Refranes meteorológicos de diciembre

Luís Martínez Kleiser Artículo de diciembre de 2005. Recuperado en diciembre de 2013 Palabras claves. Meteorología popular, refranes, diciembre, frío.Diciembre es, del año, el mes más anciano. Diciembre...

Luís Martínez Kleiser
Artículo de diciembre de 2005. Recuperado en diciembre de 2013

Palabras claves. Meteorología popular, refranes, diciembre, frío.

Diciembre es, del año, el mes más anciano.
Diciembre es un viejo que arruga el pellejo,

hasta el punto de hallarse cercano al trance de morir:

Por San Silvestre y Santa Coloma, el mes de enero asoma,

y, con él, un año nuevo:

San Silvestre, lleva el año del cabestro.
San Silvestre, coge la capa y vete.

La Naturaleza parece agonizar con el año. Son muy

CORTOS LOS DIAS:

Santa Lucía, el más corto de los días.
Santa Lucía, la más larga noche y el más corto día,

según se afirmaba cuando, antes de la corrección gregoriana del almanaque, se celebraba su fiesta diez días después. Entonces, se continuaba comentando:

Día de Santa Lucía, mengua la noche y crece el día.
Por Santa Lucía, enchica la noche y engrandece el día.
En llegando Santa Lucía, un palmo crece el día.
Poco crece el día por Santa Lucía.
Por Santa Lucía, achican las noches
y agrandan los días; primero a tumbo de piojo; después, a paso de gallina; por Navidad, los ciegos lo verán.
Por Santa Lucía, crece el día un paso de gallina; por Navidad, cada necio lo verá;

pero, a pesar de tal crecimiento:

Amanecer y anochecer, en diciembre son casi a la vez,

y hemos de lamentar:

Días de diciembre, días de amargura; apenas amanece, ya es noche oscura.

Además de cortos, y tal vez por serlo, son los DÍAS MUY FRÍOS

Diciembre, mes de hielos y mes de nieves.
En diciembre, hielos y nieve.
En diciembre, hielos y nieves; ladrillos de matanza y roscos de aguardiente.
En diciembre, heladas y migas a almorzadas.
En diciembre, se hielan las cañas y se asan las castañas.
En diciembre frío, y calor en el estío.
Por San Nicolao, la nieve en lo llano.
Día de San Nicolás (de Bari) está la nieve de palo en palo, y si no, está en el llano.
Diciembre decembrina, hiere como culebrina.
En diciembre, día templado, es que viene soplado.
En diciembre, no hay valiente que no tiemble.
En diciembre, el pastor y el labriego descuidan las ovejas y atizan el fuego.
En diciembre, leña y duerme.
El mes de la Pascua, se vive junto al ascua.
Frío coral, un mes antes y otro después de Navidad.

El copioso repertorio precedente de refranes concordes, parece un plebiscito. Sin embargo, no siempre alcanza el frío su máxima intensidad hasta bien mediado el mes;

Hasta el Niño nacía, ni, hambre ni frío.
Hasta que nace el Niño, ni hambre ni frío.
Hasta Navidad, ni hambre ni frío pasarás.
Del Niño en adelante, frío y hambre. En Navidad, al balcón; en Pascua, al tizón.
Sábado de pascua, pásalo junto al ascua.
Por Nadal, frío cordial.
Nadal, frío cordial, invierno de verdad. Por Navidad, guarda tu hogar.
Por Nadal, cada oveja en su corral.
Quien tenga camisa lavada el día de la O, se la pondrá limpia en la Pascua o no,

porque, a partir del día dieciocho dedicado a Nuestra Señora de la O, será difícil que no conviertan las aguas y las nieves campos y sendas en lodazales. Y como, a veces, llegan antes de dicho día tales inclemencias, se generaliza la presunción de mal tiempo para todo el mes, según se vio al principio y según afirman los CAZADORES:

En diciembre, siete galgos a una liebre, y ella váse por donde quiere.

Lo más frecuente, de todos modos, es que se despida el año con temporales crudos:

Por San Silvestro, ata tu burro con el cabestro;

y, al mismo tiempo, con esperanzas de mayor dulzura en lo sucesivo; reflejadas en un dialoguillo de atractiva delicadeza:

«San Silvestre, deja el año y vete.» Y el año respondió: «Ahí queda la última fruta y la primera flor.»

Es, pues, natural que la HIGIENE recomiende:

Por sol que en diciembre haga, no sueltes la capa,

y defina:

Pascuas mojadas, pocas obladas, pascuas enjutas, ni pocas ni muchas.

y que los ALIMENTOS sean fuertes, aun cuando no se mencionen en estos refranes, puesto que sólo se lamentan del espacio que va quedando libre en los graneros:

San Silvestre, poco pan es este.

Sólo nos entera de los manjares que nos ofrece la estación;

San Valentín, toma la vara y ve truchas a asir.
La perdiz y la camuesa, por Navidad es buena.
Castañas verdes por Nadal, saben bien y pártense mal.

Los VATICINIOS ATMOSFÉRICOS de diciembre son caprichosos y gratuitos, como forzosamente han de serlo, puesto que no se fundan en la ciencia, y la experiencia enseña siempre muy poco en materia de suyo tan oscura. Los vaticinios a largo tiempo, sobre todo, pueden merecemos muy poca fe;

De Pascuas nevadas, primavera con galas.
Frío por Navidad, calor desde San Juan.
En lloviendo la Pascua, llueve Carnestolendas y Semana Santa.
Si llueve en la Purísima Concepción, llueve en Carnaval, Semana Santa y Resurrección.
Cuando en diciembre mucho llueve, buen año el que viene.
Tras diciembre tiritando, buen enero y mejor año.

Tales afirmaciones tienen más carácter de agüeros que de pronósticos; y lo mismo sucede con otras, puntualizadas para menor plazo futuro:

En diciembre, como el tres, todo el mes.
Si después de invierno seco, llueve por Santa Bibiana, llueve nueve semanas.
En lloviendo el día de Santa Bibiana, llueve cuarenta días y una semana.

Otros augurios para tiempo inmediato son más racionales y acaso verídicos:

Niebla de diciembre, lluvia o solano.
Niebla en diciembre, lluvia o solano viene.
Tras la niebla de diciembre, frío o solano viene.
En diciembre niebla, lluvia o solano espera.
La niebla de diciembre, trae el sur en el vientre.
Tras diciembre nebuloso, viene enero polvoroso.
Quien toma el sol en Navidad, fuego de Pascua buscará.
Cuando el búho en diciembre canta, lluvia o templanza.

Mejor fundamento tienen aún los PRONÓSTICOS AGRÍCOLAS

En no lloviendo en Nochebuena, no hay sementera buena.
Mucho llover en diciembre, buen año esperes.
Si en Pascua mucho llueve, póngase el labrador alegre.
Por diciembre el trueno, anuncia año bueno.
Gran año diciembre anuncia con nieves.
Cuando en diciembre veas nevar, ensancha el granero y el pajar.

Con la mirada puesto cuándo en la tierra, cuándo en el cielo, y los brazos en reposo por falta de ocupaciones agrícolas pendientes, pasa diciembre el labrador. Ya deben estar realizadas todas las FAENAS AGRÍCOLAS

Por San Francisco se siembra el trigo; la vieja que lo decía, ya sembrado lo tenía.
Por la ciega Santa Lucía, si sembraras, no cogerías.
Los ajos por Navidad, ni nacidos ni por sembrar.
Por Nadal, el ajo en el bancal.
Hasta que llegue Navidad, no eches mano a podar.
Por Santo Tomé, suelta la yunta y ven.

Hasta la tierra reposa como los hombres:

Diciembre, la tierra se duerme.

Únicamente se previene:

Quien no puede estercolar, alce antes de Navidad.
Quien quiera coger pan, barbeche antes de Navidad.
Cuando el año va a acabar, entierra tu habar.

La matanza, el vino y el aceite ya no preocupan ni ocupan tampoco que

San Silvestre deja entinajado el aceite;

y aunque, según la tradición:

Por Santa Lucía, vuelve el aceite a la oliva.
Por Santa Lucía, no hay uva podría,

porque todas fueron pisadas en el lagar, y si alguna quedó:

Las uvas por San Silvestre, se comen dulces y se echan fuertes.

Además se ha de tener

Por Nadal, tu puerco en sal,

o, de hallarse vivo aún,

Por Navidad, flaco o gordo, todo va.

sin más espera, a no ser tan deficiente su crianza que pueda decirse:

Cochinillo de mal andar, ni por Navidad.

Pueden pues todos emplear su tiempo glorificando al Niño Dios en una Santa NOCHEBUENA de familiar regocijo:

Las fiestas, donde quisieres; las Navidades, con las mujeres.

Para ello, los ausentes de su hogar, dispóngase a regresar a él, en esas fechas comprendidas:

Entre la Madre y el Hijo (Nuestra Se ñora de la O y Navidad) Santo Tomé y Domingo.

o

Santa Lucía, que todas las fiestas envía,

y haya pasado

Santo Tomás, témporas por delante y por detrás,

porque les esperan, con cariños insustituibles,

Que bien que mal, la perrunilla y el pestiño pascual.
Que bien que mal, mantecados y polvorones por Navidad.
Que mal que bien, por Navidad, fruta de sartén, rebozadita con miel,

procurando que jamás, en torno suyo, pueda lamentar nadie:

Nochebuena, si hay cena; que si ayuno te la pasas, llámala noche mala.

Bien al contrario, es de desear que pueda proclamarse, por todos, al llegar esa gloriosa fecha, la realidad de un paréntesis en las necesidades físicas, jubilosamente reflejado en la intensidad de algunas tareas:

Horno por Navidad, no tiene descanso,

de modo que, al menos, esos días, la despensa el pobre se halle

Más ocupada que horno por Navidad
Esta entrada se publicó en Reportajes en 30 Nov 2014 por Francisco Martín León