La IGP del Lechazo exige una sede en exclusiva para no marcharse

I.M.L. / Aranda
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Los vocales electos consideran que ahora es el momento para marcar las diferencias con la marca de calidad Tierra de Sabor, empezando por no compartir un mismo espacio físico

La IGP del Lechazo de Castilla y León quiere que el consumidor no se lleve a engaños con las diferentes vitolas. - Foto: DB

Los miembros del Consejo Regulador de la Indicación Geográfica Protegida (IGP) del Lechazo de Castilla y León siguen deshojando la margarita con las diferentes opciones para ubicar su sede: o quedarse en la capital ribereña, desde donde trabaja a partir del año 2002 y donde está a punto de cumplir 17 años el próximo mes de mayo. Con un sigilo que roza la condición de oscurantismo, este órgano está recibiendo y valorando oferta de otras ciudades de la región, como Palencia, Segovia o Toro para mudarse a ellas, pero los movimientos y ofertas del Ayuntamiento de la capital ribereña parece que mantienen su peso específico y están dilatando la decisión en el tiempo.

En el entorno ganadero consideran que las opciones de Aranda para conservar la sede del sello de calidad de la carne de lechazo siguen intactas, siempre y cuando su ente gestor tenga a su alcance las herramientas necesarias para desmarcarse claramente de otras marcas de calidad de la carne de ovino creadas por la Junta de Castilla y León. «La intención de la actual directiva de la IGP, que funciona como gestora porque no han creado una cabeza visible pero hay unanimidad a la hora de expresarse, es quedarse en Aranda, pero conviene decir una cosa que nadie hasta ahora ha dicho y es que también es su intención quedarse en Aranda siendo IGP nada más y no compartir sede con lechazo de la meseta, con la marca de garantía o con el sello grande de Tierra de Sabor», asegura José Manuel de las Heras, coordinador estatal de la Unión de Uniones de Agricultores y Ganaderos y gran conocedor del sector en la región y en la comarca ribereña.

Esta postura, que De las Heras afirma compartir, busca «dignificar y vender a todo el mundo la excelencia de las tres razas que forman la IGP», churra, castellana y ojalada, diferenciándose claramente de las demás existentes en el territorio regional, «porque no podemos mezclar churras con merinas, nunca mejor dicho», apostilló el máximo responsable de UCCL, organización desde la que se hace un llamamiento claro a la Consejería de Agricultura de la Junta de Castilla y León «para que se diferencien ambas cosas y no se mezclen en un mismo espacio físico donde, a la larga, pueda llevar a confusión».

José Manuel de las Heras conoce bien el sector y los intereses que defiende, por lo que sus posicionamientos están bastante ajustados a la opinión de gran parte de los integrantes de la ganadería ovina. «Yo me atrevería a garantizar que si esto se diera la circunstancia, seguramente, en breve espacio de tiempo tendríamos la noticia de que la sede de la IGP sigue permanentemente en Aranda de Duero», afirma tajante, considerando que la oferta de poder ocupar el ahora por estrenar Centro Tecnológico Agroalimentario ‘Tomás Pascual’, donde podrían asentarse otros alimentos locales.