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Claudia y George, ¡andaban sin buscarse para encontrarse!

No se conocían pero tenían un mundo en común; ambos de origen palestino celebran su amor y compromiso mostrando con pasión las tradiciones de su tierra, ¡conócelos ya!

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Claudia y George se conocieron a través de amistades en común, debido a que ambos se encontraban solteros, los amigos, como siempre, debían hacer de cupido. En este caso, los primos de Claudia y la hermana de George son amigos, así es que un día decidieron hacer una reunión para que ambos se conocieran. La mayoría de las veces estos encuentros un poco forzados no resultan, en esta ocasión, nada fluía. Fue una situación bastante incómoda y no llegaron a hablar en toda la junta, pero la vida les tenía preparado un momento más especial donde pudieran realmente reconocerse. La futura novia, casualmente, no tenía cómo volver a su casa y George, un caballero, le ofreció llevarla y así daban por empezada la primera interacción de la noche.

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Créditos: Esteban Cuevas
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Luego de eso, se juntaron para salir y conocerse más, asistieron juntos a un matrimonio y de a poco fueron introduciendo más y más aspectos de su vida en ese intercambio de experiencias que los llevó a conocer íntegramente el mundo del otro. Resultó que Claudia y George tenían mucho en común, incluso muchos de los amigos de uno eran conocidos del otro y a pesar de no haberse visto nunca antes, compartían una esencia en común, en ambos corría sangre palestina por sus venas. Incluso habían estado en los mismos lugares alrededor del mundo, pero en momentos diferentes… El futuro novio creció en Palestina, pero de chico había llegado a Chile con su familia. En el caso de Claudia, su abuelo había llegado de allá mismo y hacía poco que ella había ido a conocer lo que era la casa de su familia en Tierra Santa, sin saberlo, había estado compartiendo con parte de la familia de quien sería su marido y había pisado las mismas calles donde George corría de niño.

Asimismo, no sólo ellos se dieron cuenta que el amor había llegado de manera intensa y permanente, todo su entorno veía como crecía y se fortalecía. Finalmente, en un viaje al Cusco, Perú, en la cima del monte Huayna Picchu a más de 2600 metros de altura, George le pidió la mano a Claudia, sabiendo que ella era la mujer por la que había estado esperando tanto tiempo. Ella también lo sabía, ambos tenían la certeza de que la espera no había sido en vano, eran tal para cual.

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Créditos: Esteban Cuevas

Decirle a la familia que estaban comprometidos fue todo un acontecimiento, tenían planeado darles la noticia a todos juntos, pero cuando volvieron del viaje a Perú la hermana del novio estaba fuera de la ciudad y luego sus papás se fueron de viaje. Entonces decidieron hacerlo público el día del cumpleaños de George que cae en octubre, pero unos días antes la mamá de él cayó hospitalizada y todo se veía cuesta arriba para cualquier tipo de anuncio o celebración. Afortunadamente, el mismo día de la fiesta, la futura suegra de Claudia salió de la clínica y solo tuvieron unos minutos antes de que llegaran los invitados, para decirles a toda la familia que ¡estaban comprometidos!

“George le pasó a su papá el botellón de vino que tenía reservado sólo para cuando se casase uno de sus hijos hombres y le dijo que hoy lo tenían que abrir… no la podían creer!” (Claudia 2016).

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Créditos: Esteban Cuevas

Los novios

El sábado 9 de abril del 2016, Claudia estaba tan nerviosa como ansiosa, ¡el día había llegado! Comenzó la mañana maquillándose con Elizabeth García, no fue una labor muy extenuante ya que Claudia tiene una piel maravillosa así es que no necesitó mucho más que un delineado negro alrededor de los ojos y una sombra tenue. Para el pelo, optó por ondularlo y formar algunos rulos, el peinado le dejaba la cara completamente despejada y para finalizar, un broche blanco que haría juego con el vestido, adornaba su cabeza sencilla y majestuosamente.

El vestido, escote en V y con amarras al cuello, si bien era simple y representaba exactamente lo que la novia quería vestir ese día, tenía un hermoso diseño de flores de tul bordado a mano sobre una tela de raso, que lo convertía en una prenda elegante y única. Así también, los zapatos eran tan sencillos como adecuados al look de Claudia, escogidos en la tienda La Casa Blanca. Por último, el ramo de novia, de la tienda Magnolia Flores, fue una combinación de mini rosas fucsia, Gerberas rosadas, Hypericum rosado, Lisianthus blanco y hojas de Eucalipto.

El novio, también preparándose para este gran día, esbozaba una sonrisa nerviosa cada vez que alguien lo visitaba o fotografiaba, o simplemente lo encontraban desprevenido con una serena seriedad en su rostro. Y es que ¡entre la emoción y la ansiedad por momentos perdía la cabeza! Se vistió con un terno azul oscuro y un chaleco de vestir para seguir con la formalidad a la hora de la celebración. La corbata y el pañuelo fueron de color plateado y para darle el último toque de estilo y tradición, el novio usó gemelos para los puños de la camisa, un accesorio del guardarropa masculino que data de la edad media.

Por otra parte, las joyas que lucieron en la ceremonia fueron las argollas de matrimonio y el anillo de compromiso de la novia, ambos accesorios fueron una creación de Gabriela Harsanyi.

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Créditos: Esteban Cuevas
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La ceremonia y la sesión de fotos

En la ceremonia, los padres del novio, el novio y la madre de la novia, esperaban a la entrada del recinto la llegada de Claudia. Por su parte, la futura esposa, llegaba en compañía de su padre, quien la encaminó y entregó en matrimonio a George bajo la atenta mirada de todos los asistentes. Todo estuvo muy pautado por las tradiciones cristianas ortodoxas, donde los novios bebieron vino de la misma copa y se pusieron dos coronas de oro que simbolizaban la unión y demostraban que la pareja estaba lista para gobernar como jefes de una nueva familia.

Al salir, cayeron sobre la pareja muchísimos petalos de rosa y el escenario se tornó rojo y blanco, ya estaban casados y se dirigían a la sesión de fotos a inmortalizar esta unión y luego a compartir y disfrutar en la tan esperada fiesta.

La sesión se llevó a cabo a la luz de la luna, el fotógrafo a cargo fue Esteban Cuevas, quien plasmó en sus fotos los momentos más emocionantes e inolvidables y con gran fidelidad captó la idiosincrasia y valor cultural de este matrimonio. En la oscuridad y en medio de la naturaleza, los recién casados se veían radiantes, se conectaban mutuamente y un tenue brillo los envolvía e iluminaba.

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La celebración

La fiesta resultó ser muy especial y entretenida, encarnando con exactitud las costumbres palestinas que ambos han orgullosamente heredado. Luego del tradicional baile de los novios, en el medio de la celebración, la novia entró con una vela en cada mano seguida por las invitadas mujeres de la fiesta, quienes también cargaban una vela. Se daba comienzo a lo que se llama el tijlai el arus, que es como una bienvenida a la novia al matrimonio mismo. Las mujeres rodearon a la novia en un gran círculo y en uno pequeño, éste último estaba compuesto por aquellas que eran más cercanas a Claudia.

Más tarde llegó el turno de George, él se incorporó para bailar con su ya esposa y los invitados hombres se reunieron para realizar el zafeth el arees, la misma bienvenida al matrimonio, pero esta vez para George. Todos los hombres se pusieron un sombrero rojo llamado tarboush y movían circularmente en el aire un bastón, mientras sonaban canciones en árabe que hablaban de la soltería y de cómo de repente se dan cuenta que deben casarse y no escuchar más al diablo. ¡Pues claro que un matrimonio es una gran bendición! Luego sentaron a los recién casados en unas sillas mientras los elevaban en el aire celebrando la unión de esta gran pareja.

“Siempre nos dijeron que la noche del matrimonio se te pasa volando, pero ninguno de los dos sintió eso. Estábamos tan entusiasmados y tan felices que disfrutamos cada segundo” (Claudia 2016).

Uno de los invitados de honor de la fiesta fue el cantante palestino Tony Qattan, quien viajó especialmente al matrimonio de George y Claudia. Tony siempre había querido venir a Chile y sumado a esto, es cuñado de una prima del novio, ¡ya no se necesitan más excusas para hacer una visita al país con más palestinos fuera del mundo árabe! Y así Tony terminó siendo el mejor regalo de boda para los novios y el mejor regalo de los novios para los invitados.

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Los recién casados quedaron muy contentos con la fiesta, se les vio bailar toda la noche sin parar. Incluso algunos amigos se les acercaban para darles agua, era tanto el goce, la emoción y la adrenalina, que no había momento para detenerse, nunca se sintieron cansados, ¡había que seguir disfrutando!

Como recuerdo de estas anécdotas, además de las fotografías, Ampersand creó un emotivo video para seguir reviviendo esta unión de película. Muchas gracias Claudia y George por compartir su matrimonio con nosotros, todos hemos quedado maravillados con tantos detalles y tanto amor.

“Andábamos sin buscarnos, pero sabiendo que andábamos para encontrarnos” (Rayuela, Julio Cortázar).

Maquilladora: Elizabeth García | Zapatos de la Novia: La Casa Blanca | Ramo de Flores: Magnolia Flores | Anillos: Gabriela Harsanyi | Fotografía: Esteban Cuevas | Video: Ampersand

 

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