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Bandas latinas: expulsados de España con más de 200 antecedentes

Los 20 líderes desterrados acumulan delitos por agresión, amenazas, extorsión y robo, entre otros

Bandas latinas: expulsados de España con más de 200 antecedentes ABC

M. J. ÁLVAREZ

Más de 200 antecedentes penales suman los veinte cabecillas de las peligrosas bandas latinas asentadas en la Comunidad de Madrid que van a ser expulsados de nuestro país. Agresión, amenazas, extorsión, robos con fuerza, violencia e intimidación, agresión sexual, pertenencia a organización criminal, riña tumultuaria, usurpación y ocupación de bienes inmuebles y delitos contra la salud pública son algunas de las infracciones que han cometido. De ellos, siete pertenecen a los Ñeta, seis a los Dominican Don't Play (DDP), tres a los Trinitarios; dos a las Maras (inactivas aquí) y dos a los Latin King, según ha podido saber ABC.

De esta veintena, dos han abandonado ya España rumbo a sus países de origen. Uno de ellos es un conocido trinitario sin permiso de residencia con cinco delitos a sus espaldas y el otro, en la misma situación irregular, fue detenido por propinar, junto a otros compinches exintegrantes de la Mara Salvatrucha , una brutal paliza a otro joven sudamericano que estuvo hospitalizado más de un año a causa de las graves lesiones cerebrales que sufrió. En breve correrán la misma suerte otros 15 cuyos expedientes están siendo tramitados. A ellos podrían sumarse otros 95 pandilleros a los que se está investigando para adoptar medidas similares. En total, sumarían 128 una cifra nada desdeñable. Y todo ello, aplicando la Ley de Extranjería.

Es la primera vez que se adopta una medida de estas características en nuestro país en el marco de la lucha contra estos grupos organizados y violentos . El objetivo es «evitar que estas bandas se implanten en nuestro territorio, por ello, sus integrantes deben saber que, además de la vigilancia policial permanente, se les va a aplicar de forma estricta y sistemática la ley si delinquen». Así lo anunció el pasado miércoles la delegada del Gobierno, Cristina Cifuentes.

Para la deportación de los 34 de la primera tanda aplicarán distintos motivos: a dos sujetos se les revocará la nacionalidad; a 14, estancia irregular; a seis, tener penas de prisión superiores a un año; a ocho, expedientes por tráfico de droga y a cuatro no se les renovará el permiso de residencia.

Fue un claro aviso a navegantes y una nueva vuelta de tuerca en la batalla contra las consideradas por los mandos policiales «escuela de delincuencia juvenil ». Curiosamente Tania Sánchez, la excandidata de IU a la Comunidad de Madrid, ha sido la única en criticar la medida en Twitter: «Cifuentes adopta medidas como las propuestas por Le Pen y expulsa a 34 cabecillas de bandas latinas».

Los golpes policiales, los controles en las fronteras y la prevención en las escuelas han hecho descender las cifras de los pandilleros respecto a hace una década cuando la Policía tenía identificadas a nueve bandas con más de mil miembros, frente a las cinco actuales con entre 300 y 350 acólitos. No obstante, el fenómeno –difícil de erradicar y ahora en relativo reposo–, no deja de ser preocupante por la violencia y peligrosidad de estos grupos, circunscrita siempre hacia los rivales, explica un mando policial experto en este asunto.

Su ADN no ha variado

Desde que se fundara hace 15 años la primera pandilla, la de los Latin King, el ADN de estos grupos no ha variado. En este tiempo han cometido diez crímenes. Las más activas ahora son las lideradas por dominicanos: Trinitarios y DDP, seguida de las de origen ecuatoriano, Ñetas, y la pionera, que ahora está en horas bajas. Cada una de ellas aglutina entre 60 y 70 acólitos. Las cuatro han sido declaradas por el Supremo organización criminal.

El machismo, la lucha por el poder y por el territorio son sus señas de identidad. De estructura piramidal, deben obediencia ciega a sus líderes y tienen que pagar cuotas semanales de tres euros para costear las armas blancas o la marihuana que fuman. Son sometidos a pruebas de valor para formar parte de la pandilla o incitados a cometer delitos. «El más duro es que el domina», indica. Se renuevan constantemente, por ello deben captar a jóvenes de 14 o 15 años. «Ahora hay menos "cacerías". Los choques se producen cuando coinciden bandas rivales de forma casual. Sus altercados causan gran alarma social. El virus está ahí y tenemos que mantenerlo a raya».

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