabo de simplificar una frase de tres líneas, que me ha quedado en dos. Cambio un «salvavidas» por «flotadores», es más tierno, estamos en la piscina.

Sustituyo una oración de relativo por un adjetivo. Cada vez que logro una proeza así me siento el rey del mundo. Si tuviera a mano una campana, la pondría a repicar. A veces pienso que revisar es suprimir el mayor número posible de «que».

Vamos avanzando, necesito el Corripio. Cambio un verbo por un sustantivo y modifico toda la sintaxis, encuentro otro verbo (que estaba escondido dentro de un adverbio), busco sinónimos, tacho, vuelvo a escribir, hago un pulido fino de comas. Creo que ya está.

Horror, terror, pavor, he puesto «obras» tres veces en cuatro líneas. Una me la puedo cargar. Para la otra va a ser más difícil. Acabo poniendo «cuadros» hasta que me doy de cuenta que en la frase siguiente utilizo «cuadros» dos veces. Vuelta al Corripio.

Ahora tengo que decidir si mi texto está negando algo o lo está rechazando. En el original podría ser cualquiera de las dos cosas, así que vuelvo a leer el párrafo entero, en voz alta, vuelvo al principio del texto (no sé, muchas veces la solución está en el principio) y decido que es un rechazo. Definitivamente.

No me gustan las palabras muy largas. Al menos no en este texto, así que vuelvo a buscar sinónimos, a ver si me puedo cargar una que parece un grano en mitad de la nariz. ¿A quién se le puede ocurrir poner «preconización»? Ni siquiera se puede pronunciar. Optaremos, provisionalmente, por una «exhortación», que no es mucho más corta, pero sí más manejable.

Tengo que decidir si «pop art» va en cursiva, con comillas o qué. O si voy a poner «arte pop», como en el Reina Sofía, que queda horrible. El cuerpo me pide la cursiva, que es lo que usa el Thyssen, el DPD no se pronuncia. Creo que voy a aparcar la decisión, tengo que investigar más y no puedo investigar y revisar al mismo tiempo.

Cierro los ojos un momento, estiro los brazos, bostezo. Ya llevo la mitad. Necesito un café.

Centro Virtual Cervantes © Instituto Cervantes, . Reservados todos los derechos. cvc@cervantes.es