miércoles, 23 de julio de 2014

De la invisibilidad de la educación permanente...

La importancia de la educación permanente en un contexto de abandono educativo y de crisis económica como el que existe en nuestro país es un hecho incuestionable. Así pues, los centros de adultos representan una nueva oportunidad de retomar su formación académica para todas aquellas personas que, por un motivo o por otro, abandonaron (o fueron expulsadas) del sistema educativo.

Pero en los centros de adultos no sólo se atiende a aquellos perfiles derivados del fracaso escolar. Personas de otros países que buscan aprender nuestro idioma o retomar y/o completar su formación, mayores que quieren iniciarse en el mundo de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, mujeres que habiendo tenido menos oportunidades a lo largo de su vida buscan desarrollar y potenciar su formación y mejorar sus expectativas personales o gentes adultas, de aquí o de fuera, que aprender a leer y a escribir en nuestras aulas son sólo algunos de los usuarios de los centros de educación permanente.

Parece claro, pues, que los centros de adultos no son sólo espacios de trabajo académico y formativo (que también), sino que representan un marco generador de igualdad y de cohesión social que cabe potenciar y destacar. Digamos que, en este sentido, la educación permanente ejerce el mismo papel que los centros educativos de primaria y secundaria pero con la fortaleza de no tener "fecha de caducidad", ya que cualquier persona de más de 16 años (con las restricciones específicas de alguna propuesta formativa) puede matricularse y asistir a sus clases.

Pues bien, uno tiene la sensación que ese papel importante no es reconocido por parte de las instituciones, ya sea en la propia asignación de recursos o en la propia difusión de las actividades, programas e importancia de estos centros educativos. A lo largo de los últimos meses he realizado varias formaciones organizadas por el propio Ministerio de Eduación Cultura y Deportes y me ha sorprendido (es un decir) la falta de previsión en su estructuración y montaje de que trabajadores de centros de adultos podrían matricularse en ellas.

Quizá desde los centros de adultos debemos insistir en destacar la importancia de nuestro trabajo dándole mayor visibilidad e insistiendo en la importancia de apostar por la educación permanente como generadora de nuevas oportunidades para muchas personas. No obstante, parece urgente que sean las propias instituciones educativas las que prestigien el trabajo desarrollado en los centros de adultos dotándonos de los recursos necesarios y contribuyendo y fomentando la difusión de nuestra oferta formativa. Mientras tanto continuaremos con nuestro trabajo recordando a todo el mundo que, como Teruel, ¡los centros de adultos existen!

Os dejo con un video que hemos elaborado en nuestro centro educativo con motivo de nuestro quinto aniversario para destacar, precisamente, la importancia de nuestra actividad dentro de nuestro municipio y de nuestra comarca. ¿Qué os parece?

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