En ocasiones nos encontramos con afirmaciones procedentes de la cultura popular que, o bien nos hacen plantearnos su veracidad o, sencillamente, las tomamos como ciertas. Una de ellas es la creencia de que los ojos claros son más sensibles a la luz intensa, como la del sol.
En este caso, cabe afirmar que el iris es opaco tanto para los ojos claros como para los oscuros, por lo que a través de este no traspasan los rayos de luz y es la pupila la encargada de constituir la puerta de entrada. Actividad que se realiza con la misma eficacia independientemente del color del iris.
Entonces, ¿por qué se dice que los ojos claros son más sensibles al sol?
El motivo por el que, normalmente, los ojos claros son más sensibles al sol que los oscuros no está en el color del iris, sino en la retina, concretamente en el epitelio pigmentario. Se llama pigmentario porque tiene pigmento, una molécula cuyas células son las encargadas de absorber la luz y evitar que rebote por dentro del ojo.
Sin embargo, no todos tenemos la misma cantidad de pigmento, pues esta depende de la genética. Entonces, nos encontramos con dos situaciones que determinarán el resultado de nuestra pregunta: si hay mucho pigmento, la luz que entra en el ojo será bien absorbida. Si hay poco, se reflejará más luz en el interior del ojo, dando lugar a una saturación de los receptores.
Por tanto, el hecho de que los ojos sean más sensibles a la luz lo determina la pequeña cantidad de pigmento que se encuentra en su fondo, situación que se produce con más frecuencia en los ojos con iris más claro, como los azules o verdes.