¡Nunca dejen de mover los pies!

Una de las principales lecciones que aprendí practicando futbol americano es que mientras dure la jugada, nunca hay que dejar de mover los pies; en cada jugada hay contacto en la línea, y para un corredor o receptor seguir empujando y moviendo los pies, puede significar la diferencia para romper tacleadas, ganar yardas, lograr un primero y diez, o incluso una anotación. Y aun así, siempre hay jugadores que dejan de mover los pies.

En estos últimos meses México vivió tres graves situaciones que involucran a autoridades, en los tres casos, diversas personas de la sociedad manifestaron su oposición y realizaron distintas acciones logrando modificar situaciones que originalmente hacían pensar que las autoridades involucradas actuarían con impunidad.

Primero la modificación de la iniciativa de ley para proteger a las niñas, niños y adolescentes que el presidente envió para su discusión al senado, y que fue transformada en un instrumento que en algunos aspectos en lugar de proteger a los niños, los ponía en riesgo.

Ya desde que se discutía en el senado, diversos grupos de la sociedad manifestaron los puntos en los que no estaban de acuerdo y algo se logró modificar, después al pasar a su aprobación por parte de los diputados, la consigna de algunos legisladores era no hacerle cambios a la iniciativa a pesar de los errores que contenía; entonces, más grupos de padres y activistas a favor de la familia y los niños en todo el país, siguieron “moviendo los pies” hasta lograr que los diputados modificaran la ley, y ahora enviada nuevamente al senado para ser ratificada ya con las modificaciones necesarias, por lo que aún queda un tramo para “no dejar de mover los pies”.

Después, por medio de un reportaje de prensa extranjera nos enteramos de que meses atrás algunos militares habían ejecutado sumariamente a unos jóvenes en Tlatlaya, una comunidad del Estado de México; originalmente se había reportado que eran secuestradores muertos en un enfrentamiento con el ejército, a la gravedad de la masacre se sumó que tanto los mandos militares como el gobernador del estado y sus autoridades judiciales, al igual que la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) avalaron la primera versión sin investigar y a pesar de evidentes contradicciones.

En este caso, la indignación y protestas que generó la exposición de los hechos por la prensa y las redes sociales, hizo que el Secretario de la Defensa arrestara a los involucrados, y que la CNDH investigara hasta finalmente exponer los detalles de la matanza, falta que la Procuraduría General de la Republica (PGR) determine la responsabilidad de los involucrados, incluyendo la omisión de las autoridades judiciales del Estado de México.

Apenas conocíamos de esa matanza, cuando en Ayotzinapa, Guerrero hubo un ataque de policías municipales a estudiantes normalistas, que acabó con la muerte de 6 personas y la “desaparición” de 43 estudiantes, que de acuerdo a varios testigos fueron detenidos por la policía en vehículos oficiales, después de casi un mes de los trágicos sucesos, aun no se sabe nada del paradero de los jóvenes normalistas, y además, en el proceso de búsqueda se descubrieron más de 11 fosas clandestinas con 38 cadáveres en el municipio de Iguala de Guerrero que no pertenecen a los estudiantes.

En este último caso, las autoridades federales han pasado de una actitud pasiva para que el gobernador resolviera el asunto, a una postura activa asumiendo las labores policiales en varios municipios, y con la PGR buscando a los muchachos y fincando responsabilidades a las autoridades municipales prófugas de Iguala. Las protestas ciudadanas han ido en aumento hasta que la semana pasada después de una marcha multitudinaria en el DF y en otras ciudades del país, el gobernador del estado de Guerrero tuvo que presentar su renuncia. Aún falta seguir “moviendo los pies” para encontrar a los normalistas y aplicar la justicia a todos los involucrados.

A veces es tan escandalosa la perversidad del mal, tan evidente la injusticia y la impunidad que nos paraliza, y sin embargo, la mejor manera de combatir el mal es haciendo el bien; como en estos casos: participar para modificar malas leyes, denunciar atropellos e injusticias de la autoridad, consolar y acompañar a familiares y víctimas; no permitir que el miedo, el cinismo, o la apatía nos paralicen ni la mente, ni el corazón, ni los pies, para que nuestra actitud en la vida frente al mal y sus manifestaciones sea ”nunca dejar de mover los pies” en la oración y en la acción.


Oscar Fidencio Ibáñez Hernández
@OFIbanez

Casado, padre de 3 hijos, profesor e investigador universitario, y bloguero. Ingeniero Civil, Maestro en Ingeniería Ambiental y Doctor en política y políticas ambientales.

Mexicano, católico, autor entre otros textos de «El Espíritu Santo en tiempos de Twitter: Documentos del Concilio Vaticano II para tuiteros. Celebrando el #AñoDeLaFe»

Admirador de la Creación en todas sus dimensiones. Nací en La Misión de Nuestra Señora de Guadalupe de los Mansos del Paso del Norte (Hoy, Ciudad Juárez, Chihuahua).

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