«Cargar pilas» también es una oportunidad de reiniciar nuestras wifis emocionales para poder volver a tener la experiencia de «sentirnos sentidos» (Siegel). No se trata solo de estar más atentos a reconocer un desempeño superior -en un hábil manejo del factor motivador- sino de dar espacio a una necesidad universal que cuando se satisface hace todo más fácil. En este punto Laura Trice nos recuerda en este «TED in 3 minutes» la importancia de los pequeños detalles del aprecio, del elogio y del agradecimiento en el día a día.

Quizás deberíamos empezar por cierta renovación de nosotros mismos a la que puede venir bien cualquier periodo de vacaciones o descanso. El simple ejercicio de tomar en consideración cualquier cosa que esté fuera de nuestra agitada y egocéntrica cabecita es ya parte de los ejercicios de calentamiento del «gimnasio emocional». Aunque el ejercicio también pueda convertirse en una actividad sistemática de largo recorrido, tal y como nos recuerda Visi Serrano con estas prácticas que podemos retomar:

26 prácticas buenas, bonitas y baratas de reconocimiento