“El periodismo es el mejor oficio del mundo”, reconocidísima frase que además inmortaliza al ilustre Gabriel García Márquez en su afán de mostrarle al planeta entero que para ser periodista no necesitas pasar por una escuela. Para algunos puede sonar chocante la idea de que una persona pueda ser tan periodista aún sin haber pasado por la academia, mientras que para otros, el periodismo resultan tan fascinante que solo el que tenga bases intelectuales firmes junto a un acertado sentido común combinado con el don de la honestidad (porque estamos claros que en la actualidad se ha convertido en un don más que un valor), está en la libertad plena de ejercer el mejor oficio del mundo. Medios vs Estado En Latinoamérica, las necesidades varían de acuerdo a la institución y eso es una realidad. Los medios de comunicación tienen como preferencia a egresados de reconocidas escuelas de periodismo para ciertas tareas, dándole prioridad a famosos y empresarios para hacer el trabajo (que quizá sería más recomendable) debería realizar un profesional de las comunicaciones. Y para nadie es un secreto que quienes manejan medios son todo menos periodistas. El Estado no se queda atrás, la eterna batalla entre la diferenciación de los términos comunicador, comunicólogo y periodista, ha dejado a muchos sin trabajo y a otro sumamente confundidos. Yo comunico, tú comunicas… En Venezuela cada 27 de junio celebramos el Día del Periodista, ese día hasta los fotógrafos se llevan premios (y sí, sé que existen fotoperiodistas pero para ellos ya hay un día). A lo que voy es ¿de verdad sabemos lo delicado que resulta representar tal figura? Un comunicador es aquella persona que se dedica a difundir mensajes eficientemente a un público específico a través de un medio de comunicación; pero también es quien efectúa trabajos sociales para informar, expresar y convencer en cualquier medio de comunicación. Podríamos decir que es un estratega de las comunicaciones. Por su parte, los comunicólogos son quienes ejercen las comunicaciones aplicadas a la investigación (o la docencia) en sus diferentes dimensiones (simbólicas, discursivas, retóricas, antropológicas, psicológicas, sociológicas, políticas o culturales). Su trabajo está más enfocado en hacer visibles y comprensibles datos abstractos de la realidad en mensajes comprensibles por distintas audiencias. Asimismo, un comunicador social es más un estudioso de la información y expresión que se usan en medios de difusión masivos e industrias culturales basando en principios sociológicos, antropológicos, psicológicos, pedagógicos, periodísticos, filosóficos y artísticos. Hasta ahí estamos claro. Ahora bien, un periodista es definido por la RAE como:
- m. y f. Persona legalmente autorizada para ejercer el periodismo.
- m. y f. Persona profesionalmente dedicada en un periódico o en un medio audiovisual a tareas literarias o gráficas de información o de creación de opinión.
Y así vamos Un periodista tiene la labor profesional de recolectar, síntetizar, procesar y publicar datos de carácter actual y bajo su entera responsabilidad. Cuando decimos que somos licenciados no es para que nos den café gratis, es sinónimo de que poseemos una licencia legal que no cumplir una misión. Otro dato interesante dentro de todo ello es que los periodistas (a diferencia de los comunicadores o comunicólogos) deben apelar a fuentes que resulten creíbles o sustentar los datos científicamente y dar dos versiones legítimas. ¡BINGO! No todo era taaan fácil. Aunque la base del plano periodístico son las noticia, también contempla otros elementos que pueden ser los géneros (si nos referimos a la parte literaria), porque el periodismo también puede ser gráfico, audiovisual, radiofónico o digital. El cuarto poder El periodismo es tan grande que abarca sus propias tipologías, ya sea por el medio de transmisión, la temática, los géneros, la especialización y hasta las herramientas en su ejercicio y en un intento por garantizar su desarrollo ético, se crearon colegios y asociaciones profesionales que regulan su ejercicio. Irónicamente, dichas instituciones mayormente va dirigida a quienes sí poseen licencia legal de la misma, es decir, los que pasaron por la universidad dejando entre dicho lo de “el periodismo es un oficio”. El escritor, periodista Ernesto Montenegro dijo el 31 de agosto de 1952 «Algunos viejos profesionales dicen que la idea de convertir en periodistas a todos los que aspiren a serlo es absurda, pues el buen periodista es el que se ha formado en la libre competencia, por el saludable proceso de eliminación de los incapaces…Una escuela universitaria tiene otros objetivos. En tal escuela se puede afinar el instrumento capital del periodista, que es la pluma; o para hablar con mayor propiedad, su capacidad, la precisión y eficacia que debe tener el estilo periodístico. No hay exageración en decir que la mitad del vocabulario es de uso incorrecto y la otra mitad enteramente innecesaria. Una Escuela de Periodismo bien programada une la formación técnica con la intelectual. La inteligencia del periodista robustecida con un bagaje de conocimientos. Le habilita para juzgar con más certeza y para criticar con más justicia. También permite acceder a una formación ética. El alto periodismo debe ser una escuela de integridad moral, de respeto por la verdad, de urbanidad y tolerancia bien entendida». ¿Vale la pena? Yo no digo que todos o ninguno podamos ser periodistas, pero estamos conscientes que el periodista aprende mientras ejerce el periodismo. ¿En cuántas escuelas te enseñaron que la mayoría de los puestos se consiguen a través de palancas?, ¿te enseñaron a cómo cobrar por si te volvías independiente? O ¿te advirtieron de los pésimos salarios y los egos contras los que hay que luchar diariamente? Ni se diga sobre los ataques y riesgos que corremos solo por hacer lo que sabemos. Yo en lo personal, aprendí mucho más de mi tutor de pasantía y de mi compañera Patty que aún ni se graduaba que de ciertas cátedras que hasta el día de hoy no recuerdo. Hace tiempo comenté que quienes escogíamos ser periodistas podíamos llegar a pecar por “saber un poco de todo y mucho de nada” si nos aferramos a los años que pasamos estudiando algo que muy bien puede ser un don, un verdadero don. ¿Cuántos de ustedes aún ven noticieros?, realmente ya no los necesitamos, todo se sabe al instante y a la hora gracias a plataformas y redes sociales (no quiero decir que todos los que informan son periodistas) pero ellos en cierto grado sí son comunicadores. Los títulos no aseguran carreras y las carreras no aseguran el éxito.
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