Mamá, aprende a sobrevivir a los mocos

Los mocos pueden convertirse en la peor pesadilla para muchas madres. ¡Pero hay que aprender a lidiar con ellos! Te damos algunas recomendaciones útiles en el presente artículo.
Mamá, aprende a sobrevivir a los mocos

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 01 junio, 2021

Muchas veces, los niños y los mocos parecen hermanos. Es tan normal que un niño tenga esta sustancia pegajosa en su nariz que su presencia no debería ser alarmante para ninguna madre, sin embargo a veces cuando los ves con demasiada frecuencia te preocupas y es natural que así sea. ¡Tranquila! Hay maneras de sobrevivir a los molestos mocos sin morir en el intento.

Es probable que desconozcas que los mocos tienen una misión: Filtrar el aire que tu bebé respira y hacer que las sustancias presentes en el aire que no nos convienen como pólenes, gérmenes o polvo se queden pegadas allí y no lleguen hasta los pulmones de pequeño.

En primer lugar es bueno que sepas que los niños tienen más mocos en comparación a un adulto porque atrapan muchísimos más virus. Estas frecuentes infecciones se deben principalmente a que están más inmaduros inmunológicamente y pese a ello, están, al igual que todos los seres humanos, en permanente contacto con personas enfermas.

Hasta que tu hijo cumpla 3 o 5 años de edad, su sistema inmune es más susceptible a enfermarse cuando entra en contacto con los virus.

Por eso es bueno que estés tranquila cuando aparecen moquitos en la nariz de tu bebé, pues aunque no lo creas los mocos hacen un trabajo en estrecha colaboración con unas células de la mucosa nasal que contienen unos pelillos que se conocen como cilios. Los cilios movilizan el moco y arrastran todas las sustancias perjudiciales hacia el exterior; estos no deben ser cortados y si los cilios se asoman un poco fuera de la nariz lo mejor es rebajarlos.

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Ayuda a tu bebé a manejar los mocos

El tratamiento de los mocos es una de las piedras angulares en el manejo de los niños menores de dos años, ya que generalmente no saben expulsarlos bien. En la mayoría de los casos la tos es poco efectiva, pues sus diafragmas y músculos intercostales no tienen tanta fuerza como los de un adulto o un niño mayor. Y muchas veces cuando tosen y los movilizan, se los terminan comiendo, y a su vez, esta situación puede generar en diarreas y vómitos.

La buena noticia en esta misión que consiste aprender a sobrevivir a esta “verde etapa”, es que sepas que si tu hijo tiene mocos es porque su sistema inmune está respondiendo correctamente, atajando la infección en la puerta de entrada.

También es bueno estar al tanto de que el hecho de que los mocos vayan cambiando de color y consistencia no tiene significado patológico, el campo de batalla va cambiando en función del número de víctimas entiéndase virus muertos, leucocitos (células de defensa de la sangre) y sustancias de deshecho.

Los mocos molestan, es un hecho

Admitámoslo, aunque no sean del todo malos los mocos siempre  son molestos y no solo para ti sino también para tu bebé. Y una de las razones por las que los mocos le molestan a tu hijo es porque anatómicamente todo en su cuerpo es más pequeño, así que el espacio para el paso de aire cuando hay mocos queda más estrecho y la respiración es más dificultosa.

Además los niños pequeños son respiradores nasales obligados, ya que por la configuración de la boca, la faringe y la laringe, no pueden respirar por la boca como hacemos los mayores cuando tenemos la nariz tapada.

También es cierto que cuanto más pequeño es el niño, más interfieren los mocos en su día a día, les cuesta comer, les cuesta dormir y aumenta la irritabilidad. Por eso es bueno que vigiles los signos y síntomas cuando el mecanismo de barrera nasal no ha funcionado, y efectivamente el cuadro respiratorio ha bajado al pecho, lo cual ocurre con bastante frecuencia en determinadas épocas del año y en niños predispuestos a resfriarse.

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Tips para sobrevivir a los mocos

Existen numerosos jarabes mucolíticos en el mercado, que contribuyen a hacer el moco más fluido. Su misión es hacer los mocos más blandos para que tu bebé pueda expulsarlos con mayor facilidad, pero en ningún caso eliminan los mocos ni la tos, que son mecanismos de defensa del organismo del bebé. En cualquier caso, siempre es bueno que consultes al pediatra o al farmacéutico antes de utilizarlos.

La humedad ambiental también suele ser muy útil, pues ayuda a ablandar los mocos, contribuyendo de nuevo a que la tos sea más efectiva, pues los mocos son más fáciles de expulsar.

Aparte de ello, el tratamiento más efectivo es la realización de lavados nasales con suero fisiológico o soluciones de agua de mar. Ciertamente hay que hacerlos de forma muy repetida, pero ten en cuenta que las soluciones de agua de mar suelen ser más “respetuosas” con la mucosa nasal que otras sustancias.

También puedes aumentar la humedad de la nariz de tu bebé mediante lavados nasales con suero salino (suelen ser más útiles en niños más pequeños), uso de inhaladores nasales con agua salina o agua de mar, o un humidificador ambiental.

Estos aparatos son muy útiles ya que se pueden dejar funcionando durante horas y contribuyen a que los niños tengan una tos más eficaz al tener los mocos más líquidos. A veces son útiles los aspiradores de mocos nasales para bebés.

Aunque los lavados no les gustan mucho a los niños, utilizarlos antes de que se vayan a dormir o de darles de comer, va a originar que respiren mucho mejor durante un buen rato.

Y si definitivamente deseas prevenir su aparición, la mejor forma de hacerlo es enseñar, en la medida de lo posible, a tu bebé a toser de forma eficaz. Sí, esta es una tarea ardua y complicada, y que generalmente suele beneficiarse de medidas como fisioterapia respiratoria, humedad ambiental y lavados nasales, pero con el tiempo los bebés van aprendiendo a toser de forma más eficaz, reduciendo así el riesgo de complicaciones por acumulación de mocos en su nariz.

 


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.