Con apenas 44 años, ha creado cuatro empresas revolucionarias: la compañía de pagos online PayPal, el fabricante de coches eléctricos Tesla, la firma solar SolarCity y el grupo de viajes espaciales SpaceX.

Dicen que no acabas de tener éxito en Estados Unidos hasta que sales en un capítulo de Los Simpson. Elon Musk protagonizó en enero el episodio La máscara que cayó a la tierra, que cosechó un récord de audiencia. Entonces, ya era más que una personalidad en el país de los empresarios y los inventores.

Para cuando se convirtió en un personaje de dibujos, Musk, con apenas 44 años, había tenido cinco hijos, se había casado dos veces, se había divorciado otras tantas y había creado cuatro empresas revolucionarias. PayPal, que cambió el concepto de pagos a través de Internet; Tesla Motors, fabricante de una nueva filosofía automovilística; SolarCity, destinada a cambiar el modelo energético a través de la energía solar; y SpaceX, la primera compañía privada de viajes espaciales.

Musk encarna el modelo de empresario para el que, literalmente, no existen las fronteras. Su último reto es levantar una ciudad en Marte, planeta que propone calentar con bombas nucleares para hacerlo habitable. Se trata de un ejemplo muy esclarecedor del carácter visionario de Musk, al que muchos consideran un sucesor mejorado de Steve Jobs.

Sus orígenes

Musk nació en Sudáfrica en 1971. Su padre era ingeniero y su madre, modelo. Con hechuras de genio, vendió su primer programa informático con 12 años y pronto se dio cuenta de que el país de su futuro era Estados Unidos, a donde llegó después de emigrar a Canadá en 1989. En 1992, consiguió una beca para estudiar en la Universidad de Pensilvania y obtuvo después un título en la prestigiosa escuela de negocios Wharton. A partir de ahí, Musk empezó a extraer jugo empresarial de tres áreas que le fascinaban: Internet, las energías limpias y el espacio.

Su primer gran proyecto fue PayPal, una compañía que desarrolló la fórmula para hacer pagos seguros en el incipiente negocio del comercio electrónico. Su éxito fue rápido y ascendente, y, en 2002, eBay compró la empresa por 1.500 millones de dólares. Musk era el principal accionista de PayPal y la venta fue el germen del enorme patrimonio del empresario, que hoy asciende a 12.400 millones de dólares, según Forbes.

Pero Musk no buscaba convertirse en millonario y trata de dejar huella con cada proyecto que emprende. Apasionado de los coches, el empresario realizó en 2004 en una sonora apuesta por Tesla Motor, el primer fabricante de coches en serie exclusivamente eléctricos. Sacar adelante la compañía está siendo un proceso más lento de lo esperado y ha requerido inversiones mucho mayores de las previstas. Musk reconoció hace unos meses que Tesla no será rentable hasta, al menos, 2020, cuando alcance unas ventas de medio millón de coches al año (hoy, comercializa 50.000 unidades).

Pese a todo, el fabricante de coches eléctricos supera los 30.000 millones de dólares en Bolsa, no muy lejos de los 56.000 millones que vale el gigante General Motos. El empresario sudafricano está tan firmemente convencido de su proyecto y lo expresa con tanta pasión que el mercado le cree, por muchas dificultades que encuentre en su camino. Musk considera que tener un coche que no sea autónomo en unos años será como tener un caballo y asegura también que permanecerá en Tesla mientras viva, una promesa que entusiasma a los inversores.

En su apuesta por las energías renovables, el fundador de PayPal creó en 2006 SolarCity, el mayor proveedor de energía fotovoltaica en Estados Unidos, que hoy vale casi 3.000 millones de dólares en el Nasdaq. Pero Musk no solo cree en la nueva era de la electricidad. También está seguro del potencial del espacio, un mercado en el que pretende hacer real la ciencia ficción.

Para ello, se apoya en SpaceX, compañía a la que el empresario dedica la media parte de su vida que le deja libre Tesla. Musk invirtió 100 millones de dólares iniciales en el primer grupo privado de viajes espaciales, que consiguió el espaldarazo definitivo con un contrato de la Nasa por 1.600 millones de dólares. SpaceX se valora ya en 10.000 millones después de que firmas como Google y Fidelity invirtieran 1.000 millones en su capital en enero.

Musk, al que muchos califican de "tirano" y "adicto al trabajo", es considerado el mayor inventor vivo. Si logra convertir en realidad sus dos últimos proyectos (crear una ciudad en Marte y desarrollar Hyperloop, un Concorde terrestre capaz de viajar a 1.200 kilómetros por hora), nadie dudará de que se ha ganado el título.