"El Bronco”: Un año de ir de la ilusión a la desesperanza
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Jaime Rodríguez Calderón cumplirá el 4 de octubre su primer año al frente del gobierno de Nuevo León
MONTERREY.- Al cumplir este 4 de octubre su primer año al frente del gobierno de Nuevo León, Jaime Rodríguez Calderón ha quedado a deber a los electores que lo llevaron al poder. Para muchos ciudadanos la palabra decepción ocupó el lugar de esperanza, la que llenaba sus pensamientos después de su triunfo, el primero en la historia del país obtenido por un candidato independiente a gobernador, el 7 de junio de 2015.
Para conquistar el voto arremetía en sus discursos contra la candidata priísta, Ivonne Álvarez, por “chapulina”, al abandonar la alcaldía de Ciudad Guadalupe para buscar la senaduría, que también dejó para ir por la gubernatura. Hoy pende de un hilo su promesa de “no chapulinear”, pues afirma, buscará la Presidencia “si resuelvo los problemas de Nuevo León”. Y considera que lo está logrando.
En opinión de sus críticos, se ha visto sospechosamente lento e incapaz para perseguir a los presuntos corruptos de la anterior administración, y abiertamente cómplice frente a las irregularidades en las que han incurrido los integrantes de su equipo de trabajo.
La decepción ciudadana se manifiesta en que diversas encuestas de Saba Consultores —una firma que anticipó su triunfo— colocan mejor evaluados a los metropolitanos alcaldes priístas o panistas que al Ejecutivo estatal, y señalan que si hoy hubiera elecciones, sólo la mitad del 48% que le dio el voto refrendarían su apoyo.
La percepción ciudadana y las estadísticas oficiales sobre inseguridad indican que Nuevo León ha vivido un retroceso respecto a las condiciones que prevalecieron durante el último año que gobernó Rodrigo Medina de la Cruz.
“El Bronco” se presentó como ejemplo de éxito frente al crimen organizado, cuando fue alcalde de García, pero desde la gubernatura no mantuvo la tendencia a la baja en cuanto a homicidios dolosos que de 719 en 2013 bajaron a 490 en 2014 y a 451 en 2015. En los primeros ocho meses de 2016 iban 446 homicidios de ese tipo, mientras en el mismo lapso de 2014 hubo 334 y en 2015 se contabilizaron 316 asesinatos. Es decir, hubo un incremento de 33.5 y 41.14%, respecto a los años previos.
No resulta mejor librado “El Bronco” si se contabilizan las cifras de octubre de 2014 a agosto de 2015, que corresponden a los primeros 11 meses del último año de Medina, cuando hubo 408 homicidios dolosos, mientras en los primeros 11 meses de su gestión (octubre 2015-agosto 2016), se acumularon 552 casos, es decir, 144 más, un aumento de 35.29%.
Combate a la corrupción. En su diagnóstico sobre las condiciones en que recibió el estado, el día de su toma de protesta habló en metáforas: “Hemos encontrado la casa sucia, las columnas derruidas, fugas por muchas partes, el techo cayéndose en otras; y para acabarla de fregar, hipotecada.
“Pero no es el tiempo el que castigó nuestra casa, sino la corrupción sin llenadera y el delirio de muchos que se creyeron reyes y no gobernantes; (...) que donde había dinero público, veían botín”.
Con el respaldo de más de un millón de electores, el 48.8% de los que votaron, Rodríguez Calderón advirtió: “Se les acabó la fiesta a los bandidos. Que ni se hagan ilusiones los manos largas; a partir de hoy, se acabaron los moches y las transas”.
El 3 de junio de 2016, su asesor Aldo Fasci Zuazua, y el subprocurador Anticorrupción, Ernesto Canales, anunciaron la Operación Tornado, que marcó el inicio de acciones legales contra el ex gobernador Rodrigo Medina y 10 de sus colaboradores, por presuntamente otorgar estímulos de 3 mil 680 millones de pesos al margen de la ley, a la automotriz coreana Kia Motors.
También se dio a conocer el embargo precautorio de 22 propiedades, apenas una al ex gobernador, un rancho valuado en 3.2 millones de pesos. Pero en caso de sentencia condenatoria, todos los bienes alcanzarían a resarcir como máximo unos 200 millones de pesos.
Hasta ahora, la Subprocuraduría vinculó a proceso al ex gobernador Medina por el delito de ejercicio indebido de funciones, en libertad y sin restricciones para salir del país. No pudo imputarle los delitos de peculado y daños al patrimonio del estado, primero ante el juez de Control, y luego al perder la apelación ante un magistrado del Tribunal Superior de Justicia del Estado.
Otra decepción ciudadana ocurrió después de que la noche del 15 de septiembre, mediante un boletín, el gobierno estatal anunció que la Subprocuraduría Anticorrupción no halló delito que perseguir contra Rogelio Benavides Pintos, subsecretario de Administración, por la compra de 200 mil cobertores al triple de su valor y dio por cerrado el caso, mientras la Contraloría anunció que la Tesorería sólo fijó una multa de siete mil pesos a quien fuera en campaña operador financiero de Rodríguez Calderón y en su gobierno, subsecretario de Administración.
El 28 de septiembre, la contralora Nora Elia Cantú compareció ante el Congreso, donde los diputados del PAN, PRI y MC señalaron la inutilidad de contar con una Contraloría que reconoce hubo múltiples irregularidades en el cobijagate, pero aplicó la sanción mínima, cuando la ley señala que la multa debe ser por el doble del daño patrimonial, es decir, 23.6 millones de pesos.
Gildardo P. Miranda, consultor en comunicación política, egresado del Tecnológico de Monterrey, afirma que la administración de Rodríguez Calderón está condicionada por las circunstancias que lo llevaron al poder, canalizando un intenso rencor ciudadano hacia las fuerzas políticas tradicionales y en particular contra el ex gobernador Medina de la Cruz, lo que permitió una holgada victoria y un bono de legitimidad que despertó expectativas desproporcionadas.
“Se percibe un cierto desencanto que tiene su raíz en haber concentrado el discurso de alternativa política en la lucha contra la corrupción y aún no entregar los resultados esperados”.
Pero a la vez, asienta, “un gobierno que arrastra una limitada visión programática desde la campaña, y que sigue encadenado a las expectativas de castigo a los abusos de la administración anterior ha devenido en la dificultad para establecer una agenda propia, al tiempo que la retórica independiente pareciera ir perdiendo vigencia, pues la novedad ha pasado, y se enfrenta el reto de mostrar contrastes positivos contra los gobiernos emanados de partidos”.