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ONG digitales lanzan campaña a favor del acceso abierto

El caso de Diego Gómez, el biólogo colombiano enjuiciado por compartir una tesis, es el estandarte de esta campaña.

Hace algunas semanas les contamos el lamentable caso del biólogo colombiano Diego Gómez, quien podría enfrentar hasta 8 años en la cárcel por haber compartido una tesis en Scribd. Desde que se dio a conocer su situación, diferentes organizaciones en favor de los derechos digitales han seguido de cerca el tema, pues su encarcelamiento sería un terrible precedente para quienes creemos que el conocimiento debe ser compartido.

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A raíz de esto, la Electronic Frontier Foundation, Creative Commons, la Right to Research Coalition y el Open Access Button han lanzado una campaña a favor del acceso abierto que toma el caso de Diego como bandera.

La investigación académica debería ser de libre acceso y [estar] disponible bajo una licencia abierta que permita legalmente el tipo de repartición que es tan crucial para posibilitar el progreso científico.

Al respecto, Timothy Vollmer, Gerente de Políticas Públicas de Creative Commons, escribió un texto preguntándonos por qué estamos persiguiendo legalmente a estudiantes por compartir conocimiento.

Gómez es un estudiante de posgrado en conservación y gestión de la vida animal en una universidad pequeña. Generalmente tiene poco acceso a muchos de los recursos y bases de datos que pudieran ayudarle a realizar su investigación. Un miserable acceso a materiales útiles, combinado con una cultura natural de compartir entre investigadores, llevó a Gomez a compartir un artículo académico en Scribd para que otros pudieran acceder a él. La práctica de aprender y compartir bajo condiciones menos-que-ideales puede llevar a Diego a la prisión.

La idea de estas organizaciones es que reflexionemos en lo absurdo que es procesar penalmente a un investigador por compartir conocimiento para sus semejantes. La propuesta de estas ONG es clara: que la producción académica cuente con una licencia libre que permita difundir legalmente bajo algunos derechos reservados y sin la amenaza de ser encarcelado o multado.

Países como México han dado algunos pasos, pero no será suficiente si no existe una conciencia generalizada sobre lo inquietante que es medir la producción del conocimiento con los parámetros actuales. Cierro con estas palabras de Creative Commons durante la Copyright Week de este año, cargadas de mucha verdad.

El punto es obvio: entre menos restricciones posean los materiales públicos, más se acelera el progreso científico y más eficiente es la forma en que esos estudios alcanzan su objetivo de avanzar en el conocimiento.

Aguante, Diego. Lo repetimos: compartir conocimiento no debería ser un delito.

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