Escupir pa’rriba

19 de Abril de 2024

J. S Zolliker
J. S Zolliker

Escupir pa’rriba

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En días recientes y en aras de la unidad nacional contra lo que nos llega de fuera, muchos me han invitado en mis redes sociales, a cambiar mi avatar por una bandera mexicana. Es un buen propósito, creo yo, aunque también opino que debemos permitir el disenso en aquellos que no quieren hacerlo, porque de otra forma, estamos promoviendo un nacionalismo que no nos permita la autocrítica ni construirnos desde la pluralidad (y eso implica, no consentir a nuestra clase política ni liberarlos de su responsabilidad en lo que están haciendo o dejando de hacer para enfrentar la crisis que atravesamos).

Muchos otros, de buena voluntad, me han invitado a generar un boicot a marcas norteamericanas, a salir a comprar a tianguis, a comer tacos, y un sin fin de buenas voluntades que me hacen pensar que estamos proponiendo soluciones y reacciones cual perico a trapazos. A ver, detengámonos a pensar. Por necesidad. Para no actuar por instintos. Por favor. Por piedad. Es cierto. Tenemos un problema en el norte. Es cierto. Pero no por eso debemos reaccionar como chivos en cristalería. Al contrario. Hoy más que nunca, debemos actuar como ajedrecistas. Debemos ser asertivos. Ser muy conscientes de cada medida que tomemos.

¿Quieren dejar de consumir marcas norteamericanas? ¡Excelente! Nada más asegurémonos de no estar escupiendo pa’rriba. Muchos me invitan a que se deje de consumir en Starbucks. Estoy seguro que no saben que aquella, es una franquicia comprada por una empresa 100% mexicana, que emplea a más de 40 mil empleados mexicanos, que produce comida y paninis y consumibles con cientos de ingredientes mexicanos (y hasta los exportan), y cuyas utilidades se quedan en México (salvo las pequeñas cuotas que se pagan anualmente a la franquicia por capacitación y publicidad mundial). Consumir en otras cafeterías está bien, a gusto de cada usuario, pero por favor no inviten a boicotear a una empresa mexicana por un nacionalismo simplón que no sabe identificar sus propias empresas y beneficios nacionales.

Lo mismo sucede con McDonalds. Para los que se acuerden, desde la entrada del TLC en vigor hace más de dos décadas, salieron los que nos dijeron que la desgracia de la globalización es que consumiríamos hamburguesas en lugar de tacos. Nadie, que yo conozca, dejó de consumir comida nacional para consumir hamburguesas. Es más, podría asegurarles que hoy se consumen mucho más tacos que en 1994. ¿Ese nacionalismo está bien que ataque a una empresa de hamburguesas que opera en México? Me parece que no. Que hacerlo es dispararnos en el pie, porque no solo emplea a miles de mexicanos, sino que consume ingredientes mexicanos (de la carne al pan al jitomate). ¿Sueldos mal pagados? No lo dudo. Sin embargo, eso no es culpa de la empresa que quieren boicotear...

Sigamos con Ford. Muchos dicen que no consumirán Ford nunca más (lo dudo no por la marca sino porque si sus precios siguen siendo competitivos, el consumidor siempre comprará lo que le represente un mejor costo/beneficio). Aún así, en México, en nuestro territorio, se siguen produciendo muchos autos y autopartes Ford. Y generan más de 20 mil empleos directos. ¿Quieren arrinconar a trabajadores mexicanos porque un tipo naranja nos quitó la construcción de una planta de autos en nuestra nación?

Vamos con Walmart: empresa extranjera que emplea mexicanos. A miles. Y genera canales de distribución para cientos de miles de productos mexicanos (de maquila, a cualquier producto del campo). Quienes llamamos a construir un mercado interno más sólido, tenemos que tener cuidado de no estar mermando eso mismo que queremos fortalecer. ¿Qué pasaría si de un día a otro —así, por decreto— desapareciera esta cadena de supermercados? Con suerte, y con algo de tiempo, podría ser ocupado el canal de distribución por otra cadena de supermercados “nacional”, aunque lo natural, sea pensar en comprar comida en el tianguis o en el mercado sobreruedas que se planta en la esquina, donde por cierto, no se paga seguro social, ni se cubren impuestos, ni renta, ni pago de luz, ni se siguen reglas de salubridad y donde acaso, se genera una jugosa cuota no rastreable que utiliza la delegación en turno sepa usted para qué cosas. Tengamos cuidado entonces con estos boicots y recordemos el viejo y sagrado adagio: hombre sabio, no orina nunca contra el viento.