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Tres perfiles emocionales con respecto al ingreso.

Especial de Nicolás Litvinoff para el diario La Nación.

Para la gran mayoría de la población, la palabra” ingreso” remite al sueldo que mes a mes deposita el empleador en su cuenta corriente o caja de ahorro bancaria. Sin embargo, desde el nuevo enfoque de las Finanzas Personales, existen por un lado distintos tipos de ingresos y por otro distintos perfiles emocionales que determinan el proceso de obtención de los mismos, y conocer estas distinciones puede marcar un antes y un después en cuanto a la concepción del dinero para un individuo.

¿Qué es lo que determina que dos personas que tienen la misma capacitación universitaria y que provienen de extractos socio-económicos similares tengan ingresos totalmente distintos? ¿Existen factores emocionales que influyen en la formación de una persona de altos ingresos? ¿Es posible adquirir ciertos hábitos para mejorar nuestro nivel de ingresos?

A continuación buscaremos responder estas preguntas analizando 3 perfiles emocionales con respecto ingresos y sus implicancias.

Perfil de ingresos “Pájaro en mano”

Más vale pájaro en mano que 100 volando, dice un viejo y conocido refrán. Llamo perfil de ingresos “Pájaro en mano” al más básico y conocido de todos, que es el del trabajador en relación de dependencia que cobra todos los meses un sueldo fijo y conocido de antemano de parte de su empleador.

En este tipo de categoría entran aquellos que tienen un grado importante de aversión al riesgo, que es un concepto usado en economía, finanzas y psicología relacionado con el comportamientos de los consumidores e inversores, y hace alusión a la preferencia de una persona a aceptar una oferta con un cierto grado de riesgo (trabajar en relación de dependencia con un nivel de ingresos limitado) antes que otra con algo más de riesgo pero con mayor rentabilidad (trabajar por su cuenta sin techo de ingresos).

El perfil emocional de esta categoría tiene que ver personas que buscan la certidumbre social, que tiene entre sus componentes aspectos tales como la seguridad social a cargo del empleador, jubilación, aguinaldo y vacaciones, entre otros beneficios.

En muchos casos, la sola idea de que el ingreso mensual cambie su estatus de fijo a variable puede disparar los niveles de estrés de estos individuos, sobre todo si tienen personas a su cargo.

El “paraguas” que brinda el empleador en cuanto a los ítems mencionadas actúa como una red de contención ante la incertidumbre que los cambios económicos y sociales traen aparejados, lo cual no es poca cosa en un mundo en el cual pareciera que el fantasma de una crisis económica está presente todos los años a la vuelta de la esquina.

De hecho, esta “seguridad” suele ser envidiada y deseada por aquellos que buscan insertarse en el mercado laboral, lo cual muchas veces retroalimenta el grado de aceptación del perfil de ingresos “Pájaro en mano”.

¿Puede crecer el nivel de ingresos de este perfil hasta convertirlo en millonario? Seguro que sí, como lo demuestran los numerosos casos de personas que hicieron “carrera” en empresas exitosas comenzando desde abajo y llegando a cargos gerenciales o convirtiéndose en accionistas, multiplicando sus ingresos varias veces y logrando una clara movilidad social ascendente en términos económicos.

Pero mal que le pese a muchos, la característica distintiva para tener éxito dentro de esta clasificación es la de ser un workaholic (trabajar más de 10 horas por día, es decir, ser un adicto al trabajo), ya que ésta es una de las condiciones necesarias (pero no suficientes) para tener éxito en el mercado laboral corporativo.

Perfil de ingresos “Loco pero no tanto”

“Loco pero no tanto” es una categoría en la cual el ingreso mensual puede venir de varias fuentes y tener por ello una naturaleza variable, pero generalmente con un cierto “piso” determinado por los Ingresos Pasivos o VAI (Vehículos Automatizados de Ingresos) que constituyen una cierta seguridad dentro de la incertidumbre.

El individuo que se mueve dentro de esta clasificación suele aceptar la variabilidad de sus ingresos mensuales, que pueden fluctuar en enorme cuantía, porque el número al cual le prestará mayor atención para evaluar su desempeño será el del promedio anual, es decir, los 12 ingresos variables y mensuales comprendidos en un año, sumados y divididos luego por 12.

Las fuentes de sus ingresos pueden ser: trabajos free lance, trabajos part-time en relación de dependencia, trabajos por cuenta propia, inversiones financieras, inversiones inmobiliarias (departamentos o cocheras en alquiler),VAIs propios generados a través de Internet,regalías, ingresos por franquicias o participaciones en negocios, por citar algunos.

La habilidad de una persona para generar por sí sola múltiples fuentes de ingreso le permite acceder a recursos diferentes y diversificados, lo que evita que el agotamiento (por la causa que fuera) de una de las fuentes repercuta de manera importante en la economía personal.

De esta manera, una parte importante de los ingresos mensuales fluctúan mes a mes en función de distintas variables endógenas y exógenas, pero siempre existe un cierto “piso” que garantiza al menos el cumplimiento de la mayoría de los gastos fijos mensuales.

Perfil de ingresos “Con el viento en la cara”

“Con el viento en la cara” corresponde a un perfil de ingresos con baja aversión al riesgo o directamente “amante” del riesgo, que gusta de la velocidad y no tiene miedo de “agarrar las curvas a 170km/h”.

Desde el punto de vista práctico, la emocionalidad reinante es la ambición y la confianza en si mismo, que lo lleva a renunciar a la seguridad de los ingresos mensuales (ya sean fijos o variables) en detrimento de grandes sumas de ingresos a cobrar en algún momento futuro (cercano o lejano).

Ejemplos de este perfil son los emprendedores que crean empresas con el objetivo de transformarse en líderes de su sector, inversores y desarrollistas inmobiliarios que o bien construyen desde el pozo o compran para vender (no para alquilar) o asesores financieros que cobran anualmente un porcentaje de la tenencia de sus clientes, por nombrar algunos.

Pueden vivir con lo justo de manera “gasolera” durante varios años, viendo cómo sus amigos o compañeros de estudios ganan más dinero y sin importar lo que piensen los demás, porque tienen entre “ceja y ceja” el ingreso millonario que recibirán en algún momento.

Claro que luego de varios “éxitos” suelen buscar asegurar su futuro invirtiendo lo ganado y generando con ello ingresos pasivos, pero cuando llegan a ese punto se encuentran de todas maneras acostumbrados a la gimnasia de vivir de manera austera, ganar cada tanto una enorme suma de dinero e ir sacando de ahí para los gastos sin preocuparse por los flujos de ingresos mensuales.

Conclusión

No hay un perfil mejor que otro, ni uno que sea bueno y otro malo: estamos hablando de perfiles emocionales con respecto al dinero y las emociones no pueden jerarquizarse.

Por distintos motivos que pueden ser desde genéticos hasta educacionales, una persona tenderá a sentirse cómodo en una u otra categoría y puede que una gran mayoría nunca se plantee siquiera la posibilidad de “saltar” de un perfil a otro.

Pero el “insight” (mediante un insight el sujeto “capta”, “internaliza” o comprende, una “verdad” revelada) viene por lado de aquellos que se encuentran disconformes con su situación actual en este campo y quisieran producir un cambio en cuanto a la modalidad de generación de ingresos en su vida.

Una autoevaluación interna en donde se revise la fortaleza con la que se cuenta para hacer frente a la incertidumbre (acotada o no) de abandonar la “zona de confort” surge como el primer paso.

Luego, se trata de accionar con el objetivo en marcha sabiendo que lo importante es hacerlo de manera gradual y con conciencia, sin dar saltos al vacío.

Si la cosa no funciona, puede ser una señal de que no estamos aún preparados emocionalmente y que falta un poco más de práctica y agudeza de observación en cuanto a los pasos a llevar a cabo.

Pero con intentarlo no se pierde nada: en el peor de los escenarios, siempre podemos volver al lugar de donde partimos para “recalcular” y volver a intentarlo.


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