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arte

Room Art Fair: A la tercera, también a vencer

La feria de arte emergente Room Art Fair celebra su tercera edición en Madrid en un nuevo emplazamiento (el hotel Praktik Metropol), potenciando su frescura y su dinamismo

Room Art Fair: A la tercera, también a vencer j. d.-g.

javier díaz-guardiola

El de «low cost» sería el mejor adjetivo que se le puede adjudicar a una feria como Room Art Fair , que este fin de semana celebra nueva edición en Madrid. Y este no debe entenderse como un término peyorativo: muy al contrario, haría referencia a su frescura, a su deseo de desencorsetarse de todos los prejuicios asociados al arte contemporáneo (desde sus altos precios, a su elitismo o la distancia que se establece con el gran público). Room Art Fair llegó hace tres años –junto a su hermana la feria Jääl , dedicada a la fotografía– y lo hizo para quedarse, ampliándose lo justo para potenciar sus bondades.

«Crecer en estos tiempos es complicado –explica Álvaro Vargas, uno de los directores del evento, junto a Javier Felices–. Por eso estamos muy contentos con todo lo que suponga avanzar. Este año han sido convocadas treinta galerías, frente a las veinte con las que arrancamos. Cambiamos de emplazamiento (del Hotel Fun & Basics al Praktik, en plena Gran Vía ), se ha potenciado el programa de comisariados (cinco en esta ocasión, de los cien que aplicaron) y se ha pedido a los expositores que desarrollen un programa de actividades efímeras que complementen a lo que presentan en sus habitaciones y enriquezcan los contenidos».

Si yo fuera rico

Todo ello queda aderezado con las aportaciones de los «media partners» y los blogueros que documentan todo lo que sucede en la feria. «Los resultados fueron muy buenos el año pasado –continúa Vargas–, pero lo que más nos sorprende es la favorable respuesta que la feria tiene entre la gente joven. Puede que ellos no rematen ventas, pero es muy bonito ver cómo fantasean en las redes sociales posteando las obras que les habría gustado comprar si tuvieran dinero. Ahí está el germen del coleccionismo. También les encanta que las habitaciones de un hotel –en la que los galeristas duermen por la noche– sean espacios expositivos. Eso acaba con la rigidez del cubo blanco. Y, sobre todo, favorece la interacción con artistas y galeristas. Aquí, una vez que cruzas el umbral, el espacio es tan humano que no te queda otra que hablar con los demás».

Los galeristas duermen por la noche en las habitaciones que son su galería de díaDesde luego, uno de los grandes alicientes de RAF#3 (acrónimo con el que se mueve en las redes sociales) es su emplazamiento. La habitación de la galería Mad is Mad , que acude por segunda vez a la feria, da directamente al edificio de Telefónica, y con las pantallas de su fachada dialogan a la perfección las bellas cajas de luz en las que Pablo Azkue encierra las olas que ha dominado como fotógrafo y como surfero: «Al caer el sol, el ambiente es muy neoyorquino –cuenta uno de sus responsables–. No podemos estar mejor situados. Repetimos porque la experiencia anterior fue muy buena. Ahora el espacio es más grande y estamos en pleno centro. Eso atraerá a más visitantes». En este mismo espacio, las obras de Azcue se despliegan junto a las piezas ahora tridimensionales de la ilustradora Eva Solano o las «burbujas» de Mª Ángeles Atauri. La triada de féminas la completa la jovencísima María Ramírez. Los precios se sitúan entre los 240 y los 800 euros.

Porque ese es el otro de los puntos positivos de esta cita: unas cantidades asequibles que fomenten un nuevo coleccionismo y otra forma de consumir arte. Si uno sale de ARF#3 sin alguna compra no será por una cuestión pecuniaria. Sin duda, las obras más baratas se encuentran en la ovetense Cervantes 6 (que muy pronto saltará también a la web como plataforma digital) con fotos desde cinco euros de Carolina Pingarrón, García de Marina, Darío Martínez e Irene Cruz, todas ellas en un tiraje limitado y numerado. O los tatus temporales de Enrique Marty en La Gran . Este es un interesantísmo espacio que produce objetos diseñados por artistas, en continuidad con su obra, pero a la búsqueda de nuevos públicos. Una de sus directoras es la artista Marina Núñez (de la que se pueden adquirir joyas en poliuretano), y allí recalan interesantísimos trabajos que pueden convertirse en buenos regalos de Navidad de Mateo Maté, Alicia Martín, Raúl Hevia, Bene Bergado o Amparo Garrido.

Que no sea por dinero

Queda alguno más, como el que buena parte de los espacios no sean galerías al uso o galerías en las que solo entra pintura, escultura, vídeo o fotografía: Ink and Movement está especializada en grafitti (y su habitación está enfrentada a la de la revista Juxtapoz, con la que acaban de iniciar una fructífera colaboración). SC Gallery , de Bilbao, da paso a muchos artistas cuya labor se desarrolla en el espacio público (como Eltono o Boris Hopperk, alemán cuyos muñequillos se hicieron más que famosos hace unos años gracias a una campaña publicitaria de Opel). Spain Fresh es un colectivo de agentes artísticos (con dj incluido en su habitación) empeñados en sacar adelante su festival internacional con el que dar cancha a jóvenes artistas como Elena Alonso, Teresa Solar Abud, Carlos Fernández Pello... que ya tienen un nombre aquí pero que merecerían proyectarse fuera. Las disciplinas (música, gastronomía, arte...) tampoco imponen ningún límite a sus intenciones. Veo Arte en Todas Partes es una plataforma en la red que comisaría ahora un bello proyecto sobre el sueño, su fin y su renacer; Vice Magazine o MadridArtProcess.com son medios de comunicación que potencian la producción artística (en el ámbito de este último, trabajos de Julio Sarramián, ahora en la colectiva «Circuitos» ...

«Es bonito ver a jóvenes postear lo que habrían comprado. Han acogido bien la feria»Las obras de los más de 150 artistas nacionales e internacionales convocados ocupan en un montaje «casual» las camas de las habitaciones, su mobiliario y hasta los baños. No pueden abandonar la feria sin haber pasado antes por las ocupadas por Art Deal Project o Factoría de Arte y Desarrollo. Los primeros, asentados en Barcelona, destaca la plataforma de encuentro –fundamental para iniciativas sin espacio físico como el suyo– que supone RAF#3: «El ambiente es muy bueno. La organización es perfecta. Y surgen muchos contactos con otros profesionales y artistas». Su apuesta bascula entre la más conceptual de Barbara Guljajeva y Gerard Calderon, a la más comercial, como los «toys» de Twee Muizen. Los segundos, con sede en Madrid, apuestan por el dibujo y el cuerpo, en un montaje cuidado y perfecto con las aportaciones de Flanko, Diego de los Reyes, Jorge de la Cruz o Desi Civera.

Tampoco pasen por alto las aportaciones de Victoria Efimera-Art –que desde Zaragoza sorprende con el «dinero quemado» de Alejandro Monge–, los estudios «virginales» de Art al Quadrat en Collblanc o las fotografías de David Catá en la santiaguesa Metro. Precisamente en esa ciudad, la semana que viene tiene lugar Cuarto Público , una iniciativa muy similar a RAF#. Y prepárense para lo sorpresa. Las performances» se suceden de habitación en habitación a lo largo del día durante las tres jornadas. Abel Azcona está dispuesto a convertirse en objeto sexual por un euro en Factoría Arte y Desarrollo , mientras que Vera Icon (alter ego de David Trullo) recalará con algunos de sus espectáculos en Doze Magazine , por poner algunos ejemplos.

Ascenso a los cielos de Madrid

Por último, abandone la segunda y tercera planta del hotel para alcanzar la novena (¡ojo!: el ascensor es solo para residentes). En sus suites se despliegan los proyectos comisariados patrocinados por Absolut . Los mejores, «Sensación de vivir» (María Collado), sobre los sueños truncados de la generación perdida con obras de Ana Esteve, Larisa David y María Zarazua, y «All you can buy» (Diego Luna y Begoña Barrera), donde María Cañas, Daniel Silvo y María José Cosano esbozan una crítica al consumismo, el afán de acumulación y la objetualización de la obra de arte. En ambos casos, los montajes son sorprendentes, como lo es en «Perpetum Mobile», capitaneado por Dalia de la Rosa (no dejen de ver los cojines de Addasa Santana en la ducha. Los ojos se le irán a su cama-sudario. Y reparen después en las letanías serigrafiadas por toda la habitación de Joaquín Artime). En «Day Use» (Andrea Perissinotto), se trata de sacarle partido a una habitación de hotel en el tiempo que no se emplea en dormir o desayunar, y en el que el sexo tiene la última palabra (genial esos rombos en la ducha que alertan del contenido de los dibujos de Emmanuel Lafont).

Por último, «Space Dream» (Carlos Valverde Martínez) intenta completar un sueño roto, el de la artista Yaiza Schmohe Ollero. Si nada de esto le convence –algo que dudamos– al menos habrá merecido la pena subir hasta aquí por las vistas de Madrid que se obtienen desde la azotea. Room Art Fair está llena de sorpresas.

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