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Fútbol o baloncesto: ¿cúal es el mejor deporte para los niños?

Para los menores el deporte siempre tiene que ser un juego y el mejor es el aeróbico y en grupo. Un ejercicio que evite la violencia y eduque en valores

 Niños de un colegio londinense corren la milla diaria.
Niños de un colegio londinense corren la milla diaria. EL PAÍS VÍDEO

Hoy vemos muy remoto aquellos años en los que los niños y niñas mejoraban su psicomotricidad, locomoción y coordinación en plena calle, jugando a un balón prisionero, saltando a la comba o a la goma, o disfrutando con los amigos jugando al escondite. Incluso, existían juegos que permitían a los chavales mejorar la coordinación de las manos, jugando a las chapas, los cromos, la peonza o las canicas. Además, la práctica de cada una de estos juegos favorecía valores que, en la actualidad, se exige que estén presentes en las actividades deportivas que llevan a cabo nuestros hijos, como son la solidaridad, el compañerismo, la participación de todos, convivencia, sociabilización, etc.

Ahora, la natación, correr, saltar, patinar, jugar al tenis, fútbol, rugby serían algunos de los deportes que en opinión de Manuel Villanueva, traumatólogo y director médico del Centro Avanfi, serían convenientes para el desarrollo de nuestros hijos, siempre teniendo en cuenta la edad de los chavales. “Los deportes ideales, aparte de los juegos, pueden variar en cada grupo de edad. Entre tres y cinco años, la natación es ideal, muy completa. A partir de los seis, la natación, el fútbol, la gimnasia deportiva y las artes marciales pueden ayudar al niño a fortalecer su cuerpo y desarrollar su mente, sin dejar de jugar. Entre los siete y los 12, es una buena edad para probar todos los deportes, porque de todos aprenden y luego, a partir de los 12 años y hasta los 18, ya se pueden orientar más hacia algún deporte o probar otros más difíciles, como la escalada o el piragüismo. Pero, también, deben estar en la lista otras actividades físicas (pues la educación física no es solo el deporte), como la música o el baile, actividades que estimulan la psicomotricidad y favorecen las relaciones”.

El coordinador del Club Deportivo GSD, perteneciente al grupo educativo Gredos San Diego de Madrid, Santiago Arellano, comenta que “estamos intentando que los niños hagan de manera artificial lo que nosotros hacíamos cuando éramos pequeños. Este ocio nos procuraba divertimento y con el que compartíamos risas y diversión con los amigos, además de un inmenso cansancio”.  Arellano recomienda la práctica de la natación y de todos aquellos deportes que incorporan carreras como el baloncesto, el balonmano o el voleibol. Además, aconseja también el yudo y el kárate, puesto que “fomentan el orden, la disciplina y el control”.

Sin embargo, este experto argumenta que, en relación con la práctica de fútbol, y debido a los sucesos que últimamente ocurren en los campos, “este deporte hoy en día transmite valores bastante negativos. Ahora mismo, es mejor llevar a un niño a clases de baloncesto, donde los valores de compañerismo están más asentados y donde se destierran las individualidades”. Una idea que está en consonancia con la que explica el traumatólogo Manuel Villanueva, quien insiste en que “los padres debemos practicar deporte con nuestros hijos, no ir a sus partidos ni, por supuesto, pelearnos con los padres rivales, como a veces vemos en las noticias. Debemos hacer que el deporte sea siempre un juego para ellos. Cuanto más les guste, más correrán, lucharán o querrán superarse”.

Un problema de fondo

La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que los niños y adolescentes de entre 5 y 17 años deberían realizar al menos 60 minutos de actividad física diaria de intensidad moderada a vigorosa, porque según los datos recogidos por el propio organismo de la ONU, 42 millones de niños padecen sobrepeso a nivel global y el 83% de los mismos se concentran en países desarrollados. Esta recomendación tiene como principal objetivo mejorar la salud y facilitar el control de peso entre los más jóvenes, así como mejorar su crecimiento y desarrollo tanto a nivel físico como cognitivo en esta etapa de su vida. En España, los datos incluidos en la investigación española “Sedentarismo en niños y adolescentes españoles: resultados del estudio científico” del Estudio ANIBES, publicada recientemente en la revista científica BMC Public Health, subraya que el 55,4 % de los niños y adolescentes españoles en esta franja de edad no cumple las recomendaciones internacionales de actividad física diaria. Además, el 48,4% de los niños y adolescentes entre nueve y 17 años pasan más de dos horas al día delante de una pantalla independientemente del día de la semana, cifra que asciende al 84% si se trata del fin de semana.

Gerardo Rodríguez, coordinador del Comité de Actividad Física de la Asociación Española de Pediatría (AEP) y profesor titular de Pediatría en la Universidad de Zaragoza, recalca que “con la “dosis” mínima fijada por la OMS existe evidencia científica de que se mejora la salud global del niño en la franja de edad de 5 a 17 años. Con esta recomendación se previene padecer sobrepeso u obesidad, se mejora la salud ósea y, además, se previene la aparición de los posibles riesgos cardiometabólicos que pueden aparecer en la infancia asociados en muchas ocasiones a la obesidad (tensión arterial, prediabetes o hipercolesterolemia). Además, desarrollar una actividad física mejora el estado de ánimo, el rendimiento escolar y hasta algunos tipos de cáncer”. Rodríguez hace hincapié en que, de manera mayoritaria, “los ejercicios que deben realizarse en estas edades deben ser aeróbicos, realizados en grupo, principalmente, para fomentar los valores de trabajo en equipo, divertidos, y que se mantengan en el tiempo, de manera que los niños/as consigan entrar en la edad adulta con una disciplina incorporada a su rutina diaria”.

Horas obligatorias de educación física

Con relación a las horas obligatorias de educación física que se imparten en los centros educativos, la Unión Europea ha realizado un informe en el que se observan oscilaciones muy grandes en función del país. En la educación primaria se mueven entre las 37 horas anuales de Irlanda y las 108 de Francia. En educación secundaria, España ocupa con Malta y Turquía el vagón de cola, con una horquilla entre 24 y 35 horas frente a las 102-108 de Francia y Austria.

Manuel Villanueva señala que en nuestro país la asignatura de educación física está “infravalorada” e insiste en que “los padres y los programas aún dan poco valor a la educación física frente a las matemáticas, la física o la química. En cambio, entre los adultos, la forma física, la belleza o la energía son los objetivos a pelear”. Además, prosigue el director médico del Centro Avanfi, “los niños obesos, cada vez más numerosos, tienen problemas de relación o de autoestima, ven que nadie les quiere o les eligen los últimos para los juegos colectivos”. Villanueva insiste en que “la actividad física, el deporte, contribuye al desarrollo físico y mental del niño. Además, le ayuda a familiarizarse con el cuidado del cuerpo y el concepto de salud, para llevar una vida sana cuando sea adulto. Los niños aprenden a conocer el papel preventivo que tiene la actividad física en la prevención de algunas enfermedades. El deporte les ayuda a respetar su cuerpo y el de los demás y favorece la autoestima. Otro beneficio que lleva asociado la práctica del deporte es que, además, promueve el espíritu de equipo y el compañerismo. También les enseña a enfrentarse a victorias y derrotas, lo que les preparará para su vida laboral y personal”.

Los centros educativos y las familias tienen que ir de la mano en el fomento de la actividad física. Según Gerardo Rodríguez, la responsabilidad de los padres debe plasmarse en que sean proactivos y prioricen las actividades deportivas, “pensando en la importancia que tiene hacer ejercicio para la buena salud de los más pequeños de la casa”.

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