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Transporte

AENA programa más veranos de saturación: quiere pasar de 66 vuelos por hora a 80

El aumento de carga llega después de que en 2016 Son Sant Joan ya fuese el aeropuerto con más retrasos de Europa - En la torre de control avisan de que no hay capacidad para asumir un aumento de los vuelos del 21%, que podría disparar la cifra de pasajeros de los 26,2 millones del año pasado a más de 32

AENA programa más veranos de saturación: quiere pasar de 66 vuelos por hora a 80

El aeropuerto se sale de sus costuras: tras superar el año pasado su capacidad máxima en hora punta, el plan de los gestores de Son Sant Joan (AENA) y de los responsables de la seguridad y la navegación aérea (Enaire) para los próximos veranos es que los excesos excepcionales de los momentos más calientes del año sean la norma del día a día. Y así se lo han hecho saber tanto a los profesionales de la torre de control como a los responsables de planificar el tránsito de los pasajeros por el aeropuerto, que ofrecen a DIARIO de MALLORCA un dato que resume lo que está por venir: en AENA y Enaire quieren que las pistas de Son Sant Joan asuman una actividad de 80 vuelos a la hora, en lugar de los 66 del año pasado. Y eso es irse a un vuelo cada 80 segundos durante las 24 horas del día, con picos de un aterrizaje y un despegue cada minuto.

La consecución de esos objetivos pasa por aumentar un 21% la carga de trabajo del aeropuerto europeo de tamaño medio que más retrasos sufrió el pasado verano, cuando técnicos de la terminal y controladores de la torre alertaron desde las páginas de este diario de que Son Sant Joan estaba superando su máxima capacidad de gestión de vuelos durante demasiadas horas al día, de modo que los picos de aterrizajes y despegues se prolongaban durante más tiempo del asumible. "El límite el año pasado eran 66 vuelos por hora, y no podemos superar ese máximo durante más de dos horas seguidas, pero eso ya ocurrió el verano pasado. Con el aumento que quieren ahora sería preciso aumentar los turnos de trabajo, pero hemos perdido plantilla durante años, y ahora solo se ponen parches, porque hay tanto trabajo en Palma que nadie quiere venir a cubrir las comisiones de servicio", explican en la torre de control, en la que detallan que hay 48 controladores operativos, a los que se sumarán otros seis en próximos, pero ni con eso alcanzaría: "La convocatoria de plazas para toda España es de 39, y solo en la torre de Palma harían falta 20. La capacidad está tan al límite que es previsible que no se pueda asumir todo el tráfico que quieren programar y si hay algún imprevisto puede haber problemas", dicen, en referencia a que la torre también gestiona operaciones al margen de la programación comercial, como los movimientos de helicópteros de rescate, aviones de emergencia y aeronaves de la Policía, la Guardia Civil y el Ejército.

De ahí la preocupación de los profesionales, a los que en AENA y Enaire han prometido que el aumento de carga de trabajo será paulatino y estará ligado a inversiones y contrataciones. De hecho, según matizan otras fuentes de Son Sant Joan, la actividad se elevará poco a poco, con el objetivo de superar la capacidad de 80 vuelos por hora solo a partir del año 2021. Mientras tanto, se irán ejecutando inversiones en dos frentes. De un lado, ampliarán las terminales de pasajeros, que, como la torre de control, están cerca de su límite: el documento oficial que guía la explotación y desarrollo del aeropuerto, su Plan Director, prevé en Son Sant Joan un máximo de 15.485 viajeros por hora, cuando el verano pasado en agosto se rozó ese techo, que se romperá previsiblemente en algunos momentos de 2017. Esa capacidad media se disparará hasta los casi 16.000 pasajeros por hora de agosto cuando se produzca el aumento del 21% del número de aterrizajes y despegues que planean en AENA y Enaire. Es decir, cuando eso ocurra, cada hora se excederá la capacidad máxima fijada para el aeropuerto por los técnicos del Ministerio de Fomento.

Aviones al aire, que falta sitio

Las de las terminales de pasajeros no son las únicas costuras que se está rasgando. Ni las más importantes, siquiera. Por eso el segundo frente de inversión tiene como objetivo incrementar el número de puestos de estacionamiento de aviones, los puntos en los que los aparatos se conectan a la terminal y sus puertas de embarque. En la actualidad hay 97 (excluidas las de aviación general), que hace tiempo que están al límite. Lo explicaba a la perfección el verano pasado un técnico de la torre de control: "Nos estamos quedando sin párkings y sin fingers. No hay sitio para los aviones. Estamos tan saturados que seguimos los aviones por cámaras y en cuanto uno cierra puertas para despegar avisamos par que entre en el hueco otro que acaba de aterrizar. Los días de pico de actividad se juega al límite: mandamos aviones al aire porque el caos provocado por la falta de párking nos obliga a hacer sitio. Alguno en AENA nos dice que los pongamos a rodar por pista, pero no hay asfalto suficiente y es peligroso".

¿Qué pasará entonces este verano y los siguientes, en los que se crecerá sobre ese caos? Pues que será aún peor, dice el mismo profesional, que incide en el problema planteado por otros especialistas del aeropuerto: no es ya que haya picos de actividad en los que el tráfico aéreo se complica mucho, es que el verano de Son Sant Joan es un pico de actividad permanente e insostenible.

Lo corroboran los datos del propio Plan Director del aeropuerto. Oficialmente, Son Sant Joan tiene capacidad para gestionar 1.058 vuelos al día, pero el año pasado alcanzó los 1.054 en una jornada de julio, y con el aumento de carga del 21% hasta las 80 operaciones por hora el aeropuerto se acercaría a la frontera de los 1.500 movimientos diarios. ¿Muchos? Probablemente demasiados, a juzgar por la saturación turística del verano pasado.

La presión fue tal que en un solo año el aeropuerto de Palma rompió tres techos de actividad: por primera vez, el aeropuerto registró 24 millones de pasajeros en un año, antes de llegar en el mismo 2016 a los 25 millones y superar los 26 millones, para cerrar el ejercicio con la marca histórica de 26.253.882 pasajeros. Aunque la cifra se quedará corta este mismo año, cuando AENA maneja previsiones de crecimiento "excelentes", adjetivo que emplean en atención a los beneficios que va a obtener en la isla la empresa ahora semipública (el año pasado el Gobierno Rajoy vendió a empresas privadas el 49% de la compañía).

Si se cumplen los planes de aumento de operaciones por hora que ya se han trasladado a la plantilla, Son Sant Joan estará en condiciones de alcanzar los 32 millones de pasajeros por temporada, que son seis millones más que en 2016, el año de la saturación turística récord. Entonces, la isla vio aterrizar y despegar en agosto a 3,98 millones de pasajeros, que se dispararían hasta los 4,8 millones con el aumento de capacidad que proyectan AENA y Enaire. Y eso son 155.387 almas por día, algo así como si por la terminal de Palma paseara cada jornada toda la población de una ciudad del tamaño de San Sebastián o Salamanca. Ahí salta otra costura: 4,8 millones de pasajeros en un mes son más de los previstos por el Ministerio de Fomento en el supuesto de mayor tráfico, cuando Son San Joan puede asumir como mucho 4,66 millones de viajeros en un mes.

La avalancha que viene

¿Es consciente el Govern balear de la que se avecina? ¿Tienen noticias de los planes del Estado y de AENA para exprimir al máximo su aeropuerto más rentable, el de Mallorca? Pues algo saben, aunque no todo lo que les gustaría: desde que AENA pasó a ser medio privada, la opacidad es casi absoluta, con lo que al Govern le cuesta hasta saber cuánto gana el Estado con la principal infraestructura mallorquina. Disponen en cambio de algunos datos de la avalancha prevista este verano. Según confirman en la Conselleria de Movilidad, liderada por Marc Pons (PSOE), en AENA les han transmitido también que para el aeropuerto se hará un verano "excelente". Y poco más: "Sabemos que están preparando un plan para adaptarse a la mayor actividad prevista, pero no lo han cerrado", añaden en la Dirección General de Aeropuertos del Govern, en la que añaden que una de las razones por las que han preparado los polémicos autobuses entre Son San Joan y las principales zonas turísticas de la isla es la certeza de que este verano Mallorca y sus cielos vivirán en un constante pico de saturación.

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